La
vida es como un reloj de arena.
La
consciencia es la arena.
Imagina
un reloj de arena.
Su
figura es como el símbolo para el infinito. Su forma recuerda a la doble hélice
del
ADN. Sus dos secciones representan la polaridad. Lo material de un lado, lo
inmaterial
del otro. Lo masculino de un lado, y lo femenino en el otro. Caliente y
frío,
positivo y negativo, o cualquier otra dualidad.
La
arena corre en una corriente, la misma corriente que el curso de la energía que
corre
por tu espina dorsal, la misma corriente que es el sendero de la vida.
El
movimiento de esa arena es lo que llamamos Tao. Nuestra consciencia alterna
entre
los varios estados representados por el reloj de arena. Es tan difícil de
asir
como lo es un flujo de arena. Por lo tanto, es insensato el examinar las cosas
al
detalle. Es desaconsejable enfocarse en lo material. Es sabiduría el comprender
el
movimiento.
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