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EL VALOR REAL ENTRE MEDITAR Y ORAR - MEDITACIÓN


 

El Meditar te lleva al conocimiento propio al valor real de orar, a una verdadera acción. No hay confusión, no suplicáis a nadie que os saque de ella.

 

ORACIÓN Y MEDITACIÓN

¿El anhelo que se expresa en la oración no es un camino hacia Dios?

Vamos a examinar en primer término los problemas contenidos en esta pregunta. Ella comprende la oración, la concentración y la meditación. Ahora bien, ¿qué entendemos por oración? Ante todo, en la oración hay súplica, ruego a lo que llamáis Dios, la Realidad. Vosotros, como individuos, pedís, suplicáis, rogáis y buscáis ser guiados por algo que llamáis Dios; vuestro enfoque, por lo tanto, consiste en buscar recompensa, satisfacción. Os halláis en dificultades, nacionales o individuales, e imploráis que se os guíe. O estáis confusos, y rogáis que se os permita ver claro; esperáis ayuda de lo que llamáis Dios. Esto implica que Dios, sea lo que Dios fuere esto no lo discutiremos por ahora- habrá de disipar la confusión que vosotros y yo hemos creado. Porque, al fin y al cabo, somos nosotros quienes hemos producido la confusión, la miseria, el esos, la espantosa tiranía, la falta de amor; y queremos que lo que llamamos Dios despeje todo eso. En otras palabras; deseamos que nuestra confusión, nuestra miseria, nuestro dolor, nuestro conflicto, sean disipados por otro; suplicamos a otro ser que nos traiga luz y felicidad.

 

ORACIÓN

Cuando oráis, cuando rogáis, cuando suplicáis pidiendo algo, generalmente se lo obtiene.

Cuando pedís, recibís; pero lo que recibís no creará orden porque lo que recibís no trae claridad, comprensión. Solo satisface, brinda placer, pero no produce comprensión; porque, cuando pedís, recibís aquello que vosotros mismos proyectáis. ¿Cómo puede la realidad, Dios, responder a vuestra petición particular? ¿Puede lo inconmensurable, lo innominable, tener algo que ver con nuestras pequeñas y mezquinas zozobras, miserias, confusiones, que nosotros mismos hemos creado? ¿Qué es, por consiguiente, lo que responde? Es obvio que lo inconmensurable no puede responder a lo mensurable, a lo insignificante, a lo pequeño. ¿Pero qué es lo que responde?...

En ese momento, cuando rogamos, nos hallamos bastante aquietados, en un estado de receptividad; y nuestro propio subconsciente nos trae una claridad momentánea. Es decir, deseáis algo, lo anheláis, y en ese momento de anhelo, de sumisa súplica, estáis bastante receptivos; vuestra mente consciente, activa, está comparativamente serena, en calma, de modo que lo inconsciente se proyecta en eso y recibís una respuesta. Pero no es, ciertamente, una respuesta de la realidad, de lo inconmensurable; es vuestro propio inconsciente que responde. No nos confundamos, pues, y no pensemos que cuando vuestra plegaria es atendida estáis en relación con la realidad. La realidad debe venir a vosotros; no podéis ir a ella.

 

MENTE

En este problema de la oración hay luego otro factor envuelto: la respuesta de aquello que denominamos voz interior. Como ya lo he dicho, cuando la mente suplica, ruega, está comparativamente serena; y cuando oís la voz interior, es vuestra propia voz, que se proyecta en esa mente relativamente serena. Una vez más, ¿cómo puede ser eso la voz de la realidad? Una mente confusa, ignorante, codiciosa, exigente, suplicante, ¿cómo puede comprender la realidad? La mente puede recibir la realidad tan solo cuando está absolutamente en calma, sin pedir, sin codiciar, sin anhelar, sin rogar, ya sea para vosotros mismos, para la nación o para el prójimo. Cuando la mente está serena en absoluto, cuando el deseo cesa, solo entonces adviene la realidad. Una persona que pide, que ruega, que suplica, que anhela ser dirigida, hallará lo que busca, pero ello no será la verdad. Lo que reciba será la respuesta de las capas inconscientes de su propia mente, que se proyectan en lo consciente; y esa vocecita silenciosa que os dirige no es lo real sino tan solo la respuesta de lo inconsciente.

 

CONCENTRACIÓN

En este problema de la oración está lo relativo a la concentración.

Para la mayoría de nosotros, la concentración es un proceso de exclusión. La concentración se produce por el esfuerzo, la coacción, la dirección, la imitación, por lo cual la concentración es un proceso de exclusión. Me intereso en la así llamada meditación, pero mis pensamientos se distraen, divagan. Fijo, pues, mi mente en un cuadro, una imagen, o en una idea, y excluyo todos los otros pensamientos; y a este proceso de concentración, que es exclusión, se lo considera como un medio de meditar. Es eso lo que hacéis, ¿verdad? Cuando os sentáis a meditar, fijáis vuestra mente en una palabra, en una imagen o en un cuadro; pero la mente vaga por todas partes. Hay constante interrupción de otras ideas, otros pensamientos, otras emociones, y tratáis de alejarlos; empleáis vuestro tiempo batallando con vuestros pensamientos.

A este proceso vosotros lo llamáis Meditación. Esto es, procuráis concentraros en algo que no os interesa, y vuestros pensamientos continúan multiplicándose, aumentando, interrumpiendo. De suerte que gastáis vuestra energía en excluir, en desviar, en rechazar; y si podéis concentraros en un pensamiento escogido, en un objeto determinado, creéis que por fin habéis logrado éxito en la meditación. Eso, por cierto, no es meditación, ¿verdad? La meditación no es un proceso de excluir, excluir en el sentido de evitar las ideas intrusas, de erigir contra ellas una resistencia. La plegaria, pues, no es meditación, y la concentración excluyente no es meditación.

 

MEDITACIÓN

¿Qué es, pues, la meditación?

La concentración no es meditación, porque, cuando hay interés, es relativamente fácil concentrarse en algo. Un general que hace planes para la guerra, para la matanza, está muy concentrado. Un hombre de negocios ocupado en ganar dinero está muy concentrado; hasta puede ser cruel al prescindir de todo otro sentimiento y concentrarse completamente en lo que él desea. Un hombre que está interesado en cualquier cosa se concentra de un modo natural, espontáneo. Pero esa concentración, por cierto, no es meditación, es una mera exclusión.

 

¿Qué es, entonces, la meditación?

La meditación es por cierto comprensión, la meditación del corazón es comprensión. ¿Cómo puede haber comprensión habiendo exclusión? ¿Cómo puede haber comprensión cuando hay ruego, súplica? En la comprensión está la paz, la libertad; quedáis libres de aquello que comprendéis. Pero el mero hecho de concentrarse o de orar no trae comprensión. La comprensión es la base misma, el proceso fundamental de la meditación. No tenéis que aceptar mi palabra al respecto; pero si examináis la oración y la concentración con mucho cuidado, a fondo, hallaréis que ninguna de ellas trae comprensión. Sólo conducen a la obstinación, a la fijación, a la ilusión. Mientras que la meditación, en la cual hay comprensión, trae libertad, claridad e integración.

 

COMPRENSIÓN

¿Qué entendemos por comprensión?                                    

La comprensión significa atribuir significado verdadero, dar su verdadero valor a todas las cosas. Ser ignorante es dar falsos valores. Está en la naturaleza misma de la estupidez la falta de comprensión de los verdaderos valores. La comprensión, pues, surge cuando existen verdaderos valores, cuando los verdaderos valores son establecidos. ¿Y cómo habrá uno de establecer verdaderos valores: el verdadero valor de la propiedad, el verdadero valor de las relaciones, el verdadero valor de las ideas? Para que surjan los verdaderos valores, es preciso que comprendáis al pensador, ¿no es así? Si no comprendo al pensador, que soy yo mismo, lo que yo escojo carece de sentido.

Es decir, si no me conozco a mí mismo, mi acción, mi pensamiento, no tienen fundamento alguno. De suerte que el conocimiento propio es el comienzo de la meditación; no el conocimiento que uno obtiene de los libros, de las autoridades, de los gurús, sino el conocimiento que surge de la explotación de uno mismo, que es auto percepción. La meditación es el principio del conocimiento propio, y sin conocimiento propio no hay meditación. Porque, si no comprendo las modalidades de mis pensamientos, de mis sentimientos, si no comprendo mis móviles, mis deseos, mis exigencias, mi busca de normas de acción, que son ideas; si no me conozco a mí mismo, no existe base para pensar. Y el pensador que solo pide, niega o excluye, sin comprenderse a sí mismo, tiene inevitablemente que terminar en la confusión, en la ilusión.

 

CONOCIMIENTO PROPIO

 La meditación es el principio del conocimiento propio.

El principio de la meditación es, pues, el conocimiento propio, y éste significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de mi conciencia, no solo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundamente encubiertas. Mas para conocer las actividades profundamente encubiertas, los móviles, respuestas, pensamientos y sentimientos ocultos, tiene que haber tranquilidad en la mente consciente; es decir, la mente consciente debe estar en calma, serena, a fin de recibir la proyección de lo inconsciente.

La mente superficial, consciente, está ocupada con sus diarias actividades: ganar el sustento, engañar y explotar a los demás, huir de los problemas, todas las diarias actividades de nuestra existencia. Esa mente superficial tiene que comprender el verdadero significado de sus propios actividades, y con ello lograr tranquilidad para sí misma. No puede lograr tranquilidad, calma, por la mera regulación, por la coacción, por la disciplina. Sólo puede lograr tranquilidad, paz, serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas, viendo su propia crueldad, cómo habla al sirviente, a la esposa, a la hija, a tu madre, y lo demás.

Cuando la mente superficial, consciente, se da así plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión llega ella a estar espontáneamente tranquila, no narcotizada por la coacción ni regulada por el deseo; entonces está capacitada para recibir las intimaciones, las insinuaciones de lo inconsciente, de las muchísimas capas ocultas de la mente: los instintos raciales, los recuerdos enterrados, los secretos deseos, las profundas heridas que aún no han sido sanadas. Tan solo cuando todo eso se ha proyectado y ha sido comprendido, cuando la totalidad de la conciencia se ha descargado y ya no está trabada por ninguna herida, por ninguna clase de recuerdo, está ella en condiciones de recibir lo eterno.

 

CONCLUSIÓN

Sin conocimiento propio no hay meditación.

Si no os dais cuenta en todo momento de todas vuestras reacciones, si no sois plenamente conscientes, si no os dais plena cuenta de vuestras diarias actividades, el mero hecho de encerraros en una habitación y sentaros frente a un cuadro de vuestro guía espiritual, de vuestro Maestro, de meditar, es una escapatoria. Sin conocimiento propio, en efecto, no hay verdadero pensar, y sin verdadero pensar lo que vosotros hacéis carece de sentido, por nobles que sean vuestras intenciones. La oración no tiene, pues, significado alguno sin conocimiento propio; mas cuando hay conocimiento propio hay verdadero pensar, y por lo mismo verdadera acción. Cuando hay verdadera acción no hay confusión, y por lo tanto no suplicáis a nadie que os saque de ella.

Un hombre que es plenamente sensible, perceptivo, está meditando; él no ora, porque nada desea. Mediante la oración, la disciplina, la repetición, y todo lo demás, podéis producir cierta serenidad; pero eso es simple embotamiento, y reduce la mente y el corazón a un estado de hastío, de cansancio. Con ello se narcotiza la mente; y la exclusión, que llamáis concentración, no conduce a la realidad; jamás lo podrá exclusión alguna. Lo que trae comprensión es el conocimiento propio, y no es muy difícil ser consciente, perceptivo, habiendo verdadera intención.

Si os interesa descubrir todo el proceso de vosotros mismos no solo la parte superficial sino el proceso integro de todo vuestro ser-, entonces ello resulta relativamente fácil. Si realmente deseáis conoceros a vosotros mismos, escudriñaréis vuestro corazón y vuestra mente para conocer su pleno contenido; y cuando exista la intención de conocer, conoceréis. Entonces podréis seguir, sin condenación ni justificación, todo movimiento del pensar y del sentir; y siguiendo todo pensamiento y todo sentimiento a medida que surge, realizaréis una paz que no será producto de la voluntad ni de la disciplina sino el resultado de no tener ningún problema, ninguna contradicción. Es como el lago que se vuelve apacible, sereno, cuando al caer la tarde ya no sopla el viento; y cuando la mente está serena, aquello que es inconmensurable se manifiesta.

 

JIDDU KRISHNAMURTI

 

SI SUFRES BUSCA EL MOVIMIENTO

 


Cuando nos  sentimos  superados, cansados y abrumados por las circunstancias que nos rodean; claramente,  ha llegado el momento de dar un paso hacia delante y hacer un cambio radical en nuestra manera de ser.

Hay etapas de nuestra vida  donde la crisis se hace más que evidente. Sentimos angustia, soledad, ansiedad y no encontramos  una razón suficientemente fuerte para salir adelante o que nos dé esa dosis de valor necesaria para cambiarlo todo.

Somos en ese momento invadidos por un ejército  que lejos de ayudarnos,  nos  confunden y hasta nos bloquean más emocional y mentalmente.

 

No sufras!! Estos sentimientos y emociones  son muy constructivos si puedes superarlos.

Si  sientes que eres la misma persona que fuiste ayer, que el día y las experiencias que viviste no te trajeron un aprendizaje ni un cambio mínimo, una nueva idea, puede ser que no avanzaste, que no creciste, en tu camino por la vida;  de hecho, puede ser que quizás, has retrocedido.

Quedarnos estancados en el mismo lugar implica, en realidad, dar un paso hacia atrás. La vida es movimiento, es crecer, aprender, descubrir y encontrar una razón e ilusión para caminar hacia adelante. Eso es vivir… Renacer, reinventarse cada día.

En ocasiones la vida nos pone a prueba con situaciones límite que nos obligan a cambiar. Nos acontecen enfermedades, el proceso normal de crecimiento, la partida de los hijos, divorcios, matrimonios con desavenencias, pérdidas de seres queridos, etc. ¿Cuál es el problema real de todos estas circunstancias vitales? Que si no somos capaces de cambiar ante tales circunstancias, sucumbiremos ante ellas.

Todo tipo de alteración o  transformación implica que hay que tomar una nueva dirección, un nuevo destino o desarrollar una nueva manera de pensar y de actuar. Sin duda, de alguna manera, estos momentos nos marcan y definen algunas etapas de nuestra vida.

En esos momentos resulta de crucial importancia definir qué es lo que queremos lograr y quiénes somos. Siempre tenemos opciones, tenemos la posibilidad de elegir, de hacer o de no hacer. Si no nos  arriesgamos a cambiar, el precio por permanecer igual y conformarnos es aún mayor, y probablemente nunca descubramos hasta dónde hubiéramos podido llegar ni qué podríamos haber sido.

 

Para poder cambiar es importante saber quién eres.

¿Sabes cuánto te conoces?

Nuestras características, tanto las buenas como las menos buenas; nos definen, nos hacen ser lo que somos. Nuestras debilidades nos hacen crecer, aprender y mejorar, los atributos positivos o fortalezas nos dan confianza, nos alientan y nos fortalece el carácter.

Por tanto, es por ello   que  estas características no deben calificarse como positivas o negativas. Lo que dentro de un contexto determinado es una debilidad, en otro totalmente diferente  puede ser una fortaleza. Por ejemplo, una persona  mentirosa puede utilizar esta característica de su personalidad como una herramienta de  creatividad e ingenio para escribir una novela maravillosa o  bien,  para convertirse en actor profesional. Por el contrario también  y mal aplicado,  puede convertirse en una debilidad y una fuente de problemas para esa persona y para quien le rodea.

El secreto consiste en saber utilizar positivamente todas las habilidades y destrezas con las que contamos. Podemos trabajar en nosotros mismos; conocer y  aprender a utilizar de manera positiva todas  esas debilidades de nuestra personalidad para propósitos constructivos. Obsérvate y piensa en ello.

 

Te recomendamos estos objetivos de mejora personal:

Identificar el área en la que debes trabajar.

Tener presente que conocer y ser consciente de  tus debilidades equivale a descubrir un nuevo poder.

Descubrir y usar tu creatividad hasta convertir tus defectos y debilidades en fortalezas.

Actitudes que te pueden ayudar a conseguirlo:

Editar tus propios pensamientos. Es decir, que si te descubres teniendo pensamientos  negativos dales la vuelta y conviértelos en un enunciado positivo.

Las afirmaciones se deben realizar de manera concreta, en positivo, tiempo presente, en primera persona  y darlas como realizadas. (APRENDE A AFIRMAR)

Sonríe con frecuencia aunque a veces sea difícil. Está comprobado que sonreir libera neurotrasmisores (endorfina) que disminuyen el estrés. El cerebro no distingue entre una sonrisa artificial y una verdadera. Recuerda que nuestro comportamiento puede cambiar nuestras emociones.

Mantén una perspectiva y actitud positiva ante la vida y anticipa resultados favorables

Y sobre todo….  Reconoce todo cuanto tienes por poco que sea. Sé agradecido/a. Expresa siempre tu gratitud por todo y todos los que te rodean. Verás como todo a tu alrededor comienza a cambiar positivamente.

 

Fuente: EL MUNDO DEL YOGA




EL APEGO

 


“El sufrimiento nace del apego y  el deseo”

 

Todo nace en la mente, las formas e ideas del mundo material y la manifestación del defecto psicológico. La mente se impregna permanentemente de imágenes y sensaciones que provocan la formación y el crecimiento de más defectos psicológicos y de éstos, los que son más difíciles de manejar tienen que ver con el mundo de los sentidos, es decir,  los defectos sensoriales o sensuales. Por ejemplo, la gula, la lujuria y la avaricia, son defectos sensuales, porque abrazan y protegen un bien efímero, lo desean y gozan con él en inconsciente ilusión.

 

El apego es generado por esta sensación física de pertenencia y consecución, el alma se siente permanentemente sola, incluso aquellas acostumbradas a la soledad, una soledad que nace de no encontrar la esencia de la verdad y la pureza, la evidente realidad de las almas sin la orientación espiritual de su propio ser interior, el ser humano siempre se sentirá solo, hasta cuando se encuentre con su Cristo interno. En esta soledad, la gente se llena de cosas y se rodea del afecto de muchas personas, se acostumbra a ello, hasta que forman parte de su propia vida; cuántas veces nos hemos dado cuenta que una  casa o un carro son algo así como la extensión física de una persona, el sólo hecho de pensar en perder ese bien material causa sufrimiento y confusión, es tan grande la impresión que ha causado en la mente durante tanto tiempo, que no puede concebir la vida sin ese objeto, casa, carro, enseres, etc., se inventó una  vida  con  cuatro  paredes  y  algunos  objetos, le inventó a su propia vida límites y depositó toda su energía en algo que tiene principio y fin, por lo tanto puede desaparecer o cambiar de manos causando una gran desdicha a quien ha fundamentado su vida en el aspecto irreal del mundo de las formas.

 

Dependiendo de la impresión que cause a la mente el goce o disfrute de algo, por intensidad o permanencia, es su tiempo y fuerza dentro de la mente humana, los apegos a las cosas son relacionados con la permanencia de la impresión, son tan extensos en tiempo que transformarlos o borrarlos es prácticamente imposible; pero hay apegos más complejos mentalmente porque involucran más elementos y encierran a la mente en sus redes impresionándola intensamente, los defectos de este tipo son los sexuales, el apego sexual es grande y difícil de transformar, la atracción física unida al placer que produce el desarrollo de una expectativa sobre un cuerpo físico, es algo que difícilmente se puede olvidar.

 

Es curioso observar la escala de valores de la mente cuando está de por medio un apego a objetos y personas, sacrificamos el desarrollo interno, la educación personal, la misma evolución de los hijos, por ir tras una ilusión de algo tan transitorio e irreal que acabará pronto y no dejará sino un recuerdo que también será diluido con el paso de los años.

 

Tenemos que aceptar que tanto las cosas como los afectos son transitorios, son creados, se desarrollan y por último  mueren. Si en medio de este proceso no se crea un sentimiento profundo de utilidad y préstamo en el caso de las cosas, y amor y real amistad en el caso de las personas, si no se forma con el tiempo algo más sólido y seguro, el fin llegará pronto y el sufrimiento será increíble.

 

El señor Sidharta (Buda) decía: “El sufrimiento nace del apego y  el deseo” y “Todo en la vida es dolor porque todo pasa” “El que quiera acabar con el deseo, debe observar el camino de las ocho vías”. Sólo despertando conciencia en los mundos superiores es posible erradicar el apego.  ¿Cómo se logra esto?

 

La conciencia es la llegada a nuestra vida, desde las regiones altas de la espiritualidad, de nuestro verdadero ser. Conciencia es la destrucción de todos los apegos, deseos y yoes, conciencia es la presencia de la purísima energía crística en todos los actos de nuestra vida y en todos nuestros cuerpos, conciencia es la conexión permanente del ser interior con nuestro cuerpo y mente, por esto también conciencia es meditación. La mente se fascina, se encanta con las imágenes del mundo, ese continuo bombardeo es una trampa en la que todos caemos, es necesario despertar, admitir que estamos apegados, saber de la utilidad de las cosas y del amor infinito que puede existir entre las personas, pero también es necesario darle órdenes a la mente para eliminar el apego, trabajar psíquicamente en el síndrome de posesión y pertenencia y rogarle al Cristo de nuestro corazón que destruya y purifique el apego y el deseo.

 

Hilda Strauss


LA JUSTICIA CÓSMICA DE LA REENCARNACIÓN

 


NACIONES Y REENCARNACIÓN

Los ríos nos ayudan a entender algunas de las cuestiones esenciales del destino.

 

Se ha dicho a menudo: ¿Por qué una raza o una nación, experimentan catástrofes colectivas? ¿Por qué es una población perseguida interminablemente y obligada a sufrir?. Cuando observan las cosas de forma superficial, les puede parecer que no hay justicia. ¿Por qué es un pueblo condenado a sufrir? ¿Por qué, por un cierto período, los problemas atacan un área determinada y no otra?

 

El asunto es un poco delicado, pero les diré lo que la Ciencia Iniciática enseña al respecto. Tomemos el ejemplo de Bulgaria. Por cinco siglos sufrió bajo el dominio de los turcos, y tras la guerra de 1914, fue parcialmente dividida para beneficio de otras naciones. ¿Por qué ese país debió ser sometido a sufrimientos que otros no han conocido? Los búlgaros son un pueblo trabajador, religioso, honesto, que no lastiman a nadie. ¿Por qué la Justicia Cósmica ha sido tan severa con ellos? Esto es aún más cierto para el pueblo judío, quienes han sido perseguidos por el mundo, por siglos y siglos.

 

CAMBIO CONSTANTE

 

El río es el mismo, pero el agua cambia continuamente.

 

Entonces, ¿cuál es la respuesta que el río nos da sobre este asunto? Dice: Obsérvenme, mi nombre es Támesis, Sena, Danubio, Nilo, Amazonas… Tengo siempre el mismo nombre, pero no soy nunca el mismo, porque el agua que fluye nunca es la misma.

 

Para no ofender a ningún país, continuaré tomando a Bulgaria como ejemplo. Su nombre ha sido el mismo a través de los siglos, pero el agua fluyendo en ella (esto es, las personas que se encarnan) no es la misma. Nunca deja de cambiar. El nombre del país es el mismo, pero los habitantes cambian.

 

ENCARNACIONES

 

Las personas encarnan en países distintos.

 

Quienes vivieron en Bulgaria antes de la dominación de los turcos, fueron buenos y magníficos, y es por eso que no sufrieron. Quienes sufrieron cinco siglos bajo la dominación turca, representan aguas que vinieron de otra parte. ¿De donde? De muy lejos: Francia, Inglaterra, Alemania, etc. Incluso de otros continentes.

 

Cuando volvieron a la tierra, todas las personas de esos países que fueron injustas, duras y malvadas, debían encarnar en Bulgaria para sufrir. Pues ese país, por un tiempo, se había transformado en una escuela correccional. Entre todos los países, las personas desagradables se fueron en ese momento a Bulgaria. Y dado que Francia era un país de belleza, felicidad y abundancia, los búlgaros buenos vinieron a encarnar aquí, para disfrutar un poco de esta felicidad.

 

Esta explicación de que nuestro destino es encarnarnos en distintos países es totalmente verdad, aunque en realidad, quienes sufren no lo hacen inevitablemente por haber cometido una falta. Hay casos muy distintos. Algunos encarnan voluntariamente entre gentes infelices para ayudarles, para hacer sacrificios. Comparten el sufrimiento de ese pueblo no porque sean culpables, sino porque vinieron a ayudar a sacar de esas condiciones dolorosas a sus hermanos y hermanas.

 

Es por ello, también en las familias, que ocasionalmente nacen niños que no se parecen a sus padres o hermanos y hermanas que son toscos y de pocas luces. Son a menudo espíritus que descienden voluntariamente en familias y naciones, para ayudar a elevarlas. Como estos espíritus necesitan evolucionar más, y saben que no pueden hacerlo sin experimentar gran sufrimiento, eligen encarnar en condiciones difíciles.

 

¿Cómo diferenciar a quienes se están sacrificando, de quienes sufren por sus faltas? Hay una manera. Todos quienes se rebelan contra su destino, que nunca quieren entender o aceptar su situación, han cometido en el pasado actos tontos que deben ahora corregir. Pero quienes no se rebelan, quienes están listos para continuar y resistir con aún más coraje y paciencia, han venido a ayudar a otros.

 

El río desciende desde una alta montaña que es brillante, clara y pura. Mientras desciende, se ensucia, porque las personas lavan ahí, arrojan su basura, y dejan que su ganado beba… pero el río dice: Es con gran alegría que desciendo a los valles a saciar la sed de las personas, a regar sus campos y jardines. No temo ser ensuciado porque el sol me purificará. Me entibiará, cambiaré de forma y me elevaré otra vez hacia la montaña..

 

El río nunca deja de ser purificado. Y, como el río, quienes vienen a ayudar a otros, nunca se quejan de las dificultades que sufren. No abandonan sus luminosos ideales. Es por ello, que si se ensucian o son cortados en trozos, siempre serán lavados, reconstituidos, renovados y purificados.

 

Los habitantes de las naciones experimentan sufrimiento debido a sus errores pasados, o como un sacrificio. Los franceses actuales, no son los mismos que habitaron Francia en el pasado. En Francia están encarnados ingleses, alemanes, rusos e incluso asiáticos y africanos. Los franceses de otros tiempos están en otros lugares. ¿Cómo es que hay tales sustituciones? Son viajes necesarios.

 

Cada espíritu viaja para mejorar e instruirse. Cada uno se encarna sucesivamente en distintos países. Es por ello que las ideas de separación entre pueblos no se sostienen en ninguna base sólida. Ustedes dirán: Conservamos este río. Pero es el nombre el que conservan, porque ¿cómo conservar el agua? El agua fluye, se ríe de las opiniones de ustedes. ¿Cómo mantenemos el espíritu, lo ponemos en una botella? Se ríe de las teorías de ustedes.

 

Consideren también el caso de si quisieran matar a otros para deshacerse de ellos. Cuando esto ocurre, esos seres emergen de sus cuerpos físicos y vuelven al otro lado. El espíritu de un ser humano viaja a todas partes, no puede ser destruido. Son las personas quienes crean artificialmente separación entre las naciones. Son puntos de vista pasajeros, de los que un día nada quedará. Nadie está en lo correcto en ese aspecto, ni los búlgaros, los franceses, los ingleses, los rusos, los alemanes, ni ningún otro pueblo.

 

Los únicos que están en lo correcto, son quienes trabajan por la paz en el mundo, y por el Reino de Dios sobre la tierra. Cada pueblo se equivoca al trabajar solo para sí mismo. Son metas limitadas, pequeñas. Lo que se requiere es que todos los pueblos comiencen a trabajar por el mundo entero, para formar una gran familia. Los únicos que están en lo correcto, son quienes trabajan en esa dirección. Incluso si otros luchan contra ellos, la tierra, el agua y el sol están en lo correcto.

 

Estaremos sobre la tierra hasta que esta filosofía de la separación, división y destrucción, desaparezca.

 

Esto es lo que les quería decir sobre la imagen del río.

 

OMRAAM MIKHAEL

EL VALOR DE MEDITAR Y ORAR

 


ORACIÓN Y MEDITACIÓN

¿El anhelo que se expresa en la oración no es un camino hacia Dios?

 

Vamos a examinar en primer término los problemas contenidos en esta pregunta. Ella comprende la oración, la concentración y la meditación. Ahora bien, ¿qué entendemos por oración? Ante todo, en la oración hay súplica, ruego a lo que llamáis Dios, la Realidad. Vosotros, como individuos, pedís, suplicáis, rogáis y buscáis ser guiados por algo que llamáis Dios; vuestro enfoque, por lo tanto, consiste en buscar recompensa, satisfacción. Os halláis en dificultades, nacionales o individuales, e imploráis que se os guíe. O estáis confusos, y rogáis que se os permita ver claro; esperáis ayuda de lo que llamáis Dios. Esto implica que Dios, sea lo que Dios fuere esto no lo discutiremos por ahora- habrá de disipar la confusión que vosotros y yo hemos creado. Porque, al fin y al cabo, somos nosotros quienes hemos producido la confusión, la miseria, el esos, la espantosa tiranía, la falta de amor; y queremos que lo que llamamos Dios despeje todo eso. En otras palabras; deseamos que nuestra confusión, nuestra miseria, nuestro dolor, nuestro conflicto, sean disipados por otro; suplicamos a otro ser que nos traiga luz y felicidad.

 

ORACIÓN

 

Cuando oráis, cuando rogáis, cuando suplicáis pidiendo algo, generalmente se lo obtiene.

 

Cuando pedís, recibís; pero lo que recibís no creará orden porque lo que recibís no trae claridad, comprensión. Solo satisface, brinda placer, pero no produce comprensión; porque, cuando pedís, recibís aquello que vosotros mismos proyectáis. ¿Cómo puede la realidad, Dios, responder a vuestra petición particular? ¿Puede lo inconmensurable, lo innominable, tener algo que ver con nuestras pequeñas y mezquinas zozobras, miserias, confusiones, que nosotros mismos hemos creado? ¿Qué es, por consiguiente, lo que responde? Es obvio que lo inconmensurable no puede responder a lo mensurable, a lo insignificante, a lo pequeño. ¿Pero qué es lo que responde?...

 

En ese momento, cuando rogamos, nos hallamos bastante aquietados, en un estado de receptividad; y nuestro propio subconsciente nos trae una claridad momentánea. Es decir, deseáis algo, lo anheláis, y en ese momento de anhelo, de sumisa súplica, estáis bastante receptivos; vuestra mente consciente, activa, está comparativamente serena, en calma, de modo que lo inconsciente se proyecta en eso y recibís una respuesta. Pero no es, ciertamente, una respuesta de la realidad, de lo inconmensurable; es vuestro propio inconsciente que responde. No nos confundamos, pues, y no pensemos que cuando vuestra plegaria es atendida estáis en relación con la realidad. La realidad debe venir a vosotros; no podéis ir a ella.

 

MENTE

 

En este problema de la oración hay luego otro factor envuelto: la respuesta de aquello que denominamos voz interior. Como ya lo he dicho, cuando la mente suplica, ruega, está comparativamente serena; y cuando oís la voz interior, es vuestra propia voz, que se proyecta en esa mente relativamente serena. Una vez más, ¿cómo puede ser eso la voz de la realidad? Una mente confusa, ignorante, codiciosa, exigente, suplicante, ¿cómo puede comprender la realidad? La mente puede recibir la realidad tan solo cuando está absolutamente en calma, sin pedir, sin codiciar, sin anhelar, sin rogar, ya sea para vosotros mismos, para la nación o para el prójimo. Cuando la mente está serena en absoluto, cuando el deseo cesa, solo entonces adviene la realidad. Una persona que pide, que ruega, que suplica, que anhela ser dirigida, hallará lo que busca, pero ello no será la verdad. Lo que reciba será la respuesta de las capas inconscientes de su propia mente, que se proyectan en lo consciente; y esa vocecita silenciosa que os dirige no es lo real sino tan solo la respuesta de lo inconsciente.

 

CONCENTRACIÓN

 

En este problema de la oración está lo relativo a la concentración.

 

Para la mayoría de nosotros, la concentración es un proceso de exclusión. La concentración se produce por el esfuerzo, la coacción, la dirección, la imitación, por lo cual la concentración es un proceso de exclusión. Me intereso en la así llamada meditación, pero mis pensamientos se distraen, divagan. Fijo, pues, mi mente en un cuadro, una imagen, o en una idea, y excluyo todos los otros pensamientos; y a este proceso de concentración, que es exclusión, se lo considera como un medio de meditar. Es eso lo que hacéis, ¿verdad? Cuando os sentáis a meditar, fijáis vuestra mente en una palabra, en una imagen o en un cuadro; pero la mente vaga por todas partes. Hay constante interrupción de otras ideas, otros pensamientos, otras emociones, y tratáis de alejarlos; empleáis vuestro tiempo batallando con vuestros pensamientos.

 

A este proceso vosotros lo llamáis Meditación. Esto es, procuráis concentraros en algo que no os interesa, y vuestros pensamientos continúan multiplicándose, aumentando, interrumpiendo. De suerte que gastáis vuestra energía en excluir, en desviar, en rechazar; y si podéis concentraros en un pensamiento escogido, en un objeto determinado, creéis que por fin habéis logrado éxito en la meditación. Eso, por cierto, no es meditación, ¿verdad? La meditación no es un proceso de excluir, excluir en el sentido de evitar las ideas intrusas, de erigir contra ellas una resistencia. La plegaria, pues, no es meditación, y la concentración excluyente no es meditación.

 

MEDITACIÓN

 

¿Qué es, pues, la meditación?

 

La concentración no es meditación, porque, cuando hay interés, es relativamente fácil concentrarse en algo. Un general que hace planes para la guerra, para la matanza, está muy concentrado. Un hombre de negocios ocupado en ganar dinero está muy concentrado; hasta puede ser cruel al prescindir de todo otro sentimiento y concentrarse completamente en lo que él desea. Un hombre que está interesado en cualquier cosa se concentra de un modo natural, espontáneo. Pero esa concentración, por cierto, no es meditación, es una mera exclusión.

 

¿Qué es, entonces, la meditación?

 

La meditación es por cierto comprensión, la meditación del corazón es comprensión. ¿Cómo puede haber comprensión habiendo exclusión? ¿Cómo puede haber comprensión cuando hay ruego, súplica? En la comprensión está la paz, la libertad; quedáis libres de aquello que comprendéis. Pero el mero hecho de concentrarse o de orar no trae comprensión. La comprensión es la base misma, el proceso fundamental de la meditación. No tenéis que aceptar mi palabra al respecto; pero si examináis la oración y la concentración con mucho cuidado, a fondo, hallaréis que ninguna de ellas trae comprensión. Sólo conducen a la obstinación, a la fijación, a la ilusión. Mientras que la meditación, en la cual hay comprensión, trae libertad, claridad e integración.

 

COMPRENSIÓN

 

¿Qué entendemos por comprensión?

 

La comprensión significa atribuir significado verdadero, dar su verdadero valor a todas las cosas. Ser ignorante es dar falsos valores. Está en la naturaleza misma de la estupidez la falta de comprensión de los verdaderos valores. La comprensión, pues, surge cuando existen verdaderos valores, cuando los verdaderos valores son establecidos. ¿Y cómo habrá uno de establecer verdaderos valores: el verdadero valor de la propiedad, el verdadero valor de las relaciones, el verdadero valor de las ideas? Para que surjan los verdaderos valores, es preciso que comprendáis al pensador, ¿no es así? Si no comprendo al pensador, que soy yo mismo, lo que yo escojo carece de sentido.

 

Es decir, si no me conozco a mí mismo, mi acción, mi pensamiento, no tienen fundamento alguno. De suerte que el conocimiento propio es el comienzo de la meditación; no el conocimiento que uno obtiene de los libros, de las autoridades, de los gurús, sino el conocimiento que surge de la explotación de uno mismo, que es auto percepción. La meditación es el principio del conocimiento propio, y sin conocimiento propio no hay meditación. Porque, si no comprendo las modalidades de mis pensamientos, de mis sentimientos, si no comprendo mis móviles, mis deseos, mis exigencias, mi busca de normas de acción, que son ideas; si no me conozco a mí mismo, no existe base para pensar. Y el pensador que solo pide, niega o excluye, sin comprenderse a sí mismo, tiene inevitablemente que terminar en la confusión, en la ilusión.

 

CONOCIMIENTO PROPIO

 

 La meditación es el principio del conocimiento propio.

 

El principio de la meditación es, pues, el conocimiento propio, y éste significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de mi conciencia, no solo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundamente encubiertas. Mas para conocer las actividades profundamente encubiertas, los móviles, respuestas, pensamientos y sentimientos ocultos, tiene que haber tranquilidad en la mente consciente; es decir, la mente consciente debe estar en calma, serena, a fin de recibir la proyección de lo inconsciente.

 

La mente superficial, consciente, está ocupada con sus diarias actividades: ganar el sustento, engañar y explotar a los demás, huir de los problemas, todas las diarias actividades de nuestra existencia. Esa mente superficial tiene que comprender el verdadero significado de sus propios actividades, y con ello lograr tranquilidad para sí misma. No puede lograr tranquilidad, calma, por la mera regulación, por la coacción, por la disciplina. Sólo puede lograr tranquilidad, paz, serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas, viendo su propia crueldad, cómo habla al sirviente, a la esposa, a la hija, a tu madre, y lo demás.

 

Cuando la mente superficial, consciente, se da así plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión llega ella a estar espontáneamente tranquila, no narcotizada por la coacción ni regulada por el deseo; entonces está capacitada para recibir las intimaciones, las insinuaciones de lo inconsciente, de las muchísimas capas ocultas de la mente: los instintos raciales, los recuerdos enterrados, los secretos deseos, las profundas heridas que aún no han sido sanadas. Tan solo cuando todo eso se ha proyectado y ha sido comprendido, cuando la totalidad de la conciencia se ha descargado y ya no está trabada por ninguna herida, por ninguna clase de recuerdo, está ella en condiciones de recibir lo eterno.

 

CONCLUSIÓN

 

Sin conocimiento propio no hay meditación.

 

Si no os dais cuenta en todo momento de todas vuestras reacciones, si no sois plenamente conscientes, si no os dais plena cuenta de vuestras diarias actividades, el mero hecho de encerraros en una habitación y sentaros frente a un cuadro de vuestro guía espiritual, de vuestro Maestro, de meditar, es una escapatoria. Sin conocimiento propio, en efecto, no hay verdadero pensar, y sin verdadero pensar lo que vosotros hacéis carece de sentido, por nobles que sean vuestras intenciones. La oración no tiene, pues, significado alguno sin conocimiento propio; mas cuando hay conocimiento propio hay verdadero pensar, y por lo mismo verdadera acción. Cuando hay verdadera acción no hay confusión, y por lo tanto no suplicáis a nadie que os saque de ella.

 

Un hombre que es plenamente sensible, perceptivo, está meditando; él no ora, porque nada desea. Mediante la oración, la disciplina, la repetición, y todo lo demás, podéis producir cierta serenidad; pero eso es simple embotamiento, y reduce la mente y el corazón a un estado de hastío, de cansancio. Con ello se narcotiza la mente; y la exclusión, que llamáis concentración, no conduce a la realidad; jamás lo podrá exclusión alguna. Lo que trae comprensión es el conocimiento propio, y no es muy difícil ser consciente, perceptivo, habiendo verdadera intención.

 

Si os interesa descubrir todo el proceso de vosotros mismos no solo la parte superficial sino el proceso integro de todo vuestro ser-, entonces ello resulta relativamente fácil. Si realmente deseáis conoceros a vosotros mismos, escudriñaréis vuestro corazón y vuestra mente para conocer su pleno contenido; y cuando exista la intención de conocer, conoceréis. Entonces podréis seguir, sin condenación ni justificación, todo movimiento del pensar y del sentir; y siguiendo todo pensamiento y todo sentimiento a medida que surge, realizaréis una paz que no será producto de la voluntad ni de la disciplina sino el resultado de no tener ningún problema, ninguna contradicción. Es como el lago que se vuelve apacible, sereno, cuando al caer la tarde ya no sopla el viento; y cuando la mente está serena, aquello que es inconmensurable se manifiesta.

 

JIDDU KRISHNAMURTI



CINCO ENTRENAMIENTOS DE CONSCIENCIA PLENA

 


EL CAMINO A LA CONSCIENCIA PLENA

El camino la consciencia plena es un camino de amor y comprensión.

 

Como hemos visto, solo cuando comprendemos podemos amar realmente. La comprensión es percepción. El amor es la energía del corazón. La sabiduría budista incluye las percepciones clave del interser y el surgimiento condicionado, que tienen la capacidad de transformar la intolerancia, la discriminación y el odio. Los cinco entrenamientos de la plena consciencia budista (también conocidos como los cinco preceptos) encarnan y nos guían en el camino de la sabiduría cada vez más profunda.

 

Si vives de acuerdo con los cinco entrenamientos de la plena consciencia crearás una gran felicidad para ti mismo y los demás. Los recientemente revisados cinco entrenamientos del mindfulness que reimprimimos aquí constituyen la visión budista de una verdadera ética global.

 

Practicar los cinco entrenamientos mindfulness genera paz y alegría, y les ofrece a las generaciones futuras y a nuestro planeta cierta esperanza. Una vez que tenemos un camino, ya no tenemos nada que temer. Por favor, observa con detenimiento estas enseñanzas y ponlas en práctica en tu vida personal, tu vida familiar y tu sociedad.

 

LA CONSCIENCIA PLENA

El mindfulness (la consciencia plena) es el milagro por el cual tomamos control de nosotros mismos y nos restauramos.

 

Considera una historia: un mago que corta las diferentes partes del cuerpo y las coloca en diferentes regiones -las manos en el sur, los brazos en el este, las piernas en el norte, el torso en el oeste- y luego por un poder milagroso con un sonido reintegra cada parte en un todo. El mindfulness es como ese poder, es el milagro que puede llamar de regreso súbitamente nuestra mente dispersa y restaurar nuestra integridad para que vivamos cada minuto de la vida. Así entonces el mindfulness es al mismo tiempo un medio y un fin, una semilla y una fruta.

 

Las siguientes cinco instrucciones están basadas en las cuatro nobles verdades y en el noble óctuple sendero del Buda: Practicar los cinco entrenamientos es cultivar la visión profunda de Interser (la intercomunión de todos los seres sintientes, donde todos formamos parte del universo en mutua interdependencia.), que puede hacer desaparecer toda discriminación, intolerancia, ira, miedo y desesperanza.

 

EL AMOR

 

La consciencia plena es el verdadero amor.

 

Consciente del sufrimiento causado por una conducta sexual inapropiada, me comprometo a cultivar la responsabilidad y a aprender medios de proteger la seguridad e integridad de individuos, parejas, familias y la sociedad. Reconociendo que el deseo sexual no es necesariamente expresión de amor y que la actividad sexual motivada por el deseo compulsivo me dañan tanto a mí como a los demás, estoy determinado a no comprometerme en relaciones sexuales sin amor y sin un profundo compromiso a largo plazo, conocido tanto por mi familia como por mis amigos. Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños del abuso sexual y para prevenir que las parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual inapropiada. Consciente de que el cuerpo y la mente son uno, me comprometo a aprender formas apropiadas de cuidar de mi energía sexual y a cultivar la bondad, la compasión, la alegría y la inclusividad, que son los cuatro elementos básicos del verdadero amor para mi mayor felicidad y la mayor felicidad de los demás. Practicando el verdadero amor sabemos que continuaremos de una forma hermosa en el futuro.

 

ACTITUD AMOROSA

 

La consciencia plena es hablar con amor.

 

Consciente del sufrimiento causado por la palabra irreflexiva y por la falta de habilidad para escuchar a los demás, me comprometo a cultivar un habla amorosa y una escucha compasiva que alivien el sufrimiento y promuevan la reconciliación y la paz en mí mismo y en otras personas, etnias, grupos religiosos y naciones. Consciente de que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, me comprometo a hablar con honestidad y a utilizar palabras que inspiren confianza, alegría y esperanza. Cuando la ira se manifieste en mí, estoy determinado a no hablar. Practicaré la respiración y el caminar en Plena Conciencia para poder reconocer y mirar profundamente en mi ira. Reconozco que las raíces de la ira se encuentran en mis percepciones erróneas y en la falta de comprensión de mi propio sufrimiento y el de la otra persona. Hablaré y escucharé de tal forma que pueda ayudarme y ayudar al otro a liberarse del sufrimiento y a encontrar caminos para salir de situaciones difíciles. Estoy determinado a no difundir noticias de las que no tenga certeza y a no mencionar palabras que puedan causar división o discordia. Practicaré la Diligencia Correcta para nutrir mi capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusividad de manera que me ayuden a transformar gradualmente la ira, violencia y miedo que yacen profundamente en mi consciencia.

 

LA FELICIDAD

 

La consciencia plena es la verdadera felicidad.

 

Consciente del sufrimiento causado por la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión, me comprometo a practicar la generosidad en mi pensamiento, en mi habla y en mis actos. Estoy determinado a no robar y a no poseer nada que pertenezca a los demás y a compartir mi tiempo, energía y recursos materiales con aquellos que los necesiten. Practicaré la visión profunda para ver que la felicidad y el sufrimiento de los demás no están separados de mi felicidad y sufrimiento y que la verdadera felicidad no es posible sin la comprensión y la compasión y que perseguir la riqueza, fama, poder y placeres sensuales pueden acarrear mucho sufrimiento y desesperanza. Soy consciente de que la felicidad depende de mi actitud mental y no de condiciones externas y de que puedo vivir felizmente en el momento presente acordándome de que ya poseo las suficientes condiciones para ser feliz. Me comprometo a practicar el Sustento Correcto de forma que pueda reducir el sufrimiento de los seres vivos de la Tierra y de dar marcha atrás al proceso de calentamiento global.

 

REVERENCIA A LA VIDA

 

La consciencia plena es reverencia hacia la vida.

 

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar la visión profunda del Interser y la compasión y a aprender formas de proteger la vida de personas, animales, plantas y minerales. Estoy determinado a no matar, a no dejar que otros maten y a no apoyar ningún acto de violencia en el mundo, en mi pensamiento o en mi modo de vivir. Al observar que las acciones que causan daño surgen de la rabia, del miedo, la avaricia y la intolerancia, y que a su vez éstas surgen de una forma de pensar dualística y discriminatoria, cultivaré la amplitud de miras, la no discriminación y el no apego a puntos de vista para poder transformar la violencia, el fanatismo y el dogmatismo en mí mismo y en el mundo.

 

CONSUMO IRREFLEXIVO

 

La consciencia plena es el consumo consciente.

 

Consciente del sufrimiento causado por un consumo irreflexivo, me comprometo a practicar la consciencia plena en el comer, beber y consumir para cultivar la buena salud tanto física como mental en mí mismo, mi familia y sociedad. Practicaré la visión profunda en mi forma de utilizar los cuatro tipos de consumo: alimentos, impresiones sensoriales, volición y consciencia. Me comprometo a no consumir alcohol, drogas, juegos de azar, así como otros productos tóxicos tales como ciertas páginas web, programas de televisión, películas, revistas, libros y conversaciones. Practicaré la vuelta al momento presente para ponerme en contacto con los elementos refrescantes, saludables y edificantes que se encuentran a mi alrededor y dentro de mí. No dejaré que la culpabilidad y la tristeza me arrastren al pasado ni que la ansiedad, el miedo ni el deseo irreflexivo me alejen del momento presente. Me comprometo a no tratar de compensar mi soledad, mi angustia y otros sufrimientos mediante el consumo irreflexivo. Contemplaré la naturaleza del Interser y consumiré de tal forma que preserve la paz, la alegría y el bienestar en mi cuerpo y consciencia y en el cuerpo y consciencia colectivas de mi familia, sociedad y de nuestro planeta Tierra.

 

La consciencia plena es un tipo de energía que puede ayudar a que nuestra mente regrese al cuerpo. Asentados de ese modo en el aquí y ahora, podemos establecer contacto con la vida y sus muchos milagros y vivir auténticamente.

 

Thich Nhat Hanh

IKIGAI

IKIGAI, PEQUEÑOS CAMBIOS HACIA LA FELICIDAD:

«Sólo en la actividad desearás vivir cien años.»
PROVERBIO JAPONÉS

¿Sabías qué en Japón el número de centenarios es muy superior al resto del mundo? Sobre todo en la isla de Okinawa, allí la media es por cada 100.000 habitantes 24,55.

Se supone que influyen muchos factores, entre ellos la vida tranquila de la isla, el clima suave, la dieta y su modo de vida, ya que utilizan el Ikigai como una parte esencial de su vida.

Estar ocupados, cuidar a los demás, descansar adecuadamente y el ejercicio físico suave son los pilares de vida de esta isla.

Además observamos que no solo viven más, sino que viven en mejores condiciones:

·       Tienen menos enfermedades cardiacas, inflamatorias e incluso menos casos de cáncer.

·       Los casos de demencia por edad son menores.

¿Qué debemos de hacer para vivir una vida plena y feliz?

Disminuir el estrés.

Mejorar la calidad del sueño.

No perder la curiosidad nunca.

Disfruta de las tareas cotidianas.

Cultivar las amistades.

El estrés es el enemigo público número uno de esta sociedad, vivimos permanentemente conectados, siempre en competencia, corriendo… la vida se ha convertido en una carrera diaria.

Hoy se ha demostrado que cierto grado de estrés es beneficioso para la adaptación del ser humano; sin embargo el exceso de estrés es degenerativo y envejece prematuramente.

¿Cómo mitigar el estrés?

·       Toma un baño/ducha más largo del habitual, sumérgete en un baño relajante, deja que el agua caiga por tu cuerpo mientras respiras y disfrutas de un tiempo para ti.

·       Por orden en tu entorno: la zona de estar, tu habitación. Un entorno limpio y ordenado expresa nuestra mente y aporta bienestar.

·       No te pares: haz ejercicio adecuado a tu salud: haz estiramientos, camina, haz mantenimiento…El sedentarismo es clave para desarrollar ciertas enfermedades como: hipertensión, enf. cardiacas, osteoporosis, diabetes…

·       Come adecuadamente: elimina procesados, prioriza verduras, aceites de primera presión en frío, frutas…

·       Dedica un tiempo a meditar; ponte música relajante; ten en casa un lugar para ello.

·       Dedica un tiempo exclusivo para ti y hacer lo que te guste: viajar, tomar café, salir con amigos, leer…

·       Cultiva las amistades, tener una red de amigos es primordial para nuestra salud mental.

·       Vive sin prisas.

·       No te tomes las cosas como “algo personal”, si te sacan de tu paz observa la situación desde la distancia para poder entenderla y actuar desde otra perspectiva.

¿Cómo descansar mejor?

Apagar la TV, ordenador, móvil al menos 2-3 horas antes de acostarnos.

Olvida la cafeína desde primeras horas de la tarde.

Cena temprano y si puedes sal a pasear después al menos 20m´.

Es beneficiosa una ducha de agua calentita antes de acostarse.

Toma alguna infusión relajante: melisa, tila, lavanda…

Una vez acostado cierra los ojos y mientras respiras profundamente varias veces da las gracias por este día (puede parecerte una tontería, pero nos ayuda a calmar las pulsaciones y a entrar en el sueño de una forma placentera, obteniendo un mejor descanso).

¿Cómo seguir aprendiendo?

No importa lo que aprendamos: leer, estudiar, actividades lúdicas, manualidades….

Nunca es tarde para aprender. Así que no importa la edad, importa la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo, las ganas de conocer e indagar; mientras el ser humano tiene intacta esta cualidad tiene ganas e ilusión de vivir.

¿Cómo disfrutar de las tareas cotidianas?

Hacer la cama, la colada, la comida, comprar… ¿Cómo disfrutar de esto?

Nuestra habilidad en convertir el quehacer diario en una rutina aburrida o disfrutar de ella puede ser la diferencia entre la felicidad o la angustia.

La verdad es que haciendo cada día nuestras tareas con amor y hacerlas dedicando tiempo y cariño a cada tarea, sin esperar nada a cambio solamente nuestra propia autosatisfacción nos llevará ser un poco más felices. Hacer nuestras tareas de forma consciente es una forma de conectar con nosotros mismos. ¡Eso sí, se trata de hacer nuestra parte no la de los demás! Pues cuando nos sobrecargamos con tareas/responsabilidades/problemas que no son los nuestros esto nos pasa factura y caemos en el estrés, pudiendo enfermar por ello.

¿Tan importante son las amistades?

Las amistades son como un elixir que con una buena charla nos ayudan a disminuir preocupaciones.

Escuchar y contar anécdotas nos aligera la carga de estrés que a veces nos vemos obligados a soportar.

Además podemos aconsejar, pedir consejo, compartir, soñar, divertirnos, aprender…

En fin con amigos podemos: VIVIR en mayúsculas.

Autora: Rosa Francés Cardona (Izha)
Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición, Coaching 3.0
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals (Valencia).

Así que para ser feliz: come sano, muévete, cuida tus amistades, tómate la vida con filosofía, no pierdas la curiosidad y SONRÍE Y AGRADECE SIEMPRE.