Un tamiz grueso atrapa
poco.
Una malla fina atrapa
más.
Si quieres lo sutil, se
refinado,
Pero prepárate para
tratar con lo burdo.
La ironía de vivir
espiritualmente es que te vuelves más
sensible y más sutil.
Por lo tanto, te vuelves intolerante
a lo burdo. No hay mucha elección en esto.
Si quieres asir las
cosas sutiles en la vida,
debes volverte
refinado. Pero las cosas
burdas se acumularán
entonces aún más rápido. Un filtro
grueso en un rápido
arroyo sólo contendrá escombros
y grandes rocas. Una
malla fina atrapará cosas más
pequeñas, pero también
retendrá las más grandes.
Algunas personas
intentan enfrentar esto
desarrollando múltiples
capas. Establecen
una serie de mamparas a
sus personalidades, de lo burdo a
lo sutil para así poder
lidiar con todo lo que la vida
tiene para ofrecer.
Esto es bastante encomiable
desde un punto de vista
ordinario, pero desde el punto de vista del Tao, es una gran molestia.
¿Qué hacer? Si
permanecemos burdos, sólo lo burdo
viene a nosotros. Si
nos volvemos sutiles,
ganamos lo refinado
pero somos plagados por lo burdo también. Si desarrollamos múltiples capas,
creamos una complejidad
que nos aísla del Tao.
La solución radica en
flotar en la corriente
del Tao, uniéndose con
ella. De esa
manera
ya no buscamos retener o rechazar.
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