La
meditación es un estado total del ser.
Mucha
gente no entiende la meditación, y por ello la rechaza. Incluso aquellos que
la
aceptan a veces sólo la entienden de forma parcial. Algunos la ven como un
ejercicio
de relajación; otros la ven como mero culto espiritual. Incluso el hecho
de
que la palabra meditación sea poco común en el lenguaje cotidiano es
desafortunado,
porque refuerza la idea de que es algo extraño.
La
meditación es un estado del ser. Es un modo de existencia. Lo que es difícil de
comunicar
es que la meditación es un acto que ocurre simultáneamente en todos los
niveles
de la vida de una persona. Por ejemplo, tomemos el proverbial “contemplarse
el
ombligo.” Si esto es hecho correctamente, estas son algunas de las cosas que
pueden
pasar: aumento de la digestión, mejor evacuación intestinal, aumento del
vigor
sexual acompañado de mejor control, mayor vitalidad, mejora de la
circulación,
aumento de apetito, estabilización emocional, mente más calmada,
comprensión
de profundas verdades espirituales, y estar totalmente absorto en un
gozoso
estado de ser.
Es
difícil para la gente aceptar que una sola actividad pueda abarcar un continuum
desde
mejor movimiento intestinal a éxtasis espiritual. Pero a menos que la
meditación
fuese tan extraordinaria, ¿de qué otro modo podría esperarse que ocupe
un
lugar tan honorable en la vida de las personas
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