Muchas
veces por ser muy prácticos y racionales, restamos importancia a esos mensajes
que vienen de lo más esencial de nuestro ser para prevenirnos, alertarnos y
sugerirnos rutas a tomar. Algunas veces podemos sentir que somos paranoicos y
desconfiados, pero solo cuando aprendemos a darle rienda suelta a esa
comunicación es cuando nos damos cuenta de la sabiduría que hay en esa voz
contenida.
La
intuición se asocia con la manera que tiene el alma de manifestarse ante lo que
debemos evitar y lo que debemos procurar, a medida que nosotros aprendemos a
escuchar sus mensajes, vamos abriendo ese canal de comunicación, pudiendo tener
acceso a él cada vez que sea necesario.
La
intuición nos hará sentir la energía frente a las experiencias y sentiremos
ese: “no sé qué”, “no puedo explicar esto, pero…”, “todo pinta bien, pero hay
algo que no me termina de encajar”, “esa persona tiene algo que…”, “no lo
conozco, pero me da confianza…”, “quizás esté equivocado, pero algo dentro de
mí me empuja a…” y con todos estos mensajes y muchísimos otros de ese estilo,
sentiremos que debemos alejarnos o acercarnos más a alguien o a algo.
No dejes
que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y,
lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y
tu intuición. ― Steve Jobs”
Por lo
general no podremos justificar, ni argumentar de manera concreta por qué nos
cargamos de ciertas sensaciones y menos el haber tomado una decisión basado en
la intuición, pero generalmente nos daremos cuenta de que escuchar esa voz fue
lo mejor que pudimos haber hecho.
Ahora
bien, la única traba en este proceso, resulta de que nuestra mente y su
manifestación como ego, también tiene una vocecita parecida, que puede
limitarnos, que puede sembrar el miedo en nosotros, que puede hacernos sentir
inseguros, con tal de mantenernos en nuestra zona de confort, donde poco
cambia, donde todo está bajo control… ¿Cómo distinguirla? A través de la
práctica, de la evaluación de resultados y especialmente de la paz que
caracteriza haber escuchado nuestra intuición, versus la zozobra que lleva
consigo nuestra dramática mente.
“La única
cosa realmente valiosa es la intuición. ― Albert Einstein”
Las
energías se sienten, se perciben, cuando sentimos que rechazamos sin motivo
aparente o explicable alguna situación, un lugar o a una persona, no le demos
tantas vueltas al asunto, estamos percibiendo algo que nos hace reaccionar,
alejarnos o ser muy cautelosos. No menospreciemos esa capacidad de sentir al
mundo, más allá de la lógica, de lo tangible y demostrable.
Somos
seres espirituales, pero generalmente no le sacamos mucho provecho a esa
evolución que tenemos ciclo tras ciclo acumulando. Ante la duda, solo cierra
tus ojos y siente el camino a tomar. Si te acostumbras a hacerlo, vivirás
exactamente las experiencias que necesitas, aprenderás lo necesario y te
ahorrarás el volverlas a transitar.
Sara
Espejo
Fuente:
Rincon del Tibet
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