Pies
vendados, cuerpo blando, labios flojos-
Mira
lotos a través de binoculares.
Una
libélula se posa en su inmóvil abanico.
¿Cómo
sabes cuando tu propia vida raya en la decadencia?
Ciertamente
cuando la fuerza de las formas pasa a ser más importante que la fuerza
de
la sustancia. Cuando la etiqueta y la moral se vuelven más importantes que la
comprensión
y la rectitud. Cuando los procedimientos se vuelven más importantes que
la
creatividad. Cuando la gratificación de tu codicia se hace más importante que
el
dar
a los demás. Cuando el patriotismo pasa a ser más importante que el gobierno
moderado
y el tratamiento inteligente a las otras naciones. Cuando la acción de
comer
se torna más importante que las consideraciones de nutrición. Cuando la ópera
se
vuelve más importante que ayudar a los pobres y desamparados. Cuando el propio
confort
se vuelve más importante que el sufrimiento de los seres queridos. Cuando
la
ambición pasa a ser más importante que la benevolencia. Cuando el prestigio se
torna
más importante que la caridad. Cuando la academia se vuelve más importante
que
las calles. Cuando la expresión ruidosa se vuelve más importante que escuchar a
los
demás. Cuando la extravagancia se vuelve más importante que la comunicación.
Cuando
ser un entendido se vuelve más importante que los actos simples. Cuando el
estilo
se vuelve más importante que la función. Cuando los libros se vuelven más
importantes
que los maestros. Cuando la conveniencia se vuelve más importante que
los
ancianos.
Cuando
hueles que estas cosas están pasando, no estás lejos de la decadencia.
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