Los
sentimientos pueden cambiar y aun cuando podemos afirmar que el amor nunca
muere, por lo general nos referimos al amor real e incondicional al que no
siempre nos vemos expuestos en las relaciones amorosas.
Así, que
digamos que sí puede suceder, dejamos de amar, con las connotaciones del amor
que comúnmente sentimos, que está más ligado a un proceso en donde tiene mucha
cabida nuestra mente. Cuando enfocamos nuestras energías en direcciones
diferentes a las que normalmente va nuestro amor, pues más pronto que tarde,
los sentimientos seguirán esa dirección.
Muchas
veces las decepciones, el esperar algo que no llega, el conocer más a alguien o
en condiciones diferentes, el darnos cuenta de que no somos tan compatibles o
que no tenemos posibilidades de hacer que nuestros caminos coincidan en
armonía, nos hace desinteresarnos en el amor y así como nos pasa de un lado,
pues pasa del otro… y nos dejan de amar.
El dejar
de amar es un proceso normalmente paulatino, a menos que haya detonantes
abruptos que arranquen los sentimientos de golpe, lo cual por lo general deja
heridas profundas por sanar. Por lo general el amor existente en estos casos es
sustituido por dolor, por rabia, por frustración o decepción.
Sea cual
sea nuestra ubicación en el juego, debemos valorar el amor en nuestras vidas,
incluso cuando provenga de personas que no saben amar sin lastimar. El hecho de
valorarlo no significa que tenga protagonismo en nuestras vidas, un amor que
daña, que engaña, que hace daño, es preferible mantenerlo al margen, porque
quienes usualmente tienen formas de amar
nocivas, les cuesta mucho darse cuenta y más aún cambiar.
Aprendamos
a aceptar los sentimientos de los demás y a toma para nosotros lo que nos haga
bien, del resto que no interfiera con nuestra vida. No siempre nos amará quien
quisiéramos que nos ame, no siempre amaremos a quien se lo merece, no siempre
lograremos mantener vivo ese amor que nos importa, que quisiéramos para
siempre, no siempre daremos lo mejor de nosotros y sí, algunas veces, inclusive
quien más nos importa, dejará de sentir eso que nos hacía sentir de alguna que
algo de nosotros le pertenecía a alguien más.
Es normal
que nos duela, es normal sentirnos heridos, es normal querer echar el tiempo
atrás y ajustar cualquier cosa que pudiese cambiar el escenario actual… Incluso
es normal y hasta válido intentar recuperar un amor, pero tengamos presente que
ese polvillo que intentamos rearmar nunca volverá a ser como un día fue.
Por: Sara
Espejo – Rincón del Tibet
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