COLA DE MILANO
“Mide dos veces antes
de cortar,” decía el viejo artesano.
Sólo la cuidadosa
planificación y la paciente habilidad hacen una cola de milano.
Los primeros mueblistas
se enfrentaron al problema de unir dos piezas de madera en
el ángulo correcto,
para que pudiesen resistir la tensión no sólo del uso sino
también del clima.
Especialmente en lugares donde los veranos son calurosos y
húmedos y los inviernos
fríos y secos, una plancha de madera puede cambiar sus
dimensiones entre un
cuarto y media pulgada. Lo suficiente para hacer que las
uniones se separen y
los cajones se atasquen!
El ensamblaje de cola
de milano sujeta porque las dos piezas de madera entrelazada
se expanden y contraen
en la misma proporción. La dirección en que tiran es contra
el cierre de la
juntura. El subproducto de toda esta magnífica artesanía es una
juntura encajada con
tanta precisión que es algo bello en sí mismo.
Cortar una juntura de
cola de milano es de una habilidad demandante. Las líneas
deben ser trazadas con
gran cuidado, y el corte debe ser realizado cuidadosamente
usando una sierra
delgada. El material sobrante debe ser recortado lentamente con
un formón afilado hasta
que ambos lados se ensamblen ceñidamente. Hacer una juntura
de cola de milano
requiere planificación, habilidad y paciencia.
Hoy en día, los
materiales sintéticos baratos no respiran con las estaciones. Eso
puede reducir los
inconvenientes, pero ha reducido también la oportunidad para otra
relación con el Tao.
Porque cuando los mueblistas buscaban fabricar muebles que
fuesen compatibles con
la madera, las estaciones, y su propio ingenio, estaban en
perfecta sintonía con
el Tao.
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