Puede
que seas capaz de grandes cosas,
Pero
la vida consiste de pequeñas cosas.
Casi
nunca pasan cosas grandes. Uno debe conocer lo pequeño así como lo grande.
Puede
que todos anhelemos realizar logros perdurables y el ser héroes, pero la vida
rara
vez nos da las oportunidades para hacerlo. La mayoría de nuestros días
consisten
de pequeñas cosas –las meditaciones sin incidentes, el ordinario cocinar
las
comidas, los banales viajes al trabajo, el rascarse silenciosamente en el
jardín–
y es de estas pequeñas cosas que se componen los eventos más grandes de la
vida.
Rara
vez tenemos la ocasión de hacer grandes gestos. El momento más importante para
el
campeón de gimnasia no es sino una hora en una vida entera. Las obras de
grandes
artistas
son vistas por momentos muy cortos. La mejor composición del maestro no es
sino
una obra en un mar de tonos musicales. Si queremos ser exitosos, es a las
pequeñas
cosas a las que debemos prestarles atención.
No
debemos caer en la trampa de esperar tanto por las grandes cosas que dejemos
pasar
las pequeñas oportunidades deslizarse frente a nosotros. La gente que hace
eso
está siempre esperando a que la vida sea perfecta. Se quejan de que el destino
está
en su contra, de que el mundo no reconoce su grandeza. Si bajaran la vista,
verían
todas las bellas oportunidades que se arremolinan a sus pies. Si fueran lo
suficiente
humildes como para agacharse, podrían recoger en sus manos tesoros
inconmensurables.
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