GUIA DE LOS 12 PASOS MELODY BEATTIE 2º Paso –EL PASO DE LA ESPERANZA

Alguna vez, me encontré en un tratamiento por problemas de dependencia química. Mi vida era
un desastre; yo era un desastre.
Cuando tuve que encarar y aceptar ese hecho, me sobrecogió la desesperación.
Años más tarde, me encontré enfrentando mi problema de codependencia. De nuevo, mi vida era ingobernable. Estaba deprimida y envuelta en rabia y odio a mí misma. Me consumían pensamientos acerca de controlar a otros.
La idea de verme a mí misma y mis propios problemas me era ajena. No le encontraba sentido. Después de pasar años negando la realidad, por fin comencé a ver, admitir y aceptar la verdad: yo había vivido con personas locas durante tanto tiempo que me había convertido en una de ellas.
Mi ilusión de superioridad moral era difícil de
sostener. A pesar de breves momentos cuando me sentía más cuerda que los que me rodeaban,
en verdad sospechaba que yo también estaba loca.
En ambas ocasiones, en ambos periodos de la absoluta desesperación causada por la aceptación de la realidad, este Segundo Paso me dio esperanza y luz.
Ambas veces este Paso me sucedió a mí sin ningún esfuerzo de mi parte.Cuando estaba a punto de comenzar mi recuperación de la dependencia química, se me acercó una persona con problemas similares a los míos a quien se le había devuelto el sano juicio y la sobriedad.
Recuerdo haber pensado que era posible. Podía suceder. Le había pasado a ella. Quizá podía
sucederme a mí.
Cuando comencé mi recuperación de la codependencia, las personas me trajeron el mensaje de este Paso. Estaba en un grupo de recuperación, y a pesar de mi mal humor y desesperación, vi por el rabo del ojo a personas alegres y tranquilas que parecían sanas y felices, aunque habían vivido circunstancias similares o peores que las mías. Una pequeña parte de mí lo registró. Es posible, pensé. Estas personas están manejando la misma situación que enfrento yo, sólo que lo están manejando de manera diferente. A lo mejor eso me puede suceder a mí.
Ahora llego a esta Segundo Paso con alegría, cuando tengo la sensatez de practicarlo.
Y, para mí, practicarlo significa simplemente pensar en él. Lo dejo pasar por mi mente y le doy el grado de valor que puedo en ese momento.
Lo practico cuando los antiguos miedos y creencias comienzan a controlar mi vida.
Lo uso cuando me enredo en mi vergüenza y odio a mí misma y comienzo a meterme en los rincones oscuros de mí ser. Lo practico cuando me dejo absorber por otros y sus problemas, qué hacen o no hacen, y el coraje o sentimiento que me produce.
He aprendido a aceptar mi enojo y sentimiento, pero revolcarme en ellos al punto de perderme de vista, revolcarme en ellos al punto de la obsesión, pensar en otros al grado de perder mi equilibrio y el control de mis propios pensamientos, puede ser una forma de locura en mi vida. Ya no quiero perder mi equilibrio, por lo menos no por mucho tiempo.
Doy este Paso. Lo pienso un momento.
Después de identificar que mi vida se ha vuelto nuevamente ingobernable, a cualquier nivel, este Paso me trae esperanza. Me dice que se me puede devolver el sano juicio.
Me dice que no puedo volver a tener sano juicio por mí misma. Me encanta controlar y manejar, no porque soy mala o defectuosa, sino porque soy sobreprotectora y tengo miedo de soltar, pero no puedo curarme sola. Debo reunir suficiente fe y humildad para confiar en que un Poder Superior a mí puede hacerlo y lo hará por mí.
He aprendido que esta fe está bien depositada, mucho mejor que si dependiera de mis propios recursos.
Hay un fluir armónico y tranquilo que me envuelve después de dar este Paso. Me lleva fuera de mi confusión, aún cuando yo no encuentro el camino.
Me saca de mi caos interno y mi insistencia terca en seguir por antiguos caminos, aunque esos caminos me hayan destruido el espíritu.
Me abre hacia un camino mejor.
Cuando me canso de hacer esfuerzos que no rinden frutos, cuando pierdo la esperanza, cuando me enredo en la ingobernabilidad o los esfuerzos compulsivos por controlar algo que no puedo controlar, entonces me preparo a dar este Paso.
Me alisto a aceptar y admitir la verdad: que yo
soy impotente. Cuando las cosas parecen ingobernables ya sea en el trabajo, en las relaciones familiares, el amor, las finanzas, o en cualquier área de mi vida es hora de llegar a creer. Es hora de volverme hacia un Poder Superior a mí por ayuda.
Uso este Paso hace diecisiete años. Nunca me ha fallado. Es más, no estoy segura que busco este Paso. Con frecuencia, me busca a mí. Llega a mi conciencia como un regalo, una salida de mi caos, como un Padre amante que dice: “Hija, ¿te gustaría probar esto? Puede que te ayude a
sentirte mejor.”
El pensamiento me llega suavemente, a veces como “¿Por qué no voy a una junta?” A veces aparece en la llamada de un amigo que me habla tranquilamente acerca del programa. A veces levanto el teléfono y llamo a alguien. A veces es un asunto personal entre ese Poder y yo.
Con regularidad padezco una tremenda lucha interna. Esa lucha es entre la parte mía que insiste en que si me esfuerzo más podré controlar las cosas y salirme de cualquier enredo, y la parte que sabe que hay una Manera Superior, una Manera que me llevará a niveles de pensar, sentir y comportar más allá de lo que puedo lograr por mí misma.
Este Paso funciona cuando quiera que lo busque, cuando lo permito. Y a veces, cuando ni siquiera lo busco me encuentra de todas formas.
Respiren profundamente. Crean que un Poder Superior que nosotros puede devolvernos el sano juicio. Encuentren solidez en este nuevo nivel. Mediante la fe, creamos el espacio para que suceda. Dejamos de potencializar el problema y comenzamos a potencializar la solución, una que nos es dada.
No se preocupen de cómo sucederá.
No se preocupen de cuándo sucederá.
Todo lo que necesitemos nos es dado, realizado para nosotros. Estamos en el proceso de ser transformados.
Sólo necesitamos creer.
La mayoría de nosotros encontramos que no necesitamos trabajar mucho en este Paso. Llegar a creer es un regalo. Se nos dará cuando estemos listos, y recibiremos cuanta fe podamos manejar en la medida que estemos preparados.
Se nos pide que tengamos fe, no para siempre, sólo por hoy. A veces, necesitamos llevarlo una hora a la vez. Creemos que todo está bien, que todo estará bien, que las cosas del universo están en su lugar, y que nosotros estamos donde necesitamos estar en este momento.
La transformación cobra vida propia si la dejamos.
Hay que cuidar de no confundir la ingobernabilidad y la falta de sano juicio, con el profundo sentimiento de duelo muchos que padecemos al llegar a este programa.
Muchos enfrentamos pérdidas y sentimos dolor al respecto. Este dolor, este duelo, es una respuesta sana y normal a nuestras circunstancias. Podemos permitirnos atravesarlo sin sentirnos desgraciados, culpándonos por el duelo.
El propósito de este programa es ayudarnos a desarrollar una actitud sana, espiritual ante
cualquier situación de la vida, ya sea que eso signifique enfrentar comportamientos enfermos e
inadecuados en otros o en nosotros mismos; atravesar situaciones desagradables o dolorosas;
manejar pérdidas o cambio; funcionar dentro del alcance de las situaciones normales; o crear un
“normal” mejor para nosotros mismos.
Este programa nos puede ayudar a romper lazos insanos con otros. Nos puede enseñar a tener conexiones sanas con nosotros mismos, con nuestro Poder Superior, y con otras personas.
En el Primer Paso nos derrotamos ante la impotencia. Ese fue el principio. Ahora estamos encaminados a recibir nuestro propio poder de un Poder Superior. Este Poder responde con prontitud y holgura a cualquier paso hacia adelante, la menor indicación de fe de parte nuestra.
A veces, todo lo que tenemos que hacer es ir a una junta o pensar acerca de este Paso.
Nos será devuelto el sano juicio.
Seremos renovados. Seremos llevados de nuestras circunstancias actuales a una solución, ya sea que involucre un cambio de opinión, de actitud, un nuevo camino, un nuevo sentir, o una visión nueva de lo que debemos hacer. A veces esto sucede pronto. A veces tarda un tiempo.
Si nos abrimos a la creencia de que una manera nueva y mejor se presentará, lo hará.
Si nos abrimos, por un instante, a la posibilidad de que un Poder Superior puede darnos un nuevo camino o una nueva situación o una solución, hemos creado el escenario para que eso suceda. Si nos abrimos a la posibilidad de que nos sea devuelto el sano juicio, comenzaremos a recibirlo.
Para muchos de nosotros, dar el Primer Paso, enfrentar y admitir la ingobernabilidad, el dolor y las pérdidas en nuestras vidas, nos produjo tristeza y nos sentimos sin esperanza.
El Segundo Paso nos saca de esta tristeza a la luz de la esperanza y la promesa.
Este Paso nos ofrece esperanza, no la falsa esperanza que muchos hemos albergado durante años, sino la esperanza real de una recuperación real.
Demos este Paso cuando quiera que lo necesitemos.
ACTIVIDADES
1.- ¿Cuáles son las actividades que te dan esperanza y te ayudan a creer que todo está y estará bien? ¿Ir a juntas? ¿Hablar con personas en recuperación? ¿Leer literatura de recuperación? Haz una lista de aquellas que te han ayudado a creer más en tu futuro.
2.- ¿Cómo han cambiado tus ideas acerca de lo que significa que se nos devuelva el sano juicio?
¿Han cambiado tus expectativas de recuperación? ¿Ahora qué esperas de la recuperación que es diferente a lo que esperabas cuando empezaste a recuperarte?
3.- Por ahora, ¿cómo defines un Poder Superior a ti mismo? ¿Crees tener importancia para ese
Poder?
4.- ¿Cuál sería un plan de cuidado razonable para ayudarte a continuar creyendo que la
recuperación puede funcionar en tu caso? Revisa tus ideas en la pregunta número 1.
5.- ¿Qué han recibido otros en la recuperación que te gustaría a ti recibir? ¿Crees que es posible?
6.- Haz una lista de las áreas en tu vida al que te gustaría que se devolviera el sano juicio.
Tus metas serán más efectivas si se centran en restaurar tu propia vida, más que la de otra persona.
Melody Beattie.

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