CARACTERÍSTICAS DE LA CODEPENDENCIA



Habitualmente los codependientes:
Se hacen cargo de los sentimiento de los demás. No tienen conciencia de cómo se sienten y no pueden identificar sus sentimientos. Tienden a
minimizar, alterar, o incluso negar la verdad sobre sus sentimientos. Temen o se preocupan por la forma en que los demás pueden responder a sus sentimientos. Aumentan su autoestima tratando de resolver los problemas de otros. Buscan la aprobación de los demás para determinar qué hacer, decir o sentir. Se concentran en complacer a otra persona. Tienen dificultades para reconocer cosas buenas en su persona.
Tienden a juzgar con extrema rigurosidad todo lo que dicen o hacen, en función de los valores de otras personas. Tienen dificultad para establecer o mantener relaciones cercanas/íntimas con los demás. Deben sentir que los necesitan para poder establecer relaciones con los demás. No saben ni creen que pedir ayuda es correcto y normal.
A muchos nos produce una fuerte impresión leer esta lista, pues muchas de las características nos describen. A algunos nos produce alivio ver estos
sentimientos y conductas en papel porque existe la esperanza de que podamos haber descubierto una salida a nuestro dolor.
A algunos nos avergüenza, como si alguien hubiera estado leyendo nuestra correspondencia o nuestro diario.
Nos preguntamos “¿Cómo lo descubrieron?” y pensamos, “Si estas son las características de la codependencia, entonces todo el mundo es
codependiente.”
En nuestra primera reunión, escuchamos hablar a la gente de sus dificultades y de cómo sus vidas han cambiado como resultado de trabajar en un programa de recuperación. Escuchamos cómo sanan sus relaciones con ellos mismos, con su Poder Superior y con los demás. Aprendemos cómo podemos experimentar libertad y paz interior.
Escuchamos maravillados porque parecen estar contando nuestras historias, describiendo nuestros problemas, y hablando de nuestros
sentimientos más íntimos. Esta puede ser una de las pocas ocasiones en las que no nos sentimos extraños o solos. Provistos con el conocimiento de que somos como otras personas, nos damos cuenta de que si ellos pueden trabajar
con el programa y mejorar sus vidas, nosotros también podemos. Al asistir a más reuniones, escuchamos un mensaje de esperanza claro y fuerte; lo escuchamos a través de la literatura de CoDA y las historias de quienes nos rodean. Este mensaje de esperanza nos dice que nosotros también podemos tener los dones de recuperación, si estamos dispuestos.
Aprendemos también que todos sufrimos esta enfermedad hasta cierto grado, por lo que reconocer la codependencia puede ser difícil. Comprender las conductas y actitudes codependientes puede ser especialmente agobiante, pues muchas de ellas no son destructivas; de niños, puede que hayamos
utilizado algunas de esas conductas para sobrevivir al abuso o al abandono.
Por ejemplo, podemos haber desarrollado detectores internos para leer el estado de ánimo de nuestros padres, y luego haber desarrollado conductas basadas en estos estados de ánimo para mantenerlos contentos.
Para muchos de nosotros, la codependencia empeoró cuando crecimos.
Conductas que nos pueden haber sido de utilidad en la infancia están causando ahora que nuestras vidas se deterioren. A medida que nuestra codependencia empeora, perdemos nuestra habilidad para reconocer este dolor y el daño que hace.
Una vez que aceptamos nuestros sentimientos de dolor, podemos comenzar a tomar la decisión de cambiar. Debemos también ser pacientes,
querernos y perdonarnos a nosotros mismos mientras empezamos este camino hacia la recuperación. Cada uno de nosotros se recuperará de maneras distintas, y a un paso diferente. Nuestros senderos serán tan individuales como nuestras personalidades y circunstancias, pero aunque comenzamos desde
diferentes puntos, compartimos el objetivo común de la recuperación.

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