NO  ESTABA  EN  NINGUN  LUGAR




Miré en las cruces de cada iglesia, pero Él no estaba allí.
Peregriné a los templos de la India y a los santuarios de la China, pero Él no estaba allí.
Busqué en los montes de Herat y Candalar, pero Él no estaba allí.
...Escalé la lejana cumbre del Qaf y solo hallé el nido del Fénix vacío.....
Visité la Cava, pero Él no estaba en este turístico lugar entre jóvenes y viejos peregrinos.
Leí los libros de Avicena, pero su sabiduría eludió toda palabra.
Llegué a lo más alto del trono, a dos codos de distancia, pero Él no estaba allí.
Entonces miré en mi propio corazón y allí lo encontré: No estaba en ningún otro lugar.

(Rumi)
Luz a los corazones!!
Namaste
Olga


EL  PODER  CURATIVO  DEL  AGUA  DE  MAR



Platón constató hace más de 2 mil años, al curarse de una tuberculosis después de una larga estancia a orillas del mar, que “el mar cura todos los males del hombre”.
El fisiólogo francés René Quinton demostró científicamente que el agua de mar tiene una composición muy parecida a los fluidos de los seres vivos (plasma sanguíneo, lágrimas, orina y los líquidos que en que nadan las células corporales y que las conforman). Basado en la hipótesis de que el origen de la vida sobre el planeta Tierra se dio en los océanos primigenios y que al restituir el agua de mar a los seres vivos se podría devolverles la vida, es decir mejorar la salud, salvó miles de vidas en los dispensarios marinos de Francia y otros países occidentales.
Actualmente, gracias a los aportes de importantes científicos en el mundo (Laureano Domínguez y Wilmer Soler en Colombia, Ángel Gracia en Miami, Héctor Bustos en México, y médicos de Latinoamérica, España, Japón y Europa Oriental) se han podido establecer las bases científicas del método marino, que está ayudando a la cura y desintoxicación de los enfermos que consultan en los actuales dispensarios marinos de los países latinoamericanos y europeos.
Actualmente en Nicaragua, un grupo de médicos y terapeutas preparados académica y científicamente en la Facultad de Medicina de la UNAN- Managua y la UNAN- León, prescriben con gran éxito el agua de mar a sus pacientes. Se calcula un consumo mensual de 7 mil litros, en base a la distribución de la Clínica Santo Domingo a
nivel nacional y al auto abastecimiento reportado por pobladores de otras regiones del país.
El efecto terapéutico del agua de mar se debe a su composición, que abarca más de 9 sales y toda la tabla periódica de minerales y oligoelementos, en forma orgánica y biodisponible. Así mismo contiene el plancton, fito y zooplancton, del que se nutren exclusivamente las ballenas misticetas que alcanzan tal tamaño y volumen.
El agua de mar puede ser consumida a cualquier edad, y lo es en todos los estratos sociales. Tiene un especial efecto benéfico en las épocas más vulnerables de la vida: en la infancia, tercera edad y estado de gravidez, por su alto valor nutritivo y efecto energizante en el organismo.
Hemos podido comprobar en nuestra práctica clínica que controla la presión en hipertensos, reduce la retención de líquidos en enfermedades del hígado (cirrosis) y coadyuva a la mejoría en enfermedades del corazón (cardiopatías, arritmias), del riñón (insuficiencia renal crónica, cálculos renales), patologías de la piel (psoriasis, dermatitis, alergias, hongos), diabetes, enfermedades del tiroides, rinitis alérgicas y sinusitis, obesidad, estrés, insomnio, etc. En condiciones de gravedad y en pacientes terminales también es útil, pero se requiere un control y seguimiento médico estricto, al igual que en enfermos crónicos multimedicados.
La base de su acción terapéutica está en la mejoría del “terreno” o medio interno, donde suceden las reacciones bioquímicas que mantienen nuestra vida, ya que aporta todos los oligoelementos que actúan como coenzimas o ayudadores. Sus 3 ejes de actuación son: el reequilibrio
hidroelectrolítico, la reposición enzimática y la regeneración celular.
La dosis promedio es de medio litro al día. Se puede tomar pura y mezclada con agua dulce o refrescos de limón, naranja, piña, tamarindo, pitahaya, papaya, guayaba, etc. También se puede usar para salar las comidas en vez de la sal común.
Se puede recoger en una playa limpia, lejos de cloacas o desembocaduras de ríos que reducirían su salinidad, y también en alta mar por medio de barcas. El agua de mar es analizada periódicamente en el centro nacional de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud, siendo reportada libre de microbios y totalmente potable.
El mar se poluciona cuando le echamos plásticos, basura y petróleo, pero no se contamina, ya que tiene mecanismos de inactivación de los microbios de procedencia accidental terrestre, como son la osmosis, la biocenosis y los altos contenidos en cloro.
La ingesta de agua de mar es recomendada en el entrenamiento deportivo de deportistas olímpicos y de alto rendimiento, ya que incrementa el vigor, el desempeño físico y la resistencia. También se ha observado que favorece el rendimiento escolar y la concentración en los estudios. Se ha usado durante huelgas de hambre prolongadas para mantener la vida y la energía.
Es utilizada en ganadería para la alimentación y cura de las reses y en granjas avícolas. También en agricultura biosalina en países desérticos como Arabia o donde hay escasez de agua dulce (litoral de China), permitiendo la irrigación y fertilización de árboles frutales y cultivos, incluyendo las hortalizas.
Tiene aplicaciones en Higiene para la desinfección de las piscinas y potabilización del agua para beber en países del Tercer Mundo. Se han desarrollado proyectos de reforestación de desiertos litorales en Eritrea (por la Universidad de Arizona) mediante la siembra de mangle y salicornia, planta de alto poder nutritivo para humanos y animales. La implementación de este tipo de proyectos permite la reducción del recalentamiento global.
Se plantea la construcción de mareductos que permitan la canalización de agua de mar a oasis marinos en los países pobres y desérticos de África, proyecto que lograría erradicar 10 millones de muertes anuales por hambre en el mundo.
En las experiencias de náufragos voluntarios se ha comprobado que la ingesta de agua de mar y la protección de los rayos ultravioletas del sol permite la sobrevivencia en alta mar por períodos de tiempo prolongado. Así mismo se ha usado como transfusión en pacientes cuyas creencias no permiten las transfusiones sanguíneas.
El agua de mar es en definitiva el líquido noble en su composición y acción, que permitió el surgimiento de la vida en la Tierra y que devuelve la vida a nuestro organismo enfermo. Es el líquido que más abunda en el planeta, es gratuita y está al alcance de todos. Es el primer medio natural con que Dios bendice nuestra salud.
Dra. María Teresa Ilari
Médica internista, homeópata y terapeuta floral
AMA A TODOS; SIRVE A TODOS; NAMASTE

Este conocimiento no fue divulgado, como se hace con cualquier conocimiento rentable. No solo lo ignoramos, sino que si se usaron todos los medios de comunicaciones disponibles, para instalar en la mente de la humanidad, que el agua de mar mata. Asi hemos vivido un la ultima civilizacion, creyendo en una ciencia sin conciencia. Socialmente se nos crearon "necesidades" y nosotros la mayoria de
 los humanos lo aceptamos de parte de algunos humanos. Esas necesidades fueron satisfechas por una tecnologia altamente contaminante y a un costo de deshumanizacion alarmante ya que se dejo de trabajar para  vivir pasando a vivir para trabajar y asi alcanzar a cubrir esas "necesidades".
Hoy ya estamos en otra etapa de experiencia humana,  en el cosmos hemos llegado a una ubicacion importante: estamos comenzando una nueva trayectoria como sistema solar en la galaxia. Es un comienzo que nos da la opcion de elegir, somos libres de elegir: seguimos empujando en nuestra vida con la misma vision o hacemos el cambio y dejamos ir la vieja civilizacion.
Los que optamos por armonizarnos con el universo, tomamos elementos de la sabiduria de la humanidad y empezamos a trabajar en direccion a la nueva civilizacion. 

Olga Susana Benavidez



AMAR A UN SER HUMANO


Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas; contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y sus alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vació y carente de sentido, que no puede confiar en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida.
Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta al confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo, a su manera: apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearlas que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.
Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, "este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto... si tú quieres recibirlo".
Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de sí mismo duda, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo le entristece, sin dejarle arrastrar por su desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.
Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que le brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la Vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el Otro de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuanto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida tina experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con, gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
Susana Syro