EL ARTE DE CURAR CON LAS MANOS

 


Nos hemos liberado en los sonidos que parecen surgir de la música del cuerpo. Las manos son síntesis y alas de ese vuelo.

 

Bien, mal, arriba, abajo, mucho, poco, abierto, cerrado, puedes decir tantas cosas con las manos, que si no lo dices también desde las manos tal vez no tengan sentido tus palabras.

 

Dudas y te rascas la cabeza; te frotas los ojos para despertar; después de la actividad física intensa, pones las manos sobre la región lumbar para reponer la carga de energía en tu suprarrenal; te proteges cruzándote de brazos; llevas tu corazón a las manos para expresar tu solidaridad en el contacto; llevas tu regocijo al apretón de manos cuando te reconcilias con tu amigo; formas una cuna de amor con tus manos para recibir a tu hijo pequeño.

 

El lenguaje de las manos es el más primitivo instinto sanador, el río de la evolución pasa por tus manos para desembocar en el mar de la vida que es un océano de amor.

 

Una terapia al alcance de todos

 

Puedes imprimir tus imágenes interiores en las manos y revelarlas en la relación. Puedes captar el invisible y profundo colorido del dolor con tu mano y transformarlo en tu propio corazón. Es lo que hemos hecho a través de millones de años, desde una sabiduría interior que trasciende el marco del conocimiento intelectual. La inteligencia viva que en nosotros habita sabe utilizar la magia sanadora de las manos. Ahora podemos despertar a ese potencial y canalizarlo. No importa nuestra edad o nuestro nivel de instrucción. Podemos hacerlo desde hoy mismo.

 

El concierto universal de las manos

 

El arte, la literatura y las tradiciones del mundo nos revelan la universalidad de la terapéutica a través de las manos.

 

En Oriente el arte terapéutico que emplea las manos ha sido asociado tanto a la medicina como a las tradiciones religiosas de oración y bendición. La postura de las manos en las diferentes estatuas de Buda parece referirse no sólo a un estado de conciencia, sino a la canalización e irradiación de una energía curativa.

 

Durante siglos ha sido conocido en Japón el te-ate, nombre dado a la aplicación de las manos y el tanasue-no-michi, o el tao de imponer las manos. Más conocido hoy en Occidente es el Shiatsu, fundado en las corrientes de energía descritas por la medicina tradicional china. La curación con las manos y el masaje fueron ampliamente practicados por las culturas hindú y tibetana.

 

En el antiguo Egipto, ya antes del 1.500 a. C., se describía el empleo terapéutico de las manos. En Grecia fue documentada desde el siglo IV a. C. por Aristófanes. En el Judaísmo la sanación con las manos se empleaba en forma de ritual para la consagración y la transmisión del poder curativo divino.

 

En Europa la sanación con las manos se practicó en iglesias y sinagogas. Se creía igualmente que la realeza, al representar la divinidad, podía sanar con sus manos a través del toque sanador. El arte y literatura medieval nos muestran el “toque del rey” que impone sus manos sobre la cabeza de quienes buscaban sanación.

 

En la Europa de los siglos XVIII y XIX, el mesmerismo o magnetismo animal puso de relieve el fluido magnético de las manos y su efecto sanador. Como muchas otras técnicas fue relegada por el paradigma dominante hasta que en el mundo contemporáneo el mismo tipo de principios surge con otros nombres y metodologías.

 

Tanto los nativos de América del Norte como los de América del Sur practicaban la curación por el contacto manual que aún se conserva como una forma de conciliar el espíritu de la naturaleza en el hombre.

 

Los Shakers, una comunidad religiosa cristiana que practicaba la imposición de manos, así llamada por las sacudidas de las manos, nos recuerdan la aplicación de técnicas más modernas como las de la polaridad, que son precursoras de lo que en Sintergética denominamos “la medicina manual etérica”.

 

La electronografía y la fotografía de alta frecuencia han permitido describir y sistematizar progresivamente las imágenes emitidas por las manos, que varían en diversas condiciones de salud y enfermedad. Estos avances se asocian a versiones más modernas del empleo terapéutico de la energía de las manos. El conocido Reiki, que traduce energía espiritual, fue desarrollado por el doctor Mikao Usui a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Más recientemente se han desarrollado otros métodos: Mahikari, que significa “la luz verdadera” y Johrei, que puede traducirse como “purificación del espíritu”.

 

El toque terapéutico con y sin contacto es una técnica desarrollada en Norteamérica por Dolores Krieguer, que se enseña en el ámbito universitario y es practicada por muchos terapeutas.

 

La gama de terapias a través de las manos propone enfoques y técnicas diferentes que, sin embargo, pueden ser sintetizadas a través de prácticas sencillas y reproducibles para la mayoría.

 

Jorge Carvajal Posada


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