La
manera de gobernar al pueblo es como la de un experto conductor de carros:
ajusta los frenos y las bridas adecuadamente, permanece dentro en el centro, y
por fuera se armoniza con la voluntad de los caballos; por ello, puede ponerse
en ruta y recorrer largas distancias, conservando energía sobrante, yendo y
viniendo de un lado para otro a voluntad propia. Esta es la verdadera
realización del arte.
Ahora
bien, quienes tienen el poder son el carro del gobernante, y los grandes
ministros son el equipo que gobierna los caballos. El gobernante no debe dejar
la seguridad del carro y sus manos no deben perder el control de los corazones
del equipo de caballos. Si los caballos son ingobernables, incluso un experto
conductor de carros no puede ponerse en ruta; si el gobernante y los ministros
no están en armonía, incluso un sabio no puede establecer el orden.
Si
recurres al Camino en búsqueda de guía, el talento ordinario puede ponerse
entonces al máximo de su capacidad; si clarificas los papeles de las personas
para ellos, la traición puede ser detenida. Cuando llegan las cosas, observas
su evolución; cuando ocurren los acontecimientos, respondes a su desarrollo.
Cuando no hay desorden a mano, hay orden a lo lejos. Al alcanzar el Camino
natural espontáneo sin hacer uso de la oportunidad de la instrucción, puedes
realizar Miles de empresas sin contratiempo.
Fuente:
Osho Gulaab
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