El Jengibre, preparado en infusión es
un refuerzo inmunitario muy potente para la tos, los resfriados, la gripe y la
irritación de garganta.
Como se adelantó previamente, la
infusión también está indicada en casos de mareo y náuseas. La preparación es a
base de raíz fresca, aproximadamente 1 centímetro (unos 5 gramos) por taza, o
su equivalente en tintura. Si la raíz es fresca, se debe picar muy fina, en
rodajitas. Recomendamos beberla con una cucharadita de miel y una rodaja de
limón. También le podemos echar un poco de canela en palo, cuyo sabor combina
muy bien. La recomendación es hasta de 3 tazas de infusión al día en el caso
general, y sólo una en caso de embarazo.
La preparación en jarabe es
simplemente por motivos prácticos, pero los efectos son los mismos que los de
la infusión: reforzar el sistema inmunológico y mejorar la función
respiratoria.
Receta para el jarabe de jengibre
El jarabe se prepara con 2 cucharadas
de jengibre seco o 4 de jengibre fresco por cada 600ml de agua.
Se debe dejar cocer a fuego lento de
20 a 30 minutos. Luego se debe colar y añadir al líquido 200gr de miel y
dejarlo a fuego lento hasta que espese.
Después de enfriado, embotellarlo,
cerrarlo bien y guardarlo en un lugar fresco y oscuro para preservar al máximo
los componentes activos.
Para potenciar su valor inmunológico
se le puede añadir romero a partes iguales durante la cocción.
En Japón y el resto de los países
asiáticos, es muy común consumir jengibre en sus diversos formatos y para
diferentes tratamientos. Tanto es así, que consumen infusiones de jengibre de
forma común para mantener su sistema inmunológico reforzado y para favorecer
una buena función digestiva.
Fuente: El Herbolario
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