Discernir
está considerado como un elemento clave dentro de Jnana yoga. Ciertamente,
discernir entre lo verdadero y lo falso, entre esencia y personalidad, entre la
realidad y lo Real… Entre Purusha y Prakritti, según la filosofía Samkhya,
constituye una de las fases últimas y quizás también de las más avanzadas
dentro de la búsqueda espiritual. Escribe Emilio J. Gómez.
La
cualidad del discernimiento auténtico no es fácil de conseguir y mucho menos de
llevarla a cabo, pues para aplicar viveka de un modo adecuado previamente es
necesario obtener el conocimiento directo, o al menos un vislumbre, de aquello
sobre lo que se pretende o quiere discernir, de lo contrario se quedaría en una
estéril práctica mental más.
Mediante
la palabra es posible conocer aquello que se nos dice que es ilusorio, y por lo
tanto irreal. Pero… ¿realmente conocemos lo Real como para poder separarlo de
lo irreal? No. No lo conocemos. Quizás lo podamos imaginar y también anhelar.
En el peor de los casos, lo podemos suponer, consecuencia de aquello que se nos
ha dicho o hemos leído.
Sin
al menos un vislumbre, un destello de lo Real, no es posible separarlo de lo
irreal a través del discernimiento. Tal vislumbre ha de ser directo, no son
válidas las interpretaciones intelectuales extraídas de libros, o incluso de
las palabras, siempre bien intencionadas, de aquellos seres que viven en lo
Real.
Ese
darse cuenta es íntimo y personal. No se adquiere en grupo, tampoco leyendo
libros, ni está en internet. Y mucho menos se lo puede encontrar asistiendo a
conferencias o hablando sobre ello. Tal experiencia simplemente sucede. Es el
despertar. Se despierta a lo Real. Y lo Real no se lo puede alcanzar a través
del pensamiento, del intelecto o de la mente; sólo se lo puede ser.
Desde
el momento en que se conecta con la presencia de ser, con el sí mismo, el
Atman… Sólo a partir de ese instante atemporal, la práctica de meditación deja
de ser una preparación, un poner las condiciones idóneas para que ese destello
de lo Real suceda, y pase a convertirse en un instrumento imprescindible en la
vida del buscador para profundizar en su presencia de ser.
Una
vez obtenido el destello de lo Absoluto a través del ser es cuando la práctica
de la postura de meditación en silencio y quietud adquiere todo el sentido.
Para entonces, el anhelo del hombre habrá cambiado: ahora quiere profundizar en
aquello que ha experimentado más allá de la palabra, el pensamiento y la mente.
El
cultivo intencionado de la presencia de ser que sucede durante la práctica de
la meditación cobra un nuevo sentido. Ahora, el discernimiento sucede de un
modo natural y sin esfuerzo, tal y como debe ser.
Fuente:
Yoga en Red
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