La dieta cetogénica se presenta como
una herramienta terapéutica en patologías como la candidiasis crónica, la
epilepsia (de hecho, en los años 20 ya se utilizaba como tratamiento
anticonvulsivo), el autismo, enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson
o el Alzheimer, etcétera.
Últimamente me preguntan mucho
acerca de la dieta cetogénica o keto y, aunque personalmente no la he puesto en
práctica, sí es cierto que un sector de la comunidad científica se ha dedicado
a probar sus efectos y ya tenemos unas cuantas cosas que pueden decirse de este
tipo de alimentación. A continuación os cuento en qué consiste:
Se trata de una dieta que consiste en
reducir la ingesta de la cantidad de carbohidratos, no pudiendo superar los
30-50 g/día y, en cambio, aumentando considerablemente el consumo de grasas:
más o menos el 75% del plato deberían pertenecer a este macronutriente.
Cuando quemamos las grasas que entran
a través de la alimentación, se reactiva el metabolismo como sustrato
energético y elimina la glucosa en sangre. La menor dependencia del aporte de
azúcar constante, tan característico de la dieta occidental y moderna, nos
aleja, de esta forma, de lo que se conoce como las “enfermedades de la
opulencia”: obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, aterosclerosis y
dislipemias.
Beneficios de este tipo de
alimentación cetogénica
Aumenta la sensibilidad a la
insulina. La restricción de carbohidratos hace que no se produzcan picos de
subidas y bajadas de glucosa, reduciendo la liberación de insulina y favoreciendo
niveles de energía más estables.
Controla el perfil lipídico. Se ha
visto que tras el período de dieta cetogénica, baja el colesterol total,
aumenta el colesterol HDL y se reducen los triglicéridos.
Reduce la inflamación y el estrés
oxidativo. Se reduce la producción de radicales libres y aumentan las enzimas
antioxidantes, favoreciendo la disminución del estado inflamatorio.
Mejora el rendimiento deportivo. La
dieta keto es capaz de mantener la masa muscular con cantidades más bajas de
proteína.
Ayuda a mejorar la composición
corporal y genera mucha saciedad.
El efecto principal de este tipo de
alimentación es reactivar el metabolismo de la grasa como sustrato energético y
limitar la glucosa en sangre.
De qué alimentos hablamos
Los alimentos representativos de este
tipo de dieta (ovo lacto vegetariana) son:
Verduras: Tendremos que moderar el
consumo de zanahorias, cebolla y puerros, por ejemplo. En cambio, las de hoja
verde o las crucíferas son alimentos que pueden estar presentes en cada comida.
Dentro de este grupo habrá que vigilar la carga glucémica.
Frutas bajas en carbohidratos: Frutos
rojos o el coco.
Huevos y lácteos fermentados
Grasas: El aceite de oliva virgen,
frutos secos, semillas, aguacate, aceite de coco, mantequilla de pastura o eco…
Especias: La canela nos ayudará a
endulzar y a la vez regular los niveles de glucosa.
Bebidas: Agua, agua con gas, café,
infusiones, té.
Algunos grupos de alimentos que no
formarán parte del menú keto. Entre ellos destacamos los tubérculos y raíces
(boniato y patata tienen un alto contenido en carbohidratos), algunas frutas
(manzana, pera, kiwi, piña, mango, uvas, plátano), los cereales y las
legumbres.
Cuáles son los riesgos de la dieta
keto
En una dieta cetogénica debe
controlarse asimismo el correcto aporte de electrolitos, ya que, al vaciar
rápidamente las reservas de glucógeno, también se pierde mucha agua y, con
ella, los minerales.
Mi recomendación es realizarla de la
mano de un especialista que valore pertinencia, duración y necesidad de
suplementación.
Fuente: Sol Natural
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