HIJAS DEL MIEDO


Por si no fuera suficiente la carga de karmas y memorias de otras vidas, al nacer se nos entrega una carga más, el transgeneracional del clan familiar, ..
HIJAS DEL MIEDO
María:
Fue una mariposa con las alas rotas, encerrada en una jaula de ladrillos; ya nunca más pudo sentir la dulzura del viento.
Ana:
Era un girasol metido en el corazón oscuro del desamor, por lo que ya nunca más alzó sus ojos al cielo.
Pepa:
Fue una trucha tenaz, arrancada de las aguas y sumergida en una pecera para ser expuesta, ya nunca pudo nadar contracorriente
Juana:
Era una margarita deshojada, a la que su presunto amor arrancó sin permiso y con violencia; dónde ante habían pétalos enamorados ahora solo quedaban huellas de sus lágrimas.
Encarna:
La preciosa amapola arrancada con ira y violencia, que a golpes de ella perdió sus pétalos, nunca más miró a las demás flores con alegría.
Rosa:
Creció sin niñez, buscando unas madres que ya no tenían amor que dar; solo disciplina.
Somos sus hijas:
Hijas del miedo, del dolor y la tristeza.
Hijas de la ira.
Hijas de la humillación.
Hijas de tradiciones patriarcales obsoletas.
Hijas de la lucha hacia la supervivencia.
Somos las primeras que alzamos los ojos; que nos pegamos las alas rotas, que sonamos nuestros mocos y enjuagamos las lágrimas y nos atrevemos a sonreír, mas allá de la supervivencia.
Honramos a nuestras “ancestras”; ellas abrieron el camino y ahora con el testigo en la mano seguiremos adelante.
Por fin ellas podrán volar por los cielos; nadar en los ríos; sentir la caricia del viento y absorber los rayos de sol; vestidas de libertad y amor.
Por ellas.
Por nosotras.
Por mi.
Por ti.


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