Normalmente cuando
pensamos en ese nombre, jengibre, se nos viene a la cabeza esa “cosa” con forma
rara que si la masticas por error, sabe a rayos, y poco más. Sin embargo se
trata de una planta que tiene mucho que ofrecernos a todos los niveles, incluso
a nivel estético, ya que si tenemos la suerte de verla en directo en época de
floración seguramente quedemos gratamente sorprendidos de los espectaculares
colores y tamaño de sus flores que, dependiendo de la especie, pueden ser
rojas, amarillas, moradas, lilas e incluso algunas con colores mezclados.
La planta puede llegar
a medir hasta 1 metro de altura aunque lo habitual es entre 60 y 90
centímetros. Sus hojas son alargadas, de un verde intenso y el fruto es en
forma de cápsula, muy colorado. En otras latitudes también es conocido como
“kión”. Se desarrolla mejor en suelos fértiles, sueltos, con riego abundante y expuesto
a la luz directa a temperatura cálida (entre 25ºC y 30ºC). La plantación debe
realizarse entre enero y febrero (finales del invierno) y la raíz se debe
arrancar a los diez meses de la plantación (principios del invierno siguiente),
cuando la planta ha acumulado las reservas y se puede extraer una mayor
cantidad de principios activos de la misma.
Su uso está documentado
desde el siglo V a.C., sin embargo no se hace verdaderamente popular en Europa
hasta la Edad Media debido a sus propiedades curativas estudiadas
principalmente por la escuela de Salerno, que era la mayor fuente de
conocimiento médico de Europa en esa época.
Es originaria de Asia
aunque actualmente se cultiva en muchos países. Las variedades más caras y
apreciadas crecen en Australia, la India y Jamaica, aunque las que más se
venden proceden de China.
Se consume su raíz, de
sabor picante, en muchos formatos: fresca, desecada o en polvo como condimento
en muchas cocinas, desde la oriental a la respostería anglosajona o alemana
donde se ha utilizado en platos dulces, galletas o tartas típicas. En la
gastronomía oriental es habitual su incorporación como ingrediente en platos de
arroz, de pescado y sobre todo en salsas, como por ejemplo la salsa gari que
acompaña al sushi y al sashimi.
Usos y aplicaciones
terapéuticas
Produce sensación de
calor en el estómago por lo que es beneficiosa en el tratamiento de dolores de
estómago, hipoacidez estomacal (acidez estomacal por debajo de lo normal), o en
general en cualquier tipo de alteración de la digestión.
Aumenta los movimientos
intestinales, por lo que también está indicado en caso de flatulencia, náuseas
y cólicos abdominales. Además es estimulante de la salivación por lo que
resulta un buen aperitivo (abre el apetito).
Una de las indicaciones
más probadas y útiles es el tratamiento del mareo y las náuseas, que también
ampliabe a los vómitos del embarazo. En estos casos se recomienda ingerir como
infusión (se detalla más adelante).
Por vía externa se
puede utilizar el aceite esencial de jengibre dando un masaje en el pecho para
el tratamiento del resfriado común o como expectorante. Asímismo se puede
aplicar el mismo aceite esencial en las sienes para aliviar el dolor de cabeza
simple y la migraña.
Otro efecto de su
aplicación por vía tópica o por ingesta es la estimulación de la circulación
sanguínea y las funciones respiratorias, por lo que se puede utilizar el masaje
con aceite esencial para paliar algunos problemas circulatorios y también en
casos de osteoartritis (ojo: no se debe utilizar en casos de artritis
reumatoide). Al ser estimulante de la circulación, también se le atribuyen
propiedades de tonificación de los órganos sexuales masculinos de efectos
similares al ginseng. Para estos casos no se recomienda un uso tópico, sino la
incoroporación de jengibre fresco a la dieta como elemento de apoyo.
Cabe destacar que es un
excelente antiséptico por lo que aplicado sobre cualquier herida, facilitará su
cicatrización.
Infusiones y Jarabes de
jengibre
En infusión es un
refuerzo inmunitario muy potente para la tos, los resfriados, la gripe y la
irritación de garganta. Como se adelantó previamente, la infusión también está
indicada en casos de mareo y náuseas. La preparación es a base de raíz fresca,
aproximadamente 1 centímetro (unos 5 gramos) por taza, o su equivalente en
tintura. Si la raíz es fresca, se debe picar muy fina, en rodajitas.
Recomendamos beberla con una cucharadita de miel y una rodaja de limón. También
le podemos echar un poco de canela en palo, cuyo sabor combina muy bien. La recomendación
es hasta de 3 tazas de infusión al día en el caso general, y sólo una en caso
de embarazo.
La preparación en
jarabe es simplemente por motivos prácticos, pero los efectos son los mismos
que los de la infusión: reforzar el sistema inmunológico y mejorar la función
respiratoria. El jarabe se prepara con 2 cucharadas de jengibre seco o 4 de
jengibre fresco por cada 600ml de agua. Se debe dejar cocer a fuego lento de 20
a 30 minutos. Luego se debe colar y añadir al líquido 200gr de miel y dejarlo a
fuego lento hasta que espese. Después de enfriado, embotellarlo, cerrarlo bien
y guardarlo en un lugar fresco y oscuro para preservar al máximo los
componentes activos. Para potenciar su valor inmunológico se le puede añadir
romero a partes iguales durante la cocción.
Por supuesto, para
todas las aplicaciones indicadas, si se sigue algún tratamiento médico a base
de pastillas o medicina alopática, por favor no olvide consultar al médico para
evitar posibles interacciones no deseadas.
Curiosidades
Además de todos los
usos naturales que podemos dar al jengibre, la industria también se dio cuenta
hace tiempo de su valor y entre otras cosas es utilizado en la formulación de
numerosos enjuagues bucales, pastas dentales y medicamentos de uso dentario, y
hasta hay una bebida carbonatada, el ginger ale, que está hecha a base de
jengibre. Ginger ale se traduce literalmente como “cerveza de jengibre”, y
efectivamente, se trata de una cerveza en el sentido de que se realiza con
levadura, por lo que es un fermentado, sin embargo, como todos sabéis, el
ginger ale no contiene alcohol. Aquí os mostramos cómo hacer tu propio ginger
ale casero, entre los ingredientes, como no podía ser de otra manera, 2
cucharadas soperas de raíz de jengibre fresca rallada:
Ginger Ale casero: 1
taza de azúcar, 2 cucharaditas de raíz de jengibre, el zumo de 1 limón, 1/4 de
cucharadita de levadura de panadería fresca y 2 litros de agua fría.
Como última curiosidad
apuntamos que la raíz de jengibre seca y molida es un ingrediente más del
curry, una de las especias más utilizadas en la cocina india.
Así que no dudéis en
disfrutar de esta fantástica raíz ya sea al natural, en forma de aceite
esencial o en tintura, pues todo son beneficios.
Fuente: El Herbolario
No hay comentarios:
Publicar un comentario