Me
heriste años atrás;
Mis
heridas sangraron por años.
Ahora
has regresado,
Pero
yo no soy el mismo.
En
el pasado, los guerreros peleaban atacando los mismos puntos que usan los
acupunturistas.
Un famoso espadachín casi muere en un duelo en el cual su oponente
lo
atacó de ese modo. Después de eso, el espadachín se volvió un trotamundos y
trató
de renunciar a la vida marcial. Años después, su enemigo lo encontró y lo
desafió
a batirse en duelo nuevamente. Pelearon. En la primera ráfaga de golpes, el
agresor
retrocedió sorprendido. El espadachín sonrió y dijo, “He entrenado por
veinte
años para mover mis puntos vulnerables.” Con eso, finalmente pudo triunfar.
La
espiritualidad es un proceso de sanación interior. Las heridas del pasado
pueden
ser
los mayores obstáculos para el crecimiento personal a menos que las encontremos
y
las curemos todas. Esta es una tarea que puede tomar años, pero debemos
llevarla
a
cabo.
En
muchos casos, nuestras heridas fueron infringidas por otras personas –enemigos.
Esto
es sutil. Nuestros enemigos pueden ser otros en la calle, o personas con las
que
tenemos mucha más intimidad: padres, maestros, hermanos, amantes, amigos.
Si
nos alejamos de dichas personas y tenemos éxito en nuestra práctica, no les
será
posible
volver a nuestras vidas. ¿Cómo podrían? Cambiamos lo que nos había hecho
vulnerables
en primer lugar.
Excelente ¡Gracias Susana!
ResponderEliminarDejando ir al otro, sin insistir en seguir pensando que "nos hizo daño". Seguir viviendo observandonos, para encontrar y reconocer cual fue nuestro punto desarmonico en el cual hizo resonancia la actitud del otro. Con amor, observar, comprendernos, hasta sanar. Gracias a la vida. Abrazos Silvia!!!
ResponderEliminar