CRECIMIENTO - Meditacion N° 296 del dia 23 Abril 2018 - 365 Meditaciones TAO




La bisagra de una puerta que se mueve nunca se corroe.
El agua que fluye nunca se estanca.
Incluso en el otoño de tu vida, no puedes abandonar el crecimiento. Si lo haces,
estarás invitando al deterioro.
Todos los diferentes aspectos de la persona –cuerpo, mente y espíritu- tienen una
curiosa característica: Si dejan de ser ejercitados, dejan de crecer. Una vez que
dejan de crecer, comienzan a atrofiarse. Es por eso que, sin importar cuánto hayas
logrado e independientemente de qué edad tengas, tienes que seguir ejercitando
todas las partes de ti mismo.
Sólo crecemos cuando somos desafiados. Los músculos no se fortalecen sin
resistencia. Las facultades mentales no se agudizan sin pensamiento crítico. El
espíritu no se eleva sin algo que lo emocione. El probar cosas nuevas
constantemente puede parecer un gran esfuerzo, pero a menos que lo hagas, caerás
muy rápidamente de tus alturas. La constancia del ejercicio físico, variando las
rutinas de tanto en tanto, y la constancia de los desafíos mentales y espirituales
son esenciales para evitar las debilidades de la vejez.
No podemos revertir completamente el envejecimiento, pero podemos retrasarlo.
Mientras permanezcamos vitales, no sufriremos tanto. Aunque envejecer es natural, a
veces seguir el Tao supone más que seguir la ruta de la menor resistencia. ¿Por qué
deslizarse hacia la vejez, enfermedad y senilidad? El desafiarse a uno mismo es
también un camino válido, aunque difícil. A veces el Tao privilegia lo difícil por
sobre lo fácil.



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