Retribuye
lo aprendido.
Comparte
tu experiencia.
Si estás en posición de enseñar a
otros, deberías enseñar sin reservas. ¿Qué
necesidad hay de retener información?
Podrías contar el secreto de la vida más de
diez veces, y seguiría estando
seguro. Después de todo, el secreto es sabido sólo
cuando la gente lo hace realidad en
sus propias vidas, no cuando simplemente lo
oyen.
En el pasado, los maestros eran
egoístas. Habían aprendido sólo con extrema
dificultad, y a su vez se lo hacían
difícil a otros. Además, tenían miedo de ser
superados por sus alumnos, por lo que
siempre retenían alguna clave. Qué actitud
tan tonta! ¿Cómo puede un alumno
siquiera desafiar al maestro, a menos que ese
maestro deje que sus habilidades
declinen? Deberías enseñar desapasionadamente y
sin guardarte nada.
Cuando cultivas el poder interior,
comienza a acumularse en tu interior. Pero hay
algo extraño. No puedes retenerlo por
siempre. Si tratas de hacerlo, la energía
espiritual te destruirá. Pero si la
usas prudentemente –para sanar a otros, para
enseñar a otros, para confortar a
otros- entonces la energía se recargará más y más
intensamente, como un pozo que se
rellena a sí mismo. Mientras más das, más recibes
a cambio. Mientras más desinteresado
eres, mayores los propios beneficios.
365 Meditaciones TAO
ENSEÑAR - Meditacion
N° 286 - 13 de Abril 2018
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