¡Menos
mal que los árboles tienen a los humanos para que les digan por donde ir!
Nos
encanta dirigir: en este caso, sus ramas para que sean más productivos, para
que ocupen menos espacio, para que crezcan hacia donde nosotros les dictamos...
Pero en
realidad aunque parece que hablo de ramas y árboles, no es cierto; hablo de
personas.
Nos
encanta dirigir y mandar.
-"Por
supuesto que lo hago por su bien ¿qué progenitor desea mal para su
descendencia?"
-"Es
lo correcto".
-Sino, no
llegarás a nada en esta vida".
Etc.
¿Te
suenan esta y otras frases similares?
En
realidad sin darnos cuenta, muchas veces dirigimos las "ramas
tiernas" de "nuestros árboles" hacia donde pensamos nosotr@s que
es mejor, desde el amor y el cariño, pero en realidad es un amor y cariño
cegado por imposiciones, cargas, educaciones...
¿Y si en
vez de doblegar ramas, nos ocupásemos en observar?
¿Y si en
vez de insistir, nos enfrascáramos escuchando?
¿Y si en
vez de creernos "omnipotentes" nos dedicáramos a confiar?
Es una
gran tarea, tenemos en nuestras manos "tiernas ramas" que se
convertirán en "árboles", podemos dejarles espacio y confianza o
dirigirles y hacerles a nuestra semejanza o a la semejanza de lo que nosotr@s
creemos mejor, sin embargo al hacerlos tal vez les arrebatamos la felicidad.
En
realidad ya sabes que no te estoy hablando de árboles ¿verdad? Estoy hablando
de tu hij@, del mío, del de ellos...
AUTORA:
Rosa Francés Cardona (Izha)
Si pudieramos ser mas coherentes y confiando en el proceso de la vida, dejaramos crecer a los hijos, sin intentar torcerles el camino a nuestro entender. Permitamos que la vida fluya, observemos y veremos como se cumplen las leyes que los maestros enseñan. Salgamos del circulo de codigos que vemos a lo largo de la historia que no han dado frutos de amor. Vivamosen aor, permitamos a los hijos hacer su camino. Solo el alma sabe lo que vino a aprender, por donde ir. Gracias Rosita!!! Abrazos!!!
ResponderEliminar