LA ESENCIA DE LA MEDITACIÓN – Rupert Spira

 


Ser consciente de ser consciente es la esencia de la meditación. Es la única forma de meditación que no requiere dirigir, enfocar o controlar la mente.

 

No podemos convertirnos en lo que somos esencialmente a través de ningún tipo de práctica; mediante la práctica tan solo podemos devenir o convertimos en algo que no es esencial en nosotros.

Podemos llegar a tener cincuenta años (es decir, devenir en una persona de cincuenta años). Podemos estar cansados (es decir, devenir en una persona cansada). Podemos casarnos (es decir, devenir en una persona casada). Podemos volvernos solitarios (es decir, devenir en una persona solitaria). Pero nuestro ser esencial y auto-consciente es anterior a todo devenir, a todo “convertirse en”, y de hecho permanece presente, aunque por lo general pase desapercibido en todo devenir y en toda transformación.

 

“Ser consciente de ser consciente es la esencia de la meditación.”

 

No obstante, una vez que nos hemos convertido aparentemente en un yo separado, en una mente finita, nuestra naturaleza esencial de pura conciencia parece haberse perdido, faltar o estar oculta. Por lo tanto, desde la perspectiva de un yo separado (es decir, de una conciencia temporal y limitada), sí que parece haber una práctica que ha de ser emprendida, o un camino que hay que recorrer, para poder reencontrar o reconocer (es decir, conocer de nuevo) nuestro yo esencial y, sobre todo, para acceder a la paz y felicidad que le son innatas.

Así pues, como concesión compasiva a la creencia de ser un yo o una entidad temporal y finita, la enseñanza no-dual, en la mayoría de los casos, fomenta la práctica de la meditación bajo la forma de la auto-indagación o de la auto-rendición (la entrega de uno mismo).

En muchas expresiones contemporáneas de la no-dualidad esta cuestión se malinterpreta o no se entiende bien. Este tipo de enseñanzas, con el fin de acomodar la experiencia del sufrimiento y seguir manteniendo una perspectiva aparentemente iluminada, proclaman que “todo sufrimiento aparece en la conciencia, pero no hay nadie aquí que sufra y, por consiguiente, tampoco hay nada que hacer”.

 

 

“No hacer nada no es una opción para alguien que se considera a si mismo un ser separado.”

 

En esta clase de afirmaciones, la enseñanza no-dual se emplea para lo mismo que antes se usaban los objetos, las sustancias, las actividades, los estados mentales y las relaciones; es decir, para distraer de su sufrimiento al ser aparentemente separado. O, dicho de otro modo, el yo separado se ha apropiado de la enseñanza no-dual y la está usando para perpetuar su propia existencia ilusoria.

Si estamos sufriendo, sería mejor ser honestos con nosotros mismos e investigar quién es ese que sufre. Al fin y al cabo, si estamos sufriendo, entonces también estamos, por definición, buscando. No hacer nada no es una opción para alguien que se considera a si mismo un ser separado.

Para tal individuo únicamente hay dos posibilidades: o bien tratar de encontrar un alivio temporal en objetos, sustancias, actividades, estados mentales y relaciones; o bien buscar la fuente del sufrimiento dentro de sí mismo mediante la auto-indagación o la auto-investigación, lo que conduce de forma natural a la auto-entrega y a “morar en uno mismo”.

 

 

“La meditación es lo que somos, no lo que hacemos.”

 

Por lo tanto, la meditación, la auto-indagación o la oración contemplativa les parecerá a la mayoría de las personas, al menos inicialmente, una actividad que ellos mismos practican como individuos separados e independientes, y solo gradualmente, a medida que su comprensión vaya madurando y su práctica se vaya perfeccionando, la auto-indagación irá dando paso a la auto-rendición, a “morar” o descansar en nosotros mismos (en nuestro verdadero ser).

Es decir, solo de forma gradual (en la mayoría de los casos) irá quedando claro que la meditación es lo que somos, no lo que hacemos, y que el yo separado o la mente finita es lo que hacemos, no lo que somos.

 

“No es posible hacer ningún esfuerzo para ser nosotros mismos.”

 

Hasta que esto no se reconozca, nos seguirá pareciendo que la meditación requiere un esfuerzo, y si este es el caso, deberíamos hacer dicho esfuerzo mientras nos lo siga pareciendo.

Con el tiempo, llegará un momento en el que veremos con claridad que no es posible hacer ningún esfuerzo para ser nosotros mismos, para conocernos a nosotros mismos (pues tan solo podemos hacer un esfuerzo para ser o conocer algo aparentemente distinto de nuestro propio ser), y en ese momento nuestro esfuerzo llegará espontáneamente a su fin.

 

– Rupert Spira

 

Fuente: SerLibreMente

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