NUCLEO - Meditacion N° 297 del 24 Abril 2018 - 365 Meditaciones TAO





Núcleo
¿Cuál es la diferencia entre un monje y un esposo?
¿Cuál es la diferencia entre un sacerdote y un laico?
Acepto que este mundo es terrible y lleno de sufrimiento.
Y también disfruto de la felicidad cuando viene a mí.
Mientras esté con el Tao, las distinciones son superfluas.
Los espiritualmente iniciados no deberían ser engreídos. No tienen mayores
posibilidades de iluminarse que la gente común y corriente. Una persona ordinaria
no debería despreciar al aspirante a santo; la vida cotidiana está tan llena de
distracciones que encontrar la espiritualidad no es fácil. Francamente, ni el estar
iniciado espiritualmente ni el ser un laico es el factor decisivo de si una persona
encuentra el Tao o no. Las identidades sólo estorban.
No necesito pretender que soy otro que yo mismo. No necesito sentirme inseguro de
mis percepciones. El auto cultivo que emprendo es para perfeccionar quien soy, no
para convertirme en otro distinto del que soy.
Persigo la espiritualidad porque me da una tremenda satisfacción. No la persigo por
las amenazas del infierno, de la ignorancia o del sufrimiento.
La vida tiene sus momentos tristes y sus momentos felices. Los acepto todos. La
vida tiene sus tiempos libres de desapasionamiento y completa serenidad. Esos son
los momentos que busco. Señalan mi senda a través de la miríada de fenómenos de
esta existencia. No me comparo con ascetas ni sacerdotes. Que ellos tengan sus
vidas. Yo disfruto de la mía.



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