La Luz que nos guía: Ejercicio para centrarnos y encontrar las respuestas que buscamos



¿A donde está el lugar? nos preguntamos, ¿a donde vamos y de donde venimos? Buscamos aquí, allá y no nos detenemos a sentir un instante.
¿Por qué cuesta tanto?, ¿Quien se resiste dentro?
La luz está siempre ahí, esperándonos. Nunca se apagó, ni se fue a ningún lugar donde  haya que ir a buscarla.
La Luz es nuestro interior, nuestra claridad y seguridad.
La Luz de los grandes Maestros, es parte de esa misma Luz y sabiduría que les digo y  QUE SABEN que tienen.
No existe un lugar ajeno a ustedes donde me puedan encontrar, porque hasta un en árbol (“fuera de ustedes”) estoy y ese árbol, también son Ustedes y soy Yo.
La separación ya no es. La separación tiene su lugar si se lo damos.
El amor incondicional, es la Luz que está en ustedes, es parte de nuestra esencia divina. Cuidémoslo, ESE ES NUESTRO TESORO. No nos confundamos, ni el dinero, ni el poder, la televisión, la comida en exceso, lo son. Seguramente por falta de conexión, por vacío o por necesidad, pudieron haberlos convertido en su dios. Pero querrán más, faltará aun más, porque  encontraran más vacío y necesidad allí.
La necesidad está para ser superada, está para ver y comprobar, donde queremos estar y donde no, está para elegir.
¿Pero cómo se elige en un momento de confusión, en momentos de tristeza y desesperación?

Hagamos un ejercicio:

Imaginemos Luz, una Luz muy blanca y brillante, una pequeña pero profunda bola de Luz.  Imaginémosla delante de nosotros y tomémosla con nuestras manos. Ahora sintámosla, escuchémosla, RECONOZCAMOSLA, como la misma Luz que nos trajo y que sigue dentro nuestro.
Detengámonos un momento a sentir esto y escuchemos que tiene para decirnos (podemos preguntarle también lo que queramos). Sintamos lo que nos dice...
Luego llevemos la Luz al pecho, sintamos como entra y como vuelve a nuestro pecho, está caliente, está viva, está en su Hogar.
Ahora que sabemos que está allí, cuidémosla, que ella nos GUIARA hacia nuestro camino, hacia el camino que vinimos a transitar.
Y si la desesperación nos vuelve a atrapar y nos hace sentir que nos alejamos de nuestro camino nuevamente, si sentimos que estamos perdidos y queremos volver. Entonces cerramos los ojos, y llevemos nuevamente la mano a nuestro pecho.
Llamémosla, con todo nuestro ser, con nuestra Alma: “Luz, ven a mi, mi luz, Luz del Universo, vuelve y guíame”. ..
Sintamos en ese momento como las manos comienzan a tomar temperatura y se vuelven calientes, como la Luz.
Ahí está volviendo, regresando del lugar donde siempre estuvo y nunca se apago. Ahí está, sintámosla nuevamente, ELLA es nuestra Esencia, nuestra Madre, nuestro Padre, esa Luz Soy Yo, es mi sabiduría, Mi Ángel.
Sintámosla, teniéndola entre las manos un instante con los ojos cerrados.
(Podemos tomarnos el momento que necesitemos cada uno hasta que la reconozcamos sinceramente)
Sintamos, amémosla...
Cuando volvimos a nuestro centro, y la sensación de desesperación, despareció, podremos regresar la Luz a nuestro pecho, sabiendo que ella siempre estará allí para guiarnos en nuestros momentos de separación de lo que somos.
No hay secretos ni misterios que deban resolver, no hay pasos equivocados ni errores
que no se puedan perdonar. Pero no olviden, la Luz está AHI, DENTRO, NO LA BUSQUEN FUERA.

Gracias por estar aquí creciendo y buscando conmigo,
Los amo



Fuente: Caminos al Ser



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