EL EGO Y SUS JUEGOS




La vida es una búsqueda para conocerte a ti mismo. Para ello necesitas un espejo, que son tus relaciones. Cada una de las relaciones que tienes con otros seres humanos te cuentan aspectos de tu propio ser. Pueden reflejarte exactamente como eres o mostrar aspectos tuyos que conlleven una carga negativa que tu odies.

¿Estás dispuesto a admitir que cuando discutes con alguien contra quien realmente te estás peleando es contra tu propia sombra oculta lejos de tu conciencia, proyectada en esa persona por tu ego? ¿Puedes considerar siquiera la posibilidad de que el verdadero final de un largo conflicto está en realizar un trabajo interno, un trabajo que cada uno de nosotros tiene que hacer continuamente? 

La clave está en nuestra exagerada reacción emocional hacia el comportamiento de la otra persona. Cuando nos aprietan las tuercas nuestra parte oscura se estimula. Alguien cercano a nosotros está actuando como reflejo nuestro y normalmente no queremos verlo. ¿Qué es lo que realmente no nos permite percibir nuestras relaciones con los demás como una experiencia de aprendizaje para nuestra transformación y desarrollo? El Ego.

El Ego está constantemente trabajando para destruirte a ti y a tus relaciones. Brutal, porque no actúa de manera sutil sino de forma evidente y descarada, sin embargo es muy difícil de dominar. 

Cuando nos encontramos dominados por nuestro ego, la opinión que se tiene de uno mismo está distorsionada, el verdadero “yo” se aleja y conocerse a uno mismo se complica

¿Qué es el ego? 

Es una máscara, que necesita halagos, sentirse especial, la aprobación de los demás, necesita tener el control de las situaciones y personas, quiere tener el poder porque en lo más profundo de su ser hay inseguridad.

El ego es un personaje que se va creando y que nos aleja de la sencillez y se caracteriza por la complicación, es como una actuación del ideal, una falsa autoestima que se necesita proyectar para que nadie vea la gran inseguridad que se esconde en el interior.

Cuando el ego no es alimentado por el exterior, la persona se siente mal, las emociones pueden experimentar todo tipo de sensaciones negativas, como la rabia, pena, miedo, etc…

Cuando la persona recibe críticas, siente que no es aceptada y no se le reconoce, es cuando la máscara se cae y nos podemos dar cuenta de que en realidad no somos quien nos pensamos.

Los juegos del ego son:
1.    Dominación.
2.  Rechazo a ser dominado.
3.  Yo tengo la razón.
4.  Encubrirse.
5.  Lucha por la supervivencia.
Vamos a profundizar en las formas en que se manifiesta el ego en nuestra relación con los demás.

Dominación

A menudo tendemos a sentirnos seguros en una relación porque tenemos control sobre ella. Queremos que se nos escuche siempre. Que se acepten nuestras ideas y opiniones. Nos gusta sentir que nos necesitan. Esta conducta conduce a la dominación en una relación.

Hay diferentes formas de dominación:
  • Dominación directa: Cuando no te preocupa el daño que puedas causar a la otra persona ni tienes ninguna consideración hacia los sentimientos u opiniones del otro. Esto es la dominación por la fuerza, donde hay una amenaza a la seguridad o la supervivencia del otro. Con tales amenazas, conseguimos que el otro se pliegue a nuestros deseos. 
  • Te doblegas para ser querido: Están también los que quieren que los demás piensen que son humildes, comprensivos y compasivos. Esa forma de practicar la humildad es otro juego del ego. Te doblegas para que te quieran. Manipulas y controlas todo el tiempo haciendo creer a los demás que sólo estás preocupado por su bienestar.
  • Dominación a través de la culpa: Cuando se te hace imposible un control directo, empleas el arma sutil de culpar para alcanzar tu objetivo. Haces que el otro se sienta tan culpable, que tiene que aceptar tus deseos en un intento de evitar el remordimiento de que pueda haberte causado un terrible daño. 
Rechazo a ser dominado.

Por un lado deseamos dominar y por el otro nos rebelamos contra la dominación. Deseamos tener nuestro control en cada cuestión y te rebelas cuando los otros intentan hacer lo mismo. Otras veces, empleamos las mismas estrategias de rechazo directo o sutil culpando o manipulando.

Yo tengo la razón.

Esto lo puedes ver sobre todo cuando te relacionas con alguien. Durante el curso de la conversación, o estás intentando conseguir algo de la otra persona o no estás permitiendo que la otra persona consiga algo de ti. Te defiendes. 
Es un descosido en la tela del amor y la amistad y, una vez que la tela se descose, seguirá rasgándose cada vez más hasta que la relación se rompa completamente.

Encubrimiento y lucha por la supervivencia.

¿Qué pasa cuando alguien apunta tus errores? ¿Qué pasa cuando alguien intenta influir en tus opiniones? Inmediatamente te sientes inseguro y lo que sigue son un montón de mentiras y de historias. La lucha por la supervivencia es continua. Y si al final las cosas no salen como esperabas te encargas de tapar el fracaso dando un montón de razones.
Finalmente, el ego se desequilibra. Te haces daño a ti mismo y no eres capaz de perdonar al otro. Te vuelves inconsciente y egocéntrico. Hay un conflicto enorme que conduce a la pérdida de energía. Lo que conlleva una pérdida total del sentido de paz y bienestar.
El ego también lleva al fracaso de la inteligencia. Una persona egocéntrica no es capaz de escuchar a los demás, por consiguiente, no es capaz de aprender. No puede escuchar otros puntos de vista, no puede adquirir nuevas ideas. Si vives centrado en el ego, no tienes libertad para cambiar tu postura. 

¿Cómo te liberas del ego?

Es posible liberarse de el, cuando hay consciencia. Ser consciente del ego cuando está actuando, es estar libre del ego. Porque aunque el ego sea tan dañino, tan venenoso, tan peligroso y para nada rentable, si eres consciente de el, automáticamente, se hace débil.
No harás nada que pueda dañarte. Esta es la naturaleza de cada ser humano. Así que si puedes ver el daño que el ego te causa, entonces el ego deja de estar. Si puedes ver cómo te están haciendo sufrir tus actitudes basadas en el ego, no volverás a actuar desde el ego. Dejarás de hacerlo, porque sabrás que no es bueno para ti. 

Eso es todo lo que hay que hacer. Todo ocurre de forma natural. El problema es que no ves cómo las estrategias del ego te hacen sufrir. Si puedes verlo, eres libre. 
Si no lo ves o no ves que te está perjudicando, cualquier cosa que hagas para liberarte del ego, sólo permitirá perpetuarlo. “No hay ningún final para este juego si no lo ves”.

Es importante que seas capaz de ver que todas las necesidades de aceptación exterior no son más que ilusiones, fantasías que tu ego ha creado.
No necesitas nada de eso para ser feliz, lo único que necesitas es sumergirte en la sencillez y humildad. 



No pretendas ser más, ni creas que eres menos, porque al final todos somos iguales.


LOURDES MORALES

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