PROPÓLEO O PRÓPOLIS: descubre porqué es tan beneficioso para la salud



Entre las maravillas que nos ofrece la naturaleza encontramos el propóleo o própolis. En este post descubrirás qué es exactamente, cuál es su composición, para qué es bueno y en qué dolencias puede ayudar a mejorar la salud.

Y no nos olvidamos de las posibles contraindicaciones que puede tener su consumo.

¿Qué es el propóleo?
El propóleo, o própolis, es una sustancia de consistencia viscosa obtenida de las colmenas de abejas y conocida por el ser humano desde tiempos remotos debido a sus propiedades terapéuticas.

Se trata de una sustancia balsámica, elaborada a partir de las partículas resinosas que hay sobre las yemas de las plantas, la cual es procesada por las abejas con secreciones glandulares que éstas utilizan, principalmente, para tapar fisuras, amortiguar las vibraciones, impermeabilizar y desinfectar la colmena.

Aunque de olor el propóleo es dulce y agradable, al contrario que la MIEL éste tiene un sabor acre y ligeramente amargo. Su color puede variar del amarillo claro, castaño-rojizo, hasta casi negro, según el origen botánico de las fuentes de aprovisionamiento de resinas.

Los antecedentes del uso del propóleo en medicina y cosmética se remontan a los sacerdotes egipcios, aunque es a los griegos a quienes se les debe el nombre: pro, “delante de”, y polis, “ciudad”, definiendo las funciones principales del propóleo en la colmena.

Los registros antiguos, en todos los continentes, reflejan las propiedades limpiadoras y cicatrizantes en el tratamiento de infecciones en la piel, llagas y supuraciones del propóleo.

El mejor propóleo
Existen diferentes categorías de propóleos para la comercialización.

Los de primera calidad tienen un aspecto de material seco, granuloso y laxo, con textura en láminas y su color varía según su origen botánico.

Igual que en el caso de la miel, en el que te recomendamos elegir la Miel Ecológica porque este producto es en el que más fraude se suele cometer, el Propóleo Ecológico no contiene residuos de pesticidas y ha pasado más controles de seguridad. Es  la mejor opción para tu salud y para cuidar el medioambiente.

Si bien el própolis se utiliza mucho en cosmética y medicina, su valor económico también se extiende a diversos campos, como en la fabricación de lacas para muebles e instrumentos de cuerda, por su gran resistencia frente a los factores ambientales.

Composición del propóleo
Los propóleos tienen una composición química compleja y variable según su origen botánico o la planta de donde la abeja extrae las resinas y el polen, en la que se encuentran:

Entre un 50 al 80% de resinas y bálsamos;
Entre un 12 al 40% de ceras;
Del 7 al 15% de aceites esenciales y aromáticos;
Del 5 al 10% de minerales simples;
Y compuestos flavonoides, ácidos fenóliocos (benzoico, cafeico, ferúlico, cinámico y cumárico, entre otros), y crisina, que le aporta el color característico de la fuente de aprovisionamiento de las resinas.
Contiene también cumarina, microelementos, así como vitaminas (pro-vitamina A y vitaminas del grupo B).

Estos componentes, aún variando según la región geográfica y las especies vegetales de donde proviene la resina, tienen acción bactericida y bateriosática, efecto antibióitco e inhibitororio frente a algunos virus, así como su efecto anestésico local y cicatrizante.

¿Para qué sirve el propóleo o própolis?
En la apiterapia, que utiliza diferentes productos procedentes de colmenas, el propóleo es una sustancia con capacidad terapéutica, mientras que la miel, el polen y la jalea real son suplementos alimenticios.

Se han demostrado resultados positivos en el tratamiento de procesos inflamatorios en las vías respiratorias altas, catarros, gripe, sinusitis, laringitis, bronquitis, asma bronquial, neumonía crónica y tuberculosis pulmonar.

Además, se utiliza en dermatología para el cuidado de la piel y para el tratamiento de abscesos, forúnculos, supuraciones, sabañones, grietas, verrugas, callosidades, eczemas y psoriasis,

El própolis es útil para el alivio de abscesos bucales y tratamientos odontológicos.

Las investigaciones también han concentrado su atención en el uso de propóleo como antihepatotóxico, antitumoral, antioxidante e inmunomodulador, entre otros efectos sobre el organismo.

Los resultados de diversos ensayos han demostrado que algunos propóleos, según la proporción de principios activos derivada de su origen, tiene una elevada acción inhibidora del crecimiento en bacterias Gram positivas. Entre los efectos más destacados, destaca la alta acción de algunos propóleos frente a Staphylococcus aureus, uno de los organismos que más enfermedades provoca (infecciones en la piel, y a veces también neumonía, endocarditis y osteomielitis) y que tiene alta resistencia a la penicilina..

En resumen, los propóleos actúan en:

Vías respiratorias, con efecto antigripal por su acción antiinflamatoria, anestésica y protectora de la garganta.
Aparato digestivo, normalizando el peristaltismo intestinal, regulando el apetito y como protector del hígado.
Aparato circulatorio, con efectos vaso-dilatadores e hipotensores.
Dermatología, como cicatrizante, desinfectante y antiinflamatorio.
Odontología, incrementando la salud bucal con su efecto antiséptico, antibiótico y antiinflamatorio, reduciendo la formación placa bacteriana y de caries.
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En la medicina popular se utilizan los propóleos para tratar callosidades, quemaduras y heridas leves. La dosis sugerida es de 5mg de propóleo por kg de peso corporal al día, o 16 gotas en tinturas al 30%, siendo utilizado para, entre otras:

Tratar las infecciones de garganta: realizando gargarismos o utilizando caramelos y jarabes.
Tratar las ulceraciones bucales: realizando gargarismos con preparados de extracto o tintura en agua.
Tratar el acné: frotando el área con una gasa con algunas gotas de extracto fluido o tintura.
Las sugerencias anteriores han de seguir la posología indicada en la etiqueta del producto, atendiendo a su proporción o grado de dilución en diferentes elementos, así como a otros componentes presentes en el producto.

Cómo se toma el propóleo
Después de la extracción en la colmena, el propóleo es sometido a un procedimiento de eliminación de impurezas y por, molienda, lixiviación, filtración y evaporación, se obtiene el extracto.

Tanto en extracto fluido como en polvo, se utiliza en formulaciones para su comercialización en diferentes presentaciones como jarabes, cápsulas, comprimidos, trozos masticables, extractos, sprays, cremas, lociones, entre otros. Todos ellos con una composición específica donde la proporción de propóleos y otros elementos (alcohol, propilenglicol o agua, entre otros) varían.

También puede conseguirse el propóleo puro, en crudo y libre de impurezas, donde lo más importante es asegurarse de que sea de una fuente pura, libre de cualquier contaminación. Al utilizarlo, no debería combinarse con azúcar refinado, para evitar que disminuya o pierda su efectividad.

El propóleo es insoluble en agua y comienza a ablandar a partir de los 15° C, toma consistencia viscosa a los 30° C y su punto de fusión es a los 65° C. La mejor forma de conservación es en recipientes de vidrio, al abrigo de la luz y del aire.

Consideraciones y posibles contraindicaciones del propóleo
En general, los propóleos y productos que contienen extractos, son bien tolerados en adultos. Sin embargo, faltan estudios sobre los efectos alergénicos y se han reportado dermatitis asociadas a la cera de abejas (cera alba) que puede estar presente en algunos productos con propóleos.

Se recomienda utilizarlo primero por vía tópica, en un área de piel sana, esperando un tiempo para verificar que no se produce hinchazón o irritación.

Bibliografía consultada

“Los propóleos de las abejas”, Consuelo Perez Arquillue y Ma. Fuencisla Jimeno Benito. Hojas Divulgadoras N° 7/87 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (España). 1987
“Propóleo: aplicaciones terapéuticas”, Maribel Saiz Cayuela y Juan Serrano. Dietética y nutrición, revisiones monográficas. Natura Medicatrix. 2003
“Propóleos: Un valioso producto de la colmena”, Enrique Bedascarrasbure, Luis Maldonado y Alejandro Alvarez. INTA. Horizonte Agroalimentario.
“Estandarización en propóleos: antecedentes químicos y biológicos”, Raúl C. Peña. Ciencia e Investigación Agraria Vol. 35 N. 1 (Chile). 2008
“El propóleo, otro recurso terapéutico en la práctica clínica”. Vanesa Noriega Salomón. Universidad de Cantabria. 2014
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Fuente: ECOAGRICULTOR






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