“Pues el
cielo es el hombre y el hombre es el cielo. No solo las estrellas forman el
cielo, sino que hay estrellas en nosotros, la fuerza del hombre viene del
firmamento superior, y todas sus fuerzas están en él. Tal como el mismo sea
fuerte o débil, de modo que el firmamento está también en el cuerpo”.
Paracelso.
La
astrología que aplicada al campo medico tuvo como representante a Paracelso
quien decía “Toda infección comienza en el astro, y del astro desciende hacia
el hombre. No es que el cielo se imponga
al hombre, por eso debemos seguir la acción del astro en el hombre, acción
ordenada por la mano de Dios, y que el cielo comienza a manifestar y da a luz,
por eso debe llegar al hombre. Del mismo modo que el astro tiene importancia
para el diagnóstico y el pronóstico, también la tiene para la terapia que así
como los astros nos hacen enfermar estos mismos sanan”. Al aplicar esta
alquimia encontraremos respuestas que nos permitirán abordar nuevos senderos en
el proceso de sanación y de comprensión de la energética humana, así como de
sus orígenes
Referente a
la influencia de los astros en la
medicina, Carl Jung en su “libro
PARACELSICA” acude al mismo Paracelso quien dice: El médico debe ser ante todo
un alquimista.” Debe aplicar la scientia Alchimiae”. “Debe conocer lo saludable
y lo enfermizo de los elementos”. Pero el médico tiene que ser astrologo además
de alquimista. Pues su segunda fuente de conocimiento es el firmamento o cielo.
En el Labyrintus Medicorum, dice Paracelso que las estrellas del cielo deben
ser reunidas en la bóveda y el médico debe “tomar de allí las máximas del firmamento”. El
firmamento no es únicamente el cielo cósmico estelar, es un corpus que por su
lado es una parte o contenido del cuerpo humano visible.
El Corpus
del firmamento es una correspondencia corporal del cielo astrológico, por eso
las estrellas y los planetas se mueven libremente, también en el cuerpo representados por los troncos celestes que son bajados a lo
terrestre y ubicados en el ciclo biológico que tiene correspondencia con el
circuito cósmico llamado por los astrónomos la vía láctea y por los Han el camino del Tao. El médico debe conocer el
cielo interior. “En tanto conoce el cielo sólo exteriormente, sigue siendo astrónomo o astrólogo; pero si lo ordena en
el hombre, conoce dos cielos. Entonces los dos dan saber al médico acerca de la
parte que se encuentra en la esfera superior. Entonces este debe encontrarse en
el médico sin la enfermedad.” Hay pues en el hombre un firmamento como en el
cielo, pero no es un pedazo, sino que son dos. Pues la mano que ha separado la
luz de las tinieblas, y la mano que ha hecho el cielo y la tierra, ha hecho
también esto abajo en el microcosmos, tomándolo de arriba, y ha encerrado en la
piel del hombre todo lo que comprende el cielo. Por eso el cielo exterior es
una indicación del cielo interior. Que en Medicina china equivale a decir que
el cielo anterior es una indicación del cielo posterior. Es indudable que aquí
ha tenido influencia la intuición de Paracelso, por la idea hermética de “cielo
de arriba, cielo de abajo”. Troncos Celestes Ramas Terrestres.
En su
concepción de cielo interior ha contemplado una imagen primitiva que, por su
naturaleza eterna, ha sido dada, no sólo a él, sino a muchos y en otras épocas
y lugares. “En cada hombre-dice- hay un cielo especial, completo e
inquebrantado”.” Un niño recién concebido ya tiene su cielo”. “Hay una “línea
láctea” en el cielo y en nosotros”. “Es necesario – dice – que el médico
conozca y comprenda los Ascendentes, las Conjunciones, las Exaltaciones de los
planetas, etc., y todas las constelaciones; y así conoce afuera en el padre y
busca ahora y siempre cómo el lleva dentro al hombre. Allí encuentra el cielo
en cada uno, con su concordancia, allí la salud, la enfermedad, el principio,
el fin, la muerte. Pues el cielo es el hombre y el hombre es el cielo. No solo
las estrellas forman el cielo, sino que
hay estrellas en nosotros, las mismas que hacen que nosotros no las veamos y
estén en nosotros, la fuerza del hombre viene del firmamento superior, y todas
sus fuerzas estén en él. Tal como el mismo sea fuerte o débil, de modo que el
firmamento está también en el cuerpo…”
El llamado
“Padre en el Cielo” es el mismo cielo estrellado. El cielo es el homo maximus y el corpus sydereum, y, si puede
decirse así, el representante del homo maximus en el individuo. Así, él es el
que permanece, y de ese modo él debe ser examinado a partir del Padre y no a
partir de sí mismo. El Padre celeste, es decir, el hombre grande, también
enferma, y por ello se puede establecer el diagnóstico y el pronóstico de los
hombres. Lo que evidentemente quiere decir que el médico debe considerar la
enfermedad a partir de la condición del Padre, es decir del Cielo. El astro es
auténticamente etiológico. “Entonces-dice-, toda infección comienza en el
astro, y del astro desciende hacia el hombre. No es que el cielo se imponga al hombre, por eso debemos
seguir la acción del astro en el hombre, acción ordenada por la mano de Dios, y
que el cielo comienza a manifestar y da a luz, por eso debe llegar al hombre.
Del mismo modo que el astro tiene importancia para el diagnóstico y el
pronóstico, también la tiene para la terapia.” Pues de aquí nace la causa de
que el cielo te sea desfavorable, y no quiera guiar tus remedios, de modo que
tú puedes realizar nada”. El cielo lo debe guiar, en el momento del cielo más
favorable. Si el médico pone en su justa relación al corpus astrale con el
cielo, es decir, al Saturno fisiológico, es decir, el Bazo o Júpiter, el
hígado, entonces el medico está como dice Paracelso,” sobre el camino cierto”.
Fuente:
Astrologos del Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario