Como si el cielo se
convirtiera en gasa y sus capas se deslizaran por el aire hasta nuestra mirada,
el Agata de Encaje sabe penetrar en los rincones más sensibles de nuestro
centro laríngeo para devolverle la suavidad.
En procesos físicos
como etéricos ella ofrece la posibilidad de retomar la calma y el equilibrio.
Para fiebres, dolores, procesos inflamatorios, excesos, broncas, dificultad en
la expresión o bloqueos por temor y dolor ella es el comienzo de la sanación.
Pareciera que sus encajes
bailan en el aire y cautivan al tercer ojo atrayendo su mirada. Este responde
despertando percepciones con una visión sutil y clara como la luz del día que
recién comienza, aún bañado de rocío. Porque trae consigo, también, el poder de
calmar las emociones.
Aporta de esa forma paz
mental y seguridad en nuestra palabra permitiéndonos atravesar el temor a ser
dejados de lado, juzgados o rechazados por ella. Facilita la expresión de
nuestros pensamientos y nos da la calma para encontrar las mejores formas de
transmitirlos.
Es suave, sus
transparencias nos invitan a entrar en sus dominios profundos donde reina la
calma y su magia; pero también cuenta con el poder de los cristales celestes,
la fuerza de los vientos y del cielo que son capaces de lidiar con cualquier
dificultad.
La experiencia con ella
es absolutamente grata, sólo genera bienestar mientras trabaja diligentemente
para devolvernos nuestra propia voz y comunicar el corazón con la mente a
través de la garganta.
Cuando logramos
expresar lo que queremos y hablar por quienes somos en concordancia con nuestra
cabeza y nuestros sentimientos…. es porque la armonía profunda se ha logrado.
Una armonía celeste como el Agata, liberadora y feliz.
Lic. Laura Cagnoni
Fuente: Gruta Minerales
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