Hablamos de la
estrecha relación que existe entre lo que pensamos y lo que sentimos: cuando en
la mente surge un pensamiento, invariablemente nuestro cuerpo experimenta un
sentimiento o una emoción. Ejemplos: un pensamiento de juicio origina un
sentimiento de separación; uno de preocupación desencadena un sentimiento de
temor; a un pensamiento de queja le sucede un sentimiento de desánimo, mientras que si mantenemos en la mente
pensamientos de confianza, en nosotros brotaran sentimientos de seguridad.
Esta conexión entre
pensamientos y sentimientos es la manifestación de una ley. Cuando ya la
conocemos podemos aplicarla y transformar los estados emocionales negativos en
otros de signo positivo. Sin embargo, todos sabemos por experiencia propia que
esos mismos pensamientos y sentimientos nocivos regresan a nosotros una y otra
vez.
¿Podemos hacer algo que
suponga la desaparición, o al menos la disminución de esos estados emocionales
que no deseamos? Existen muchas técnicas, prácticas y terapias para lograr este
objetivo, aunque antes de utilizarlas hemos de practicar durante un tiempo el
trasformar en positivos los pensamientos y sentimientos que surjan en nosotros.
Así una y otra vez, hasta que este modo de trabajar esté integrado a un cierto
nivel. Nuestra sabiduría interna nos dirá cuando lo hemos alcanzado. Entonces
ya estaremos preparados para trabajar de una forma diferente y lograr que los
pensamientos negativos y los estados emocionales asociados a ellos sean cada
vez menos frecuentes e intensos. Hablamos de un proceso.
Se han ideado diversos
modos de trabajo para liberar nuestra mente de las semillas negativas que hemos
sembrado en el pasado. En este artículo vamos a mencionar brevemente varios de
entre los muchos que existen, con el único objetivo de darlos a conocer. Si
alguien desea profundizar en alguno de estos métodos puede hacerlo por medio de
libros, artículos y vídeos en Internet, terapeutas, talleres… Siempre que se
trate de una terapia deberá ser un profesional (médico, psicólogo, terapeuta…)
el que oriente y dirija el trabajo.
ECKHART TOLLE
Ha publicado varios
libros que nos pueden ayudar a aquietar la mente. En el primero de ellos, “El
poder del ahora”, expone sus ideas de un modo claro y con un hermoso lenguaje
de agradable lectura. Es un libro sencillo y profundo, a la vez que tiene la
virtud de motivar al lector a interesarse y poner en práctica lo que en él está
leyendo.
La idea central de las
enseñanzas de Eckhart Tolle es que solo viviendo en el presente, en el aquí y
ahora, podemos tener acceso a la paz que deseamos. Esa armonía no es posible
lograrla si trasladamos la atención al pasado con la finalidad de justificarlo
o comprenderlo, ni tampoco llevándola al futuro con el propósito de programarlo
y que se supedite a nuestras necesidades actuales.
El libro citado, al
igual que el resto de los libros que ha publicado hasta ahora, pueden
convertirse en amigos a los que dedicar unos minutos cada día. Basta con leer
unos párrafos o un epígrafe con atención para que nuestra mente se nutra de una
energía de equilibrio y bienestar, permaneciendo en el aquí y ahora.
TERAPIA COGNITIVO
CONDUCTUAL
Esta escuela
psicológica nos dice que ante una situación surgen en nosotros pensamientos que nos llevan a experimentar
unos sentimientos concretos y a realizar unas acciones determinadas. Si los
pensamientos que se desarrollan en nuestra mente son negativos, nos vemos
impulsados a sentimientos y acciones negativos. De este modo podemos entrar en
un circulo que se retroalimenta.
Esta terapia enseña a
romper ese estado inercial y acabar así con esa relación de pensamientos,
sentimientos y comportamientos negativos.
MEDITACIÓN
La meditación es una
práctica que aporta numerosos beneficios a quien la realiza de modo habitual.
Nos ayuda a calmar la mente y conseguir que se vaya creando en nosotros un
estado permanente de armonía y equilibrio. Además, según la clase de meditación
que realicemos, puede ser un camino de desarrollo espiritual y de conexión con
nuestro Ser Interno.
Hay numerosas clases de
meditación, algunas de ellas muy sencillas de practicar: meditar en la
respiración; con atención en el conteo; guiada; con un mantea; meditación de
mente natural… Estas meditaciones sencillas son muy eficaces y pueden
aprenderse con una persona experta en apenas tres o cuatro sesiones. (Con fecha
17/04/14 he publicado un artículo con el título “LA MEDITACIÓN”)
EL METODO VITTOZ
Con frecuencia
experimentamos un “vagabundeo cerebral” cuando queremos leer, meditar o
reflexionar y los pensamientos atraviesan nuestra mente sin cesar. Entonces es
necesario enseñar a la mente a controlar esos pensamientos. Vittoz ideó unos
ejercicios sencillos con los que se consigue que la persona experimente un
verdadero baño de sensaciones, en el que se zambulle plenamente, sin asociar
otras ideas. Si a la persona se le pregunta después en qué ha estado pensando,
a menudo responde que “en nada”. Su mente ha permanecido sin pensamientos,
experimentando un estado de equilibrio y armonía.
Los ejercicios de
Vittoz, aunque tienen una finalidad terapéutica, son muy útiles para lograr
aquietar la mente en determinados momentos y así alcanzar un estado emocional
más positivo.
MINDFULNESS
577538_357413924367053_924187985_nEs
una técnica de plena actualidad cuyo objetivo esencial es lograr estar presente
y consciente en todo momento de nuestra vida, acogiendo cada experiencia de un
modo amoroso y sin juicio. Y, aunque su meta es el desarrollo de la conciencia,
la relajación y la paz mental son resultados muy beneficiosos que se obtienen
con la práctica del mindfulness. La palabra mindfulness se puede traducir por
“conciencia plena” o por “conciencia en la realidad presente”.
A través de la atención
plena quedamos libres de los pensamientos que nos llevan a darle vueltas al
pasado o a los proyectos del futuro, desarrollando la conciencia del momento
presente. Esta técnica nos propone distintos ejercicios para desarrollar la
conciencia en el aquí y ahora y mantener la mente en calma, sin que salte
compulsivamente de un pensamiento a otro.
EJERCICIOS DE
CONCENTRACIÓN
Una mente que es capaz
de permanecer centrada nos proporciona un mayor nivel de calma y facilidad para
liberarnos de los pensamientos perjudiciales. En cambio, la mente dispersa o
repetitiva nos desarmoniza y debilita.
Cuando la mente alcanza
una alta capacidad de concentración no se deja alterar fácilmente, y menos por
pensamientos banales. Esta mente es de gran ayuda en los momentos y
circunstancias difíciles.
Existen multitud de
técnicas y ejercicios para incrementar la capacidad de concentración de la
mente. A tal fin se puede buscar en Internet, en libros que hablen de la
concentración mental, consultar con algún experto…
BUDISMO
Esta religión o
creencia, ha desarrollado a un alto nivel la comprensión de la mente del ser
humano. Cualquier buen libro sobre el budismo nos lo mostrará.
En el budismo hay
varias tendencias o escuelas, pero todas ellas nos aportan enseñanzas útiles
para nuestro objetivo de calmar la mente y alcanzar una mayor paz y armonía,
que son las condiciones en las que puede manifestarse la divinidad que en
esencia somos.
El maestro zen Thich
Nhat Hanh expone ideas muy sencillas y prácticas para vivir en el momento
presente, desterrando de nosotros los pensamientos negativos y llevándonos a la
realización personal. Sus enseñanzas están recogidas en varios libros que ha
publicado, todos ellos de muy fácil comprensión, de lectura agradable y llenos
de sabiduría. Me permito recomendar dos de ellos: “Hacia la paz interior” y,
muy especialmente, “Cómo lograr el milagro de vivir despierto”.
TOMAR CONCIENCIA
Hace unos años, en una
de esas épocas difíciles por las que todos pasamos, practiqué durante un tiempo
una técnica a la que llamé el “Acto de Tomar Conciencia”. Aunque su campo de
aplicación es mucho más amplio (cambiar hábitos; superar el desánimo, el temor
o el hablar de modo compulsivo; dejar atrás experiencias del pasado…) puede
utilizarse eficazmente para sanar pensamientos y sentimientos. Avanzo aquí
algunas ideas de esta técnica. En unos días publicaré un artículo explicándola
detalladamente y compartiendo ejemplos de mi experiencia personal. (Artículo
publicado con fecha 04/04/14).
Lo que pensamos y lo
que sentimos está vinculado. Al cambiar un pensamiento negativo por otro
positivo, la emoción negativa que sentimos cambia igualmente a otra positiva.
Sin embargo todos sabemos por propia experiencia que a veces es difícil de
identificar el pensamiento que ha dado lugar a una emoción. Por ejemplo,
podemos sentirnos tristes o inquietos sin ser capaces de identificar el
pensamiento que nos ha causado ese malestar. La razón de esto es que el
pensamiento puede no haberse hecho consciente en la mente, o aparecer de un
modo sutil, difícil de captar, despareciendo velozmente como una estrella
fugaz.
Pero aunque no podamos
identificar un pensamiento, siempre es posible reconocer el sentimiento que él
provoca en nosotros. Además, desde el sentimiento el trabajo puede ser mucho
más profundo y sanador.
Los sentimientos y las
emociones que vivimos se manifiestan en una parte concreta del cuerpo. Las
zonas más frecuentes son:
a) En toda la cabeza,
en su parte superior, en la frente, en las sienes… Las sensaciones más comunes
son: confusión mental, ideas obsesivas, atontamiento, mareo, dolor…
b) En un área mayor o
menor del pecho en forma de opresión, corazón alterado…
c) En el abdomen, como
malestar, inquietud, angustia en la boca del estómago…
d) En los riñones, en
forma de temor más o menos difuso, dolor…
e) En ocasiones se
puede notar decaimiento, preocupación, malestar general… , que se manifiestan
en todo el cuerpo…
Una vez que
identificamos lo que sentimos y en qué parte del cuerpo se manifiesta, ya
estamos listos para comenzar el acto de tomar conciencia. Este consiste en
poner toda nuestra atención en lo que estamos sintiendo, lo que supone que
observamos sin razonar, sin buscar causas, consecuencias o relaciones. La mente
permanece en calma durante todo el trabajo, en tanto que miramos lo que
sentimos con plena atención, relajados, en la actitud del observador que está
completamente implicado en lo que observa. Cuando digo “mirar”, “observar”, me
refiero a un mirar y observar internos, no con los ojos físicos.
Todo el trabajo se
realiza en estado de autoconciencia, y así cobra una nueva dimensión sanadora,
pues al margen de la meditación, cuando más cerca nos encontramos de nuestro
Ser Interno es en los momentos de autoconciencia.
Con el trabajo de tomar
conciencia no se pretende buscar la desarmonía que podamos tener en la mente
—la sombra que dicen algunos autores—, sino que aprovechamos aquellas ocasiones
en que esa energía brota espontáneamente para sanarla.
Es muy distinto tomar
conciencia de una emoción o de un sentimiento que razonar sobre ellos. Al tomar
conciencia lo que estamos haciendo es mirar, sin aprobación ni rechazo, algo
que surge en nosotros mismos. Lo reconocemos como una parte nuestra y a un
nivel, mayor o menor, queda integrado y se sana.
En cambio, si razonamos
lo que sentimos queriendo comprenderlo, descubrir su origen, averiguar porqué
se manifiesta ahora…, solo obtendremos confusión mental. Siempre aparecerá un
nuevo factor que desajustará el equilibrio que creíamos haber alcanzado.
¿Cuál es el origen de
los pensamientos y sentimientos negativos?
Podemos imaginar la
mente de una persona como un campo de siembra. Cuando nace a su primera vida
como ser humano ese campo (su mente) está virgen, sin pensamientos positivos ni
negativos, pues ninguna semilla se ha sembrado en él. La persona actuará en
base a las demandas que surjan de su interior y a las condiciones de su
entorno: calor, frío, hambre, dolor, placer, comportamiento de los demás,
peligro…. Ante esos estímulos reaccionará de modo egoísta, con la única
finalidad de satisfacer sus necesidades, y en consecuencia sembrará en su mente
semillas que podemos llamar negativas (por utilizar una terminología que nos
ayude a entender).
En sus siguientes vidas
cosechará los frutos de su siembra en forma de sentimientos de soledad,
violencia, miedo…, y creará los pensamientos que sean concordantes con ellas.
Así hasta que comienza a generar otros de más elevada vibración: gratitud hacia
quien le ayuda; pertenencia a un colectivo; protección a los suyos…
Conforme avanza en su
desarrollo, la persona va sembrando en su mente cada vez más semillas positivas
y menos negativas, aunque las negativas que sembró en el pasado siguen
produciendo frutos perjudiciales. Esta es la razón por la cual aún tenemos en
nuestra mente semillas que producen frutos de todo tipo: emociones y
pensamientos tanto positivos como negativos.
En las últimas etapas
de nuestro proceso evolutivo la siembra será sólo de semillas positivas:
pensamientos y sentimientos de unidad, respeto, paz, comprensión y Amor.
Juan Jose Gracia
Pertusa
Fuente: Portal de
Conciencia
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