Nos enfrentamos a una
de las enfermedades más extendidas en la actualidad que afecta a hombres,
mujeres, niños, de cualquier procedencia dificultando sus vidas. No se está
prestando la debida atención, a lo que oculta
en la mayoría de los casos a las causas emocionales de la diabetes.
La Diabetes esta
frecuentemente relacionada con tristeza profunda que se produce después de un
acontecimiento en el cual sentí́ rencor contra la vida.
La diabetes es una
enfermedad del páncreas, glándula importante y con múltiples funciones en el
cuerpo humano.
Indica un deseo de ser
amado, combinado con una inhabilidad para dejarse amar.
El resultado es
“hiperacidez” o sea, los que no aman, se vuelven ácidos. Te falta el dulzor de
la vida y añoras el amor que no puedes dar.
No esperes esa pareja
ideal imaginaria, deja que el amor te llegue de todas partes. Suelta el pasado
y reconoce que el amor, el disfrute y el afecto son elementos fundamentales de
la vida.
La diabetes es
consecuencia de una deficiencia en la función endocrina del páncreas, que se
manifiesta como un déficit de insulina. No obstante, algunos casos de diabetes
se deben a una resistencia a la acción de la insulina, como también algunos
tipos de obesidad.
Una de ella es producir
insulina, la hormona necesaria para mantener una concentración normal de
glucosa en la sangre
El páncreas es la
glándula que está ligada al centro energético del plexo solar.
Todo problema en esta
glándula indica que existe un trastorno en el nivel emocional. De hecho, este
centro de energía administra las emociones, los deseos y la mente.
La persona que padece
diabetes es emotiva y a menudo tiene muchos deseos.
Es del tipo de persona
que desea algo para sí misma y también para todos sus seres queridos.
Quiere que todos
reciban una rebanada del pastel. Sin embargo, puede ponerse celosa cuando alguien
tiene más que ella.
En general, es una
persona muy servicial, pero con muchas expectativas
Actúa con todos como
madre y se culpa fácilmente si lo que desea para los demás no se realiza.
Existe en ella una gran actividad mental debida a una búsqueda intensiva de los
medios necesarios para dar respuesta a sus expectativas.
El hecho de cultivar tantos
deseos oculta una tristeza interior que proviene generalmente de un gran deseo
de ternura y amor que nunca ha sido satisfecho.
La diabetes se
manifiesta en el niño cuando éste no se siente suficientemente reconocido.
Su tristeza le ocasiona
un vacío interior que busca una compensación. De este modo intenta llamar la
atención.
Tu diabetes se presenta
para advertirte que te sueltes y te des tiempo para dejar que las cosas sucedan
en lugar de querer controlarlo todo.
Deja de creer que tu
misión es disponer la felicidad de todos los que te rodean.
Eres el tipo de persona
que logra lo que quiere, pero los demás no necesariamente desean las mismas
cosas ni en la misma medida que tú.
Date tiempo para
disfrutar las dulzuras de tu vida en su momento, en lugar de distraerte con lo
que vas a querer mañana.
Hasta ahora has
preferido creer que lo que deseas es siempre para los demás.
Acepta la idea de que
esos deseos son, antes que nada, los tuyos, y luego reconoce todo lo que has
obtenido hasta este momento.
Acepta también que, aun
cuando un gran deseo no se haya realizado en el pasado, ello no te impide
apreciar los deseos pequeños que se hacen patentes ahora.
Si eres un niño diabético, ha llegado el momento de que
dejes de creer que eres el hijo perdido de la familia. Eres tú quien debe
encontrar tu lugar.
La diabetes también
llamada diabetes dulce, se manifiesta por una secreción insuficiente de
insulina por el páncreas que resulta de una incapacidad de éste en mantener un
porcentaje de azúcar razonable en la sangre.
Un exceso de azúcar
sanguíneo se produce entonces y la sangre es incapaz de usar adecuadamente los
azúcares en el flujo sanguíneo. Estos azúcares en exceso causan un porcentaje
demasiado elevado de azúcar en la orina que se vuelve dulce.
El azúcar corresponde
al amor, a la ternura, al afecto, la diabetes refleja pues diversos sentimientos
de tristeza interior.
Es el mal de amor, una
carencia de amor seguro porque necesito, a causa de mis heridas anteriores,
controlar el entorno y la gente que me rodea.
Si tengo diabetes,
suelo vivir tristezas seguidas, emociones reprimidas teñidas de tristeza inconsciente
y ausentes de dulzura.
La dulzura desapareció dejando sitio a un
dolor continuo. Empiezo entonces a comer azúcar bajo todas las formas posibles:
pastas alimentarias, pan, golosinas, etc. para compensar. El plano
afectivo, social o financiero puede
resentirse. Intento compensar por todos los medios posibles.
Me limito en muchos
campos. Me vuelvo “amargo” (amargura) frente a la vida, es la razón por la cual
encuentro mi vida “amarga” y compenso por un estado más “dulce”.
Al tener dificultad en
recibir amor, me siento ahogado y sobrecargado, pillado en mi situación
incontrolable y excesiva.
El exceso está
eliminado en la orina. Tengo pues una gran necesidad de amor y afecto, pero no
sé actuar ni reaccionar cuando podría recibirlo.
Tengo dificultad en
recibir el amor de los demás y la vida pierde gusto para mí. Es difícil soltarme
y expresar el amor verdadero.
Mis esperas son
frecuentemente desmedidas (quiero que la gente realice mis deseos) y me atraen
frustraciones, ira, frente a la vida y el repliegue sobre sí.
Vivo mucha resistencia
frente a un acontecimiento que quiero evitar pero que me siento obligado a
sufrir. Por ejemplo, puede ser una separación, un traslado, un examen, etc. A
esta resistencia se añadirá un sentimiento de disgusto, repugnancia, desdén
frente a este acontecimiento. La hiperglicemia aparecerá pues en ese momento.
Necesito asumirme en seguida. Necesito cambiar las situaciones que me afectan
empezando a ver el amor y la alegría en todas las cosas.
La diabetes (o
hiperglicemia, exceso de azúcar en la sangre) y la hipoglicemia (insuficiencia
de azúcar en la sangre) (ambas vinculadas a la falta de alegría) están vinculadas
directamente al amor que soy capaz de expresar para mí mismo y los demás.
En el caso de la
diabetes gestacional, que se produce habitualmente después de la segunda mitad
del embarazo, debo preguntarme las mismas preguntas que las que pregunto a las personas
afectadas de diabetes.
Puede que la tristeza
profunda, fastidio o resistencia se revelen a mi consciencia. Este embarazo
puede activar y ampliar en mí el recuerdo más o menos consciente de estos
sentimientos que pude vivir en mi infancia y la consecuencia será la diabetes.
Después del parto, el
regreso a mi estado normal me indica que estos sentimientos han desaparecido o
que su importancia ha disminuido enormemente, lo cual trae un restablecimiento
de la cantidad de azúcar en sangre. (Glucosa).
Hay tanto amor
disponible; ¿soy realmente consciente del amor que la gente tiene para mí? La
gente me ama y debo verlo a partir de ahora.
Acepto el pasado de un
modo desapegado, por lo que es. Abriendo
mi corazón se producen los milagros.
Consejos para prevenir y paliar la diabetes:
1.-Dar amor sin esperar
nada a cambio.
2.-Trabajar el desapego
Superar la dependencia
3.-En lugar de sufrir
por no tener lo que creemos que necesitamos, dirigirnos
activamente hacia lo
que deseamos.
4.-Hay que dejar sin
miedo que el amor penetre hasta los niveles internos (las células)
5.-Aceptar el placer
que proviene del contacto con el otro
6.-Disfrutar de la dulzura
de la vida
7.-Buscar de manera
activa la satisfacción, en el plano físico, psíquico y espiritual.
Fuente: Dragon Rojo
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