Solemos
creer que la vida nos pone trampas, que no somos capaces de materializar lo que
deseamos, pero lo que nos cuesta ver es que no estamos realmente vibrando con
aquello que deseamos. No vemos con claridad de que aquello que decimos y
sentimos desear, está totalmente ajeno a nosotros por la cantidad de barreras
que hemos colocado en el medio.
No basta
con desearlo, debemos sentirnos dueños de la experiencia, debemos tener plena
confianza en que somos capaces de crear, que efectivamente podemos alimentar
nuestros deseos y verlos manifestarse en nuestras vidas.
Cuando
hay una voz interior, diciéndonos: no puedes, ¿de verdad crees que haciendo lo
que haces, llegarás a donde quieres?, no eres suficiente, hay miles mejores capacitados
que tú, eres muy joven, ya es muy tarde… Es prácticamente imposible manifestar
aquello que deseamos.
Pues para
muchos aquí acaba el sueño, reconocen esa voz y recuerdan con claridad sus
palabras… Si esa voz existe en mí, no puedo manifestar lo que deseo… Pues adiós
a lo que deseo. Pero resulta que esa voz no debe tener la última palabra y es
nuestro deber convencernos de que somos capaces de llegar a donde deseamos,
mientras exista determinación, confianza y coherencia.
Cuando
estamos seguros de algo, las dudas no tienen cabida. Si estamos en un tren y
sabemos que ese tren pertenece a una ruta determinada, con un destino
específico, no nos preocupamos en cada estación pensando: y si el tren no llega
al lugar a donde voy, y si se desvía por otra ruta, y si lo intersectan, y si
las vías se rompen…. Bueno quizás alguien con un toque de paranoia o un poco
alterado podría pensar en todo lo que podría salir mal.
Sin
embargo, lo estándar es que tomemos un tren hacia un destino y nos dispongamos
a disfrutar del viaje, no importa cuántas paradas haga, ni tampoco cuánto
tardemos en llegar, estamos seguros de que lo haremos y vamos confiados en que
el resultado no será diferente al esperado.
Algo así
debe pasar cuando realmente deseamos algo, debemos olvidarnos de lo que nos
haga dudar, debemos deslastrarnos de cualquier creencia limitante, debemos
enfocarnos en ello y no en muchas cosas que nos hagan desviarnos una y otra vez
y simplemente confiar. No importan los cómo, de verdad, no importan, pero debes
convencerte de ello, debes permitirte tu conexión con esa fuente ilimitada que
es capaz de crear lo que imagines.
Desea,
confía, permítete y espera con paciencia, que una vez que levantes esas
barreras que normalmente creas, lo manifestarás sin mayor complicación.
Por: Sara
Espejo
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