El poder esta en ti, tú
puedes sanar con la fuerza del amor de tus manos. Es el secreto del empleo de
las manos para sanar, un acto creador por excelencia.
Descubrir la fuerza sanadora
del amor en tus manos.
En la medida en que
fuimos ascendiendo en la postura vertical, que desafió la gravedad, el
movimiento de las manos se fue liberando, hasta convertirse en el embrión del
lenguaje humano. El área motora del lenguaje y la del movimiento de las manos
no solo son vecinas sino que están íntimamente conectadas en nuestro cerebro.
“Cuando el hombre haya
descubierto para la creación las fuerzas del amor, habrá descubierto por
segunda vez el fuego”. Teilhard de Chardín
Manos sanadoras
Sanar desde tu amor
Sanando el pasado
Sanando el miedo
MANOS SANADORAS
Con nuestras manos
podemos recorrer todos los espacios conquistados en el ascenso, conectando el
mundo de abajo, el mundo de arriba, el mundo externo y el mundo interno. Y
cuando experimentamos un sentimiento genuino de amor sanador todos esos mundos
se unifican en nuestro propio centro. Es como si en la misteriosa singularidad
del corazón pudiéramos acceder al potencial del universo. Cuando las manos se
conectan al amor y la inteligencia, surge esa prodigiosa unión que se da en el
acto creador. Es el secreto del empleo de las manos para sanar, un acto creador
por excelencia.
¿Qué ocurre cuando un
terapeuta entrenado emplea sus manos, aún sin contacto, con la intención de
sanar?
Se pueden inducir
descargas de potencial cuya intensidad es centenares de miles de veces mayor a
la de los potenciales biológicos conocidos. Estos potenciales fueron descritos
por Elmer Green en un experimento cuidadosamente diseñado: “The Copper Wall
Project”. En la práctica de toque terapéutico sin contacto se han podido
demostrar descargas momentáneas de 300 voltios, a pesar de que los potenciales
biológicos normales son del orden de los mili voltios.
Según lo descrito por
diversos investigadores, a través de las manos, los sanadores entrenados pueden
acelerar la cicatrización de heridas, activar el crecimiento de cultivos
celulares, disminuir el tiempo del despertar de animales sometidos a la
anestesia. El potencial de las manos ha sido demostrado en el instituto Heart
Math, pionero en la emergente disciplina de la Neurocardiología. Sus
investigaciones nos muestran que, cuando alcanzamos un elevado grado de
coherencia cardíaca como sucede al experimentar un sentimiento de amor
incondicional, se ordenan los ritmos de nuestra biología y nuestras manos
producen un campo ordenante capaz de volver a polarizar el ADN despolarizado en
un tubo de ensayo. Y no podemos menos que preguntarnos, ¿si eso ocurre in
vitro, qué no puede pasar in vivo? Como diría Teilhard de Chardín habríamos
descubierto el poder creativo del fuego del amor.
La experiencia de
centenares de voluntarios que sirven en hospitales y cárceles, en guarderías y
geriátricos demuestra, más allá de toda duda, el enorme potencial terapéutico
que el servicio —el amor en movimiento— puede desplegar a través de nuestras
manos.
SANAR DESDE TU AMOR
Si una persona logra
sanar, es su alma la que lo sana.
Si alguien se va y yo
lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo,
lo dejo partir no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere
el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda
con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede
crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si
nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana. El sanador
no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que
su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la
autogestión, y la libertad del otro, para sanarse.
«La verdadera sanación
es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde
tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu
afecto».
Frecuentemente cuando
uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni
una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una
sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también
habita en la persona que está siendo sanada. La paz está ahí, ha estado siempre
ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos
apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de
ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela,
germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que
tenga sea un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no
lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la
herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse un súper hombre,
uno puede ser muy orgulloso y decirse «estoy triste porque no me curé el
cáncer», eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la
lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras
necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
SANANDO EL PASADO
El Ser Humano es
milagroso si puede transformar su pasado.
Algunos dicen «no se
ocupen del pasado que el pasado ya no existe», pero el pasado está vivo,
presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente,
produciendo enfermedades.
El problema del pasado
es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua
congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su
historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor,
y, cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la
infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras,
podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de
dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que
existen.
SANANDO EL MIEDO
Trasmutar la energía
del miedo.
Si logro reconocer el
núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y
toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el
sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle «tú eres la mejor parte de
mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo,
sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también». Cuando yo, a través de
la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro transmutarla al
altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y
puede sanar la vida, entonces desaparece la enfermedad.
«El cultivo del amor
que nos renueva y nos ordena. Esto quiere decir servir como la forma más
efectiva para cultivar esa felicidad que sólo puede nacer de la tierra sagrada
de la paz».
Jorge Carvajal Posada
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