“BAJONES” EN EL CAMINO DE LA CONSCIENCIA

 


Siete causas y sus posibles soluciones

 

Conocidos y amigos me planten a menudo una situación que suele presentarse en personas que –cada una a su ritmo y manera– avanzan por el camino de la consciencia: la aparición periódica de “bajones” en el marco de ese avance.

 

Ante ello, lo primero que respondo es que no soy terapeuta. No obstante, he conocido bastantes casos de esta índole. Y con esa base, considero que tales bajones pueden deberse a siete causas fundamentales, que ordeno seguidamente en función de su frecuencia, de mayor a menor.

 

Posibles causas

 

1ª. La propia dinámica de los procesos conscienciales. Como todo vibra, la evolución de la consciencia es ondular y, por tanto, siendo hacia “arriba”, tiene fases cíclicas de ascenso y descenso. Y las de descenso se entienden y experimentan –especialmente por determinadas personas, por su carácter o circunstancias– como bajones, aunque realmente forman parte intrínseca del proceso de expansión consciencial. 

 

2ª. Carencias/deficiencias del “coche” (esto es, nuestro pequeño yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada). En particular, carencias/turbulencias emocionales-mentales que no están a la vista, sino que se encuentran ocultas en nuestro inconsciente o, incluso, subconsciente, a modo de vivencias que no queremos recordar y tenemos ahí guardadas, pero que lastran nuestro día a día y se hacen presente continuamente o de vez en cuando.

 

3ª. Falta de vitalidad. el cuerpo etérico o energético del ser humano suministra al físico la fuerza vital (prana) y, en ocasiones, topa con inconvenientes para realizar adecuadamente esta función. La razón más usual se halla en vivir en ámbitos urbanos en los que el hábitat de cemento y asfalto reduce la presencia de esa fuerza vital que corresponde al etérico captar y transmitir al físico.

 

4ª. Falta de entusiasmo. Ligada a la no ejercitación de los dones y talentos que cada persona tiene, cuya práctica le depararía de manera natural tal entusiasmo y la mantendría en un estado que evitaría los bajones.

 

5ª. Falta de plenitud en la realización del dharma, del propósito de vida con el que cada uno ha encarnado. Es algo muy sutil, pero a veces podemos creer que estamos alineados con el dharma y no es así. Pasa, por ejemplo, cuando orientamos nuestra vida a algo que realmente deriva de tendencias de vidas anteriores y, por ello, sentimos como propias, pero que en verdad ya quedaron atrás y lo que toca ahora es experimentar las ligadas a nuestra nueva encarnación y el propósito de la misma.

 

6ª. Vivencias de tristeza y asimiladas que traemos con nosotros como reminiscencia de vidas pasadas. No las recordamos con la memoria, pero sí percibimos su presencia en nuestro mundo emocional y/o mental.

 

7ª. Falta de cosmovisión. Ocurre algunas veces que la persona que lleva una práctica de vida consciente, que se plasma de diversas maneras, le falta, sin embargo, completar esa consciencia con una “sabiduría” sobre la realidad global y total en la que nuestra vida se desarrolla. Y su alma reclama que se dé ese paso, lo que se manifiesta en susurros –en ocasiones en gritos– en forma de bajones.

 

¿Qué hacer?

 

¿Qué hacer ante estas siete posibles causas de los bajones?

 

Ante la 1ª, se necesita aceptación: forman parte de la dinámica consciencial y así se aceptan.

 

La 2ª y la 6ª suelen requerir una ayuda experta externa. Y eso ocurre incluso cuando la persona afectada es ella misma terapeuta.

 

La 3ª exige aumentar el contacto con la naturaleza y el sol, tomando con frecuencia “baños de prana” en entornos naturales, lo que coadyuvará igualmente a ir potenciando en nosotros una Reverencia por la Vida que sirve de antídoto para los reiterados bajones.

 

La 4ª y la 5ª reclaman especialmente la autoobservación, buceando en nuestro interior para detectar lo que ahí puede haber con relación a los dones y talentos y al dharma, en el sentido antes expuesto.

 

Y la 7º exige voluntad para acometer el estudio de enseñanzas y textos serios que nos vayan aportando una aproximación al Sentido de la Vida y una visión global y profunda de la existencia y la experiencia humana.

 

Emilio Carrillo

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