UN NUEVO MUNDO AHORA (ECKHART TOLLE) ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN



UN NUEVO MUNDO AHORA (ECKHART TOLLE) ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN

ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN
¿Cuál es la función de las religiones establecidas en el surgimiento de la nueva conciencia? Muchas personas son ya conscientes de la diferencia entre espiritualidad y religión.
Se dan cuenta de que tener un sistema de creencias un conjunto de ideas que uno considera la verdad absoluta no vuelve espiritual a nadie, sea cual sea la naturaleza de dichas creencias.
De hecho, cuanto mayor peso tienen nuestras ideas (o
creencias) en nuestra identidad, más nos aislamos de la dimensión espiritual que hay en nuestro interior. Mucha gente «religiosa» está atascada en este nivel.
Equiparan verdad con pensamiento y, como están completamente identificados con el pensamiento (con su mente), aseguran estar en posesión exclusiva de la verdad, en un intento inconsciente de proteger su identidad. No se dan cuenta de las limitaciones del pensamiento. Si tú no crees (piensas) exactamente como ellos, a sus ojos estás
equivocado, y en un pasado no muy lejano se habrían sentido justificados para matarte por ello.
Y algunos todavía lo hacen ahora.
La nueva espiritualidad, la transformación de la conciencia, está surgiendo en gran medida fuera de las estructuras de las religiones institucionalizadas existentes.
Siempre hubo áreas aisladas de espiritualidad, incluso en las religiones dominadas por la mente, aunque las jerarquías institucionalizadas se sentían amenazadas por ellas y muchas veces intentaron suprimirlas.
La espiritualidad a gran escala fuera de las estructuras religiosas es un fenómeno totalmente nuevo.
En el pasado, esto habría sido inconcebible, sobre todo en Occidente, la cultura más dominada por la mente,
donde la Iglesia cristiana tenía prácticamente la exclusiva de la espiritualidad.
Era imposible dar una charla espiritual, o escribir un libro espiritual, a menos que se contara con la aprobación de la Iglesia; y a quien no contaba con ella lo silenciaban
rápidamente. Pero ahora, incluso dentro de ciertas iglesias y religiones, hay señales de cambio. Es reconfortante, y hay que agradecer hasta las mínimas señales de apertura, como la del papa Juan Pablo II al visitar una mezquita y una sinagoga.
En parte como consecuencia de las enseñanzas espirituales que han surgido fuera de las religiones establecidas, pero también debido al influjo de las antiguas enseñanzas orientales, un número cada vez mayor de seguidores de las religiones
tradicionales ha conseguido librarse de la identificación con la forma, el dogma y los rígidos sistemas de creencias, y ha descubierto la profundidad original oculta en su
propia tradición espiritual y, al mismo tiempo, la profundidad que hay dentro de ellos mismos. Se han dado cuenta de que ser «espiritual» no tiene nada que ver con lo que cree, y que todo es cuestión de tu estado de conciencia. Esto, a su vez,
determina cómo actúas en el mundo e interactúas con otros.
Los que son incapaces de mirar más allá de la forma quedan aún más atrincherados en sus creencias, es decir, en su mente. En esta época no solo estamos presenciando un flujo de conciencia sin precedentes, sino también un atrincheramiento e intensificación del ego. Algunas instituciones religiosas se
abrirán a la nueva conciencia; otras endurecerán sus posturas doctrinales y pasarán a formar parte de todas esas otras estructuras artificiales con las que el ego colectivo
se defiende y «contraataca». Algunas iglesias, sectas, cultos o movimientos religiosos son básicamente entidades colectivas del ego, tan rígidamente identificadas con sus posiciones mentales como los seguidores de cualquier ideología política que esté cerrada a toda interpretación alternativa de la realidad.
Pero el ego está destinado a disolverse, y todas sus estructuras anquilosadas, ya sean instituciones religiosas o de otro tipo, corporaciones o gobiernos, se desintegrarán desde dentro, por muy firmemente establecidas que parezcan estar.
Las estructuras más rígidas, las más impenetrables al cambio, se hundirán las primeras.
Esto ha sucedido ya con el comunismo soviético.
Qué firmemente establecido parecía, qué sólido y monolítico, y sin embargo, en unos pocos años, se desintegró desde dentro. Nadie lo había previsto.
A todos los cogió por sorpresa.
Todavía nos aguardan muchas más sorpresas.
LA URGENCIA DE LA TRANSFORMACIÓN
Cuando una forma individual de vida o una especie se enfrenta a una crisis radical, cuando el antiguo modo de estar en el mundo, de interactuar con los demás y con el reino de la naturaleza ya no funciona, cuando la supervivencia se ve
amenazada por problemas que parecen insuperables, o bien muere o se extingue, o bien se alza por encima de las limitaciones de su condición mediante un salto
evolutivo.
Se cree que las primeras formas de vida de este planeta evolucionaron en el mar.Cuando todavía no existían animales en tierra firme, el mar estaba ya rebosante de vida. Entonces, en cierto momento, una de las criaturas marinas empezó a aventurarse en la tierra seca. Puede que al principio se arrastrara unos pocos
centímetros y después, agotada por el enorme tirón gravitatorio del planeta, regresara al agua, donde la gravedad es casi inexistente y donde podía vivir con mucha más facilidad.
Y después lo volvió a intentar, una y otra vez, y al cabo de
mucho tiempo se adaptó a vivir en la tierra, le crecieron patas en lugar de aletas, pulmones en lugar de branquias. Parece improbable que una especie se aventure en un ambiente tan ajeno y experimente una transformación evolutiva a menos que se vea obligada a hacerlo por alguna situación de crisis. Puede que una extensa zona de mar quedara aislada del océano principal, y que el agua fuera retrocediendo poco a
poco durante miles de años y obligara a los peces a abandonar su hábitat y evolucionar.
Responder a una crisis radical que pone en peligro nuestra supervivencia: ese es ahora el reto al que se enfrenta la humanidad. La disfunción de la mente humana
centrada en el ego, reconocida hace ya más de 2.500 años por los antiguos maestros y ahora magnificada por la ciencia y la tecnología, está poniendo en peligro por primera vez la supervivencia del planeta.
Hasta hace muy poco, la transformación de
la conciencia humana también planteada por los antiguos maestros no era más que una posibilidad, reconocida por unos pocos individuos aquí y allá, independientemente de sus marcos culturales o religiosos. No se dio un florecimiento
general de la conciencia humana porque todavía no era imperativo.
Una parte importante de la población mundial se dará cuenta muy pronto, si no se ha dado cuenta ya, de que la humanidad se enfrenta a una disyuntiva tajante:
evolucionar o morir. Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño,pero en rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la descomposición
de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia de una nueva dimensión de conciencia.
Lo que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final, no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas de creencias. El cambio va más allá del contenido de tu mente, más allá de tus pensamientos.
De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia es la trascendencia del pensamiento, la nueva
capacidad de elevarse por encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti mismo que es infinitamente más vasta que el pensamiento. Entonces, ya no derivas tu identidad, tu sentido de quién eres, del incesante flujo de pensamiento que en la vieja conciencia creías que eras tú. Qué liberación, darse cuenta de que no somos «esa voz en la cabeza». Pero entonces, ¿quién soy? El que ve eso.
La conciencia que es anterior al pensamiento, el espacio en el que tiene lugar el pensamiento (o la emoción, o la percepción sensorial).
El ego no es más que esto: la identificación con la forma, lo que básicamente significa formas de pensamiento. Si el mal tiene alguna realidad y tiene una realidad relativa, no absoluta, esta es también su definición: la completa identificación con la forma, formas físicas, formas de pensar, formas emocionales.
El resultado es una total inconsciencia de nuestra conexión con el todo, de nuestra unidad intrínseca con todos los «otros» y también con la Fuente. Este olvido es el pecado original, el sufrimiento, el autoengaño. Cuando esta falsa ilusión de ser algo completamente aparte sirve de base y gobierna todo lo que pensamos, decimos y hacemos, ¿qué clase de mundo estamos creando? Para encontrar la respuesta,
observa cómo se relacionan los humanos unos con otros, lee un libro de historia o mira los telediarios.
Si las estructuras de la mente humana permanecen inalteradas, siempre acabaremos recreando básicamente el mismo mundo, los mismos males, la misma disfunción.

ECKHART TOLLE

Fuente: Universo Espiritual




No hay comentarios:

Publicar un comentario