Amar es estar
presentes. Debes meditar y respirar, sentir que estas vivo es algo maravilloso,
es un milagro, quizás el más grande de los milagros.
AQUÍ Y
AHORA
Aquí y ahora Ya he
llegado, estoy en casa aquí y ahora. Soy estable, soy libre y moro en lo
último.
Cuando volvemos al aquí
y ahora, nos damos cuenta de las muchas condiciones ya existentes de la
felicidad. La práctica de la plena consciencia consiste en volver a conectar
profundamente, aquí y ahora, con nosotros mismos y con la vida. Esto es algo
para lo que tenemos que adiestrarnos. Aun en el caso de que seamos muy
inteligentes y entendamos el principio inmediatamente, todavía debemos
adiestrarnos en vivir de verdad de este modo. Tenemos que adiestrarnos en
reconocer las muchas condiciones de felicidad que ya están realmente aquí.
Veamos...
RESPIRACIÓN CONSCIENTE
El inspirar puede ser
muy agradable.
No hace falta hacer
ningún esfuerzo Respira de forma natural. Pon la atención en la respiración.
Respirar puede representar un placer. Al inspirar no piensas en nada más. Tu
mente está plenamente enfocada en la respiración. Relajas, sueltas tus
remordimientos, tus preocupaciones y miedos del futuro, entones estás libre
para disfrutar de tu respiración.
Para aquellos de
nosotros que estamos acostumbrados al ejercicio de la respiración, el inspirar
y el respirar es un placer. Al estar concentrado en la respiración te das
cuenta de que estás vivo. Estar vivo es algo maravilloso, un milagro, quizás el
más grande de los milagros. En dos o tres segundos de respiración, puedes
reparar que estás vivo… Vamos a practicar este ejercicio. Al inspirar celebro
la vida en mí mismo y alrededor mío. Es agradable saber que tenemos un cuerpo,
que además éste es una maravilla. Cuando pasas dos horas al ordenador puedes
olvidarte de que tienes cuerpo. Cuando tu cuerpo no está con tu mente, no te
encentras realmente vivo. Al respirar tomas consciencia de que tienes un
cuerpo. El cuerpo contiene la Madre Tierra, el Padre Sol y las estrellas. El
cuerpo lleva igualmente consigo a todos los antepasados. Podemos establecer ese
contacto. Inspirando tomo conciencia de que tengo un cuerpo. Al expirar sonrío
a mi cuerpo que es una maravilla.
Si al volver a tu
cuerpo ves que hay mucha tensión en él, al inspirar puedes soltar esa tensión.
Es un ejercicio que enseñó el Buda, de forma que el cuerpo sufra menos. Se
trata de un ejercicio de respiración consciente… Vamos a disfrutar respirando
juntos. La práctica de la respiración consiente puede ser realmente
beneficiosa. Al traer tu cuerpo a la conciencia, te haces consiente de él. Te
estableces plenamente en el momento presente y te hace con las maravillas de la
vida sanadora. Las condiciones de la felicidad están disponibles aquí y ahora. Son
más que suficientes esas condiciones para que estés alegre y feliz. No tienes
que ir hacia el futuro para encontrar nuevas condiciones para la felicidad.
Quienes sabemos del
arte de la respiración consiente, podemos generar paz y alegría cuando queremos.
La respiración consciente nos pone en contacto con las condiciones de una
felicidad que ya están presentes. La sanación está siempre disponible con la
respiración consciente. La práctica de la respiración consciente nos ayuda a
manejar una situación dolorosa. La energía de la plena a conciencia generada a
través de la respiración, nos ayuda a instalarnos en el orden. La plena
conciencia es como la mamá que acoge al bebé. Cuando la madre toma al bebé con
ternura, el bebé sufre menos. Si sabemos como acoger ese sufrimiento después de
la práctica de la plena conciencia del sufrimiento, sufriremos menos.
Al caminar en plena
conciencia, observante de cada paso, se denomina “plena conciencia del
caminar”. Ello conlleva plena conciencia igualmente en la respiración. Beber un
café es plena conciencia, es decir plena conciencia del beber. Coger un
sufrimiento y abrazarlo con ternura, nos ayuda igualmente a sufrir menos.
Tenemos miedo a encontrarnos con nosotros mismos, a toparnos con el dolor y
vernos desbordados por él. La plena conciencia nos ayuda en ello. La práctica
de la respiración consiente nos ayuda a abrazar la plena conciencia. Mientras
que los monjes cantan, se recogen en sí mismos y reconocen el sufrimiento.
Ahora van a cantar a Avalokiteshvara, el Buda de la compasión. En la primera
vez, son consientes del dolor en ellos mismos. La práctica genera la energía de
la compasión, la energía de la compasión tiene la capacidad de sanarnos.
Ante una persona que
sufre surge la compasión. Ya no sientes ira. Está la claro que la comprensión
hace surgir la energía de la compasión que tiene siempre la capacidad de sanar.
Al cantar a Avalokiteshvara los monjes generan la capacidad de sanar su sufrimiento.
Cuando cantan por segunda vez, abarcan con el sufrimiento a izquierda y
derecha, haciendo surgir nuevamente la energía de la compasión para sanar. Al
cantar por tercera vez se ponen en contacto con el sufrimiento de todo el
mundo. Contribuyen a sanar la guerra, la pobreza… El propósito es el mismo:
hacer surgir la energía de la compasión para sanar. Se entrenan para que pueda
surgir la energía de la plena conciencia y la compasión. Quienes escuchamos
también podemos hacer botar en nuestro interior esa energía… Nos permitimos ser
tocados por esa energía de la compasión y de la conciencia.
Somos gotas de
conciencia en medio de un río, permitimos que el río nos abrace. Si tenemos
dolor, permitimos que la energía de la plena compasión nos abrace. Nos sentiremos
mejor después de unos minutos de práctica. Si tenemos dolor, abrimos nuestro
corazón para que la energía de la compasión nos inunde. Si nos dejamos abrazar
por la energía colectiva de la “sangha”, igualmente sufriremos menos. Si
conocemos a alguna persona que no ha podido venir, podemos generar esa energía
y enviársela a ella, pensando en esa persona. Dejamos que nuestra mente y
corazón estén presentes para dejarnos ser llevados por la energía de la
compasión.
Todos tenemos la
capacidad de la práctica la respiración y el caminar conciente. Podemos
practicarla para soltar la tensión de cuerpo y así disfrutar de este cuerpo,
disfrutar igualmente del paisaje… Por ejemplo mismamente desde el parking hasta
tu oficina, puedes practicar el caminar consciente. Combinas tu inspiración y
tu expiración con tus pasos. Puedes decir silenciosamente “Estoy aquí. He
llegado…” Llegas en cada paso, en el aquí y el ahora y de esa manera la vida se
halla ahí disponible. El pasado ya ha pasado y el futuro no ha llegado. La
práctica del respirar y caminar conciente nos trae al instante y nos
proporciona las maravillas de la vida. Ésta tiene la capacidad de sanarnos.
Cada paso contribuye a soltar la tensión en la mente. Cada uno de ellos puede
ser sanador. Cada paso puede nutrir, puede ayudarnos sanar nuestras angustia y
nuestros miedos.
MEDITACIÓN CONSCIENTE
No es preciso que
busques un tiempo extra para practicar la meditación consciente.
Donde quiera que te
encuentres, puedes disfrutar de esa forma de caminar. Si vives en una
comunidad, caminar de esa forma puede generar una energía colectiva muy
poderosa que contribuirá al colectivo a tocar la alegría y la felicidad. Con
ese ejercicio restauramos nuestra belleza y frescura. Tenemos tanta densidad, a
veces tanta ira que hemos llegado a perder algo de esa parte de frescura. Si
caminamos conscientemente es mas fácil restaurar nuestra belleza y frescura.
Esa belleza y frescura
no es sólo para nosotros, sino para las personas que amamos. Si no tienes
belleza y frescura, no puedes ofrecer mucho a él o a ella. Caminar unos minutos
puede restaurar esa belleza y frescura. Estas prácticas nos ayudan a calmar
nuestras emociones y sensaciones. La energía de la plena conciencia desplegada
nos ayuda a abrazar nuestras situaciones dolorosas, restaurando así la paz y la
calma. La persona que no tiene paz y calma, no puede ser una persona feliz.
Así, en ese estado no tenemos mucho que ofrecer a la persona que amamos. La
práctica nos ayuda restaurar nuestra calma y frescura. De esa forma nos
convertimos en una persona más agradable. Nuestra presencia tiene una claridad
que podemos ofrecer a la otra persona.
El practicar la
meditación consiente mejora tu presencia pues te dota de más belleza y
frescura. La otra persona, tu compañero, tu compañera, puede apreciar esa clase
de belleza. Si podemos organizarnos de forma que la gente que nos rodea nos
apoye, podemos mantener por más tiempo esa práctica. Si no tienes la capacidad
de ayudar a que la otra persona sufra menos, no se puede decir que tengas amor
de verdad. “Karuna” o compasión es la energía que ayuda a la otra personas a
sufrir menos. La compasión brota cuando ayudas a la otra persona a dejar su
dolor.
Nuestro sufrimiento
lleva al sufrimiento de nuestro padre y nuestra madre. Igualmente al
sufrimiento de nuestros antepasados y al sufrimiento de la nación. Es
importante aprender a volver a nosotros mismos… Nos puede ayudar a reconocer y
abrazar el dolor en nuestro interior. La energía de la comprensión y la
compasión emerge y sufrimos menos. La mayor parte de nuestro sufrimiento la
hemos creado nosotros mismos, no la otra persona. Cuando emerge la ira y la
violencia, podemos reconocer un sufrimiento. Esa persona me ha hecho sufrir,
pero no porque abrigue especial intención de dañarme. De hecho hay sufrimiento
dentro de ella. Esa persona no sabe cómo manejar el sufrimiento dentro de ella.
No conoce la práctica. Es una víctima de su propio sufrimiento. Tú eres la
segunda víctima, pero finalmente has comprendido su sufrimiento y estás en condiciones
de ayudarla. Puede así que sufra menos.
Practica la escucha
profunda y ayudarás a que la otra persona sufra menos y llegar así a la
reconciliación. La práctica de la plena conciencia y la respiración es muy
importante. No sólo sanamos, no sólo restauramos nuestra frescura, aliviamos
nuestras sensaciones dolorosas…, al sufrir menos, podemos reconocer mejor el
sufrimiento en él o en ella. Ella es víctima de su propio sufrimiento. Ya no
sientes ira hacia esa persona. Ya no tienes ganas de castigarla, más al
contrario abrigas ganas de que esa persona sufra menos. Miras la otra persona.
Si la compasión penetra en tus ojos, esa persona dejará de sufrir. Con la
compasión en tu corazón puedes decir: “Cariño, yo sé que has sufrido mucho en
los últimos años. No te he podido ayudar. No lo he sabido hacerlo mejor. No era
mi intensión hacerte sufrir. No he entendido tu sufrimiento, tus dificultases.
Si hubiese comprendido tu sufrimiento y tus dificultades no hubiera actuado de
esa forma Necesito tu ayuda. Si no me ayudas tú, nadie me puede ayudar. Dime lo
que está en tu corazón. Háblame de tu sufrimiento y tus dificultades…”
Si surge la compasión,
entonces puedes hablar de esa forma. Esa persona abrirá tu corazón hacia ti.
Hemos organizado retiros de plena conciencia en muchos lugares del mundo. Tras
cuatro días de práctica, mucha gente puede comenzar a hablar así y restaurar la
comunicación. Hay gente que incluso coge su móvil para practicar la escucha
profunda con personas allegadas que no estaban en el retiro. Algunos nos decían
que no hubieran imaginado el poder hablar así a la otra persona. Anteriormente
sentían tanta ira, que no pensaban que podrían llegar a expresarse de esa
forma, con esa benevolencia hacia la otra persona. Cuatro cinco días pueden ser
suficientes para restaurar la comunicación… Al fin y al cabo cualquier persona
puede practicar la escucha profunda y la palabra amorosa. No hace falta ser
budista para ello. En cuarenta años he visto a mucha gente que con la práctica
ha logrado restaura la comunicación con la otra persona.
Cuatro días puede ser
sufrientes para restaura la paz en el propio cuerpo y ayudar a la otra persona.
La energía de la plena conciencia nos permite acercarnos a él o a ella para
poder reanudar la comunicación perdida. La práctica de restaurar la paz y la
conciencia es posible por estos métodos. El arte de generar la alegría y
felicidad es por lo tanto posible. Un practicante de plena conciencia puede
generar la energía de la alegría cuando quiere, a voluntad. Puede ayudar a la
otra persona a hacer exactamente lo miso. En ello consiste el arte de la
alegría y la felicidad.
Hemos de saber cómo
sufrir. Abrazando profundamente al sufrimiento dentro de uno mismo con la
energía de la plena conciencia, no tenemos miedo de abrazar el sufrimiento.
Quienes conocemos la práctica, sufrimos mucho menos. Conocemos el arte del
sufrimiento. Ayudamos a la otra persona también a acoger ese sufrimiento.
Diremos: “Cariño, sé que sufres. Por eso estoy aquí, por ti. Me encuentro aquí
en plena conciencia para abrazar el sufrimiento en ti.” Ello ayudará a la otra
persona a restaurar la paz y la comunicación. Ello traerá mucha felicidad.
Tenemos la simiente de la felicidad en nosotros mismos y no tenemos porqué
pensar en irnos a otro país. Con la energía de la compasión no sólo nos
beneficiamos nosotros y los seres queridos. También quienes considerábamos
nuestros enemigos se pueden beneficiar de nuestra paz y felicidad.
AMOR CONSCIENTE
La práctica del amor de
verdad trae mucha felicidad.
Estar aquí con frescura
y felicidad, es también el arte de recuperar nuestra calma. Podemos practica
solos, pero si practicamos un grupo de personas, se hará más fácil. Si tienes
paz, frescura y presencia tienes algo muy hermoso que ofrecer a la otra persona.
Puedes pronunciar el “mantram”: “Cariño, estoy aquí por ti.” El amor es al fin
y al cabo ofrecer tu presencia a él o a ella. Esa es la muestra por excelencia
del amor: una presencia de calidad, una elemento de frescura y de paz.
¿Cómo podrás amar sino
estás aquí? Pasamos tanto tiempo haciendo dinero, estamos tan atrapados en esa
dinámica que no tenemos tiempo para los que amamos… Amar es estar presentes
para él o ella. He ahí el primer “mantram”. “Estoy aquí por ti” y ello hace que
otra la persona se sienta bien. Conocí a un hombre de negocios muy ocupado,
hasta el punto que no podía atender a su hijo. Le podía comprar cualquier cosa,
pero no tenía tiempo para dedicar ni a su mujer, ni a su hijo. El niño no tenía
la sensación de tener un padre. Un día le dijo el padre: “Mañana es tu
cumpleaños, ¿Qué quieres que te compre?” El niño respondió: “No quiero nada,
sólo te quiero a ti.” Si el padre supiera que con la práctica podría traer el
cuerpo al momento presente… El podría recitar un “mantram” tipo: “Querido hijo
estoy aquí para a ti” Ese “mantram” es efectivo si se pronuncia con
concentración y plena conciencia. Hay que hacer respiración o caminar antes de
hacer ese “mantram”.
Si la persona en
cuestión no está disponible, le puedes enviar por tu teléfono móvil el mensaje,
pero antes de apretar el botón has de practicar la respiración y la plena
conciencia… (Risas) Hay otro segundo “mantram” que puede hacer a la otra
persona feliz al instante: “Cariño se que estás aquí y ello me hace muy feliz”
Significa por lo tanto reconocer a la otra persona como algo muy precioso para
ti. Con la plena conciencia reconoces la felicidad de poder estar con la otra
persona. Cuando estás realmente ahí, puedes recocer esa presencia de la otra
persona. Este “mantram” puede hacer feliz a quien nos acompaña y a nosotros
mismos. Si esa persona no esta presente en es momento puedes practicar con el
Iphone… (Risas…)
REFLEXIÓN
Todos necesitamos cambiar para ser mejores. Nuestra responsabilidad estriba en cuidar también los unos de los otros. Somos jardineros que ayudamos a las flores a desarrollarse. Si lo entendemos, las flores crecerán bellamente. Sin embargo, no basta con buena voluntad, puesto que necesitamos aprender el arte de hacer felices a los demás. Ese arte, que es la esencia de la vida, es también la esencia de la atención plena.
Tich Nhat Hanh
Fuente:La Iluminacion Espiritual
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