EL SAMADHI
La experiencia suprema
con la Conciencia Divina.
Buda muere y
simplemente muere, nunca vuelve a nacer. Por eso decimos que cuando un hombre
ha alcanzado el samadhi, la iluminación definitiva, no vuelve a nacer. Como ha
desaparecido la mente, ¿quién puede dirigirte hasta un nuevo deseo?, ¿quién
puede guiarte hasta una nueva motivación?, ¿quién puede mostrarte un nuevo
cuerpo? La mente se ha ido.
Samadhi significa:
Unión con Dios, ser uno con Dios.
LA ILUMINACIÓN Y EL
SAMADHI
La gente pide
demasiado: quiere la iluminación inmediata.
A veces sucede, vienen
a mí personas necias y me dicen: «Hemos estado meditando siete días y todavía
no ha pasado nada.» ¿Siete días? ¡Y durante setenta millones de vidas han
estado haciendo de todo en contra de la meditación! Y en siete días, como si
hubieran conminado a Dios, o a mí, vienen con una queja: «No ha sucedido nada.
Han pasado siete días, solo quedan tres días de cursillo», ¡y todavía no están
iluminadas!
No se le debe pedir
demasiado al corazón. Y la gente empieza a pedir demasiado: quiere satoris,
samadhis inmediatos; quiere el nirvana inmediato o la iluminación inmediata.
Poco a poco, surge en
ti la idea de que todas estas cosas te serán arrebatadas, llegará la muerte y
lo aniquilará todo: te asustas, surge el miedo. Por miedo, empiezas a pensar en
buscar algo que no te será arrebatado: Dios, la verdad, la iluminación, el
nirvana, o puedes darle cualquier nombre. Ahora empiezas a buscar el nirvana,
la iluminación, Dios, el samadhi, de la misma manera en que has estado buscando
el dinero, el poder, la fama..., porque has aprendido una lógica, has aprendido
un programa. Ahora el programa dice: «No puedes conseguir dinero sin buscarlo,
¿cómo vas a conseguir la iluminación sin buscarla? Así que busca, rebusca,
lucha, esfuérzate.» Y éste es el punto crucial... y te vuelves ridículo.
En Oriente el trabajo
se ha hecho desde una dimensión totalmente diferente: tenemos que soltar esta
mente; poco a poco hay que deshacerse de cada parte de la mente. En la
consciencia profunda, en el estado meditativo, los pensamientos desaparecen;
tarde o temprano la mente queda sin contenido. Y cuando la mente no tiene
contenido, es no-mente, porque la mente en sí no es más que todo el proceso del
pensamiento. Cuando estás sin pensamiento, cuando ni siquiera hay un solo
pensamiento moviéndose en tu ser, entonces hay no-mente. Lo puedes llamar
individuación, lo puedes llamar samadhi, lo puedes llamar nirvana o lo que
quieras.
LA EXISTENCIA Y EL
SAMADHI
La persona espiritual
participa. Baila con la vida, canta con la existencia
La persona espiritual
ayuda a la vida, está rodeada por la existencia y no es desapegada y distante.
No hace realmente ninguna pregunta, no persigue el conocimiento; todo su
esfuerzo es para estar en armonía con la existencia, para ser totalmente uno
con ella. De ahí la palabra oriental para la experiencia suprema: samadhi.
Samadhi procede de dos
palabras. Sam: sam significa «junto con». La misma raíz está en simpatía, en
sinfonía. Y un poco cambiada en síntesis y sincronía. Sam significa «junto
con». Adhi significa «el señor, Dios». Samadhi significa «unión con Dios», «ser
uno con Dios». Y ése es exactamente el significado de la palabra
espiritualidad. Significa volverse uno con la existencia; no estar dividido, no
permanecer separado, sino hacerse uno. Y solo en esta unidad se llega a saber,
a ver, a experimentar y a ser.
Si mezclas los siete
colores del arco iris en uno, se vuelve blanco, se vuelve un color. El método
es el mismo. La energía que va hacia fuera pasa por los dos ojos y toda la
existencia se vuelve dual. La energía que retrocede pasa por los dos ojos y
entra en uno, el tercer ojo, que está justo entre los dos, y de pronto todo es
uno. Esto es el samadhi: eres uno con Dios.
El tiempo es tu
invención porque vives en el valle. De ahí que todas las tradiciones en el
mundo hayan estado enfatizando que cuando entras en samadhi, en éxtasis, en
meditación profunda, el tiempo desaparece. ¿Qué quieren decir? Quieren decir
que el pasado, el presente, el futuro, su división desaparece. La existencia
es, pero sin divisiones -sin tiempo.
EL EGO Y EL SAMADHI
Con el samadhi el EGO
desaparece conscientemente.
¿Qué ocurre en esas dos
horas en las que dormimos profundamente, lo que patanjali y el yoga denomina
sushupti, dormir sin soñar? Que desaparece el ego, y con esa desaparición del
ego te revitalizas, rejuveneces. Al desaparecer el ego, incluso en un estado de
profunda inconsciencia, se nos concede una idea de Dios. Según el patanjali, no
existe gran diferencia entre el sushupti, el dormir sin soñar, y el samadhi, el
estado último que alcanza Buda. No existe gran diferencia, pero sí existe.
Radica en la conciencia. Al dormir sin soñar se está inconsciente; en el
samadhi se está consciente, pero es el mismo estado. Nos acercamos a Dios, al
centro universal. Desaparecemos de la circunferencia y vamos al centro, y ese
contacto con el centro nos rejuvenece.
Por eso dice Patanjali:
el sueño profundo, sin sueños, es casi como el samadhi; pero casi, no
exactamente. ¿Cuál es la diferencia? Tan solo muy pequeña o muy grande, pero
ésta es la diferencia que hay: al dormir estás inconsciente, en el samadhi
estás consciente. Pero el espacio es el mismo.
EL SEXO Y EL SAMADHI
Pensar es pensar; da
igual que pienses en el sexo o en el samadhi.
Los taoístas usan la
palabra «contemplación» para traducirla. Es solo porque hay que usar alguna
palabra. Así que recuerda el significado: no es el significado de los
diccionarios. Si consultas los diccionarios tendrás una idea totalmente falsa
de la contemplación. De hecho, eso es lo que El secreto de la Flor Dorada llama
«falsa contemplación». Falsa contemplación significa pensar en algo. Puede ser
Dios... Eso es lo que los cristianos llaman contemplación: pensar en Dios,
pensar en cosas sagradas, cosas transcendentes. Pero las cosas son cosas; da
igual que sean sagradas o malvadas. Y pensar es pensar; da igual que pienses en
el sexo o en el samadhi.
El sexo puede
convertirse en un medio para avanzar hacia el samadhi. Si lo comprendes
profundamente, si lo experimentas profundamente, te liberarás de él. Pero esa
libertad tendrá una cualidad totalmente diferente: no será un sexo reprimido.
El sexo reprimido continúa bajo la superficie, sigue en tu inconsciente, sin
cesar, y continúa afectando tu vida.
Si puedes hacer el amor
conscientemente, te sorprenderás: el amor tiene todas las llaves al samadhi. Si
entras profundamente en el amor con total consciencia, alerta y consciente,
verás que no es el amor lo que te atrae, sino que en la cima más alta del amor,
en la explosión orgásmica, tu mente desaparece, tus pensamientos se paran, y es
de ahí de donde fluye a ti el néctar. No es realmente el sexo lo que te da esa
bella experiencia. El sexo simplemente te ayuda, de manera natural, a llegar al
punto en que se disuelve la mente; por supuesto, por un momento. Las nubes se
dispersan y puedes ver el sol. Esas nubes volverán a estar ahí y volverás a
perder el sol y empezarás otra vez a fantasear con el sexo. Si entras en ello
inconscientemente, te perderás todo este secreto una y otra vez. No es el sexo
lo que te está manteniendo atado al mundo, ¡es la inconsciencia!
«Estoy enseñando el
hombre completo, del peldaño más bajo de la escalera al peldaño más alto: del
sexo al samadhi, del cuerpo al alma, de la materia a Dios. Mi confianza es
total».
Si me comprendes
correctamente, entonces te sorprenderá la experiencia que tendrás en esta
comuna: pronto descubrirás que el sexo se ha vuelto un fenómeno natural, y
finalmente, cuando tus meditaciones se hagan profundas, según empecéis a
encontraros más y más con el alma del otro, el contacto corporal disminuirá más
y más. Llega un momento en el que no hay necesidad de que haya sexualidad; ha
dado un nuevo giro: la energía ha empezado a ascender. Es la misma energía. En
el peldaño más bajo es sexo, en el peldaño más alto es samadhi.
Cuando un hombre está
realmente fuera del autosexo y el homosexo, entonces es capaz y maduro para
enamorarse de una mujer, que es un mundo totalmente diferente, una química
diferente, una psicología diferente, una espiritualidad diferente. Entonces
también es capaz de jugar con este mundo diferente, este organismo diferente.
Son polos aparte, pero cuando están cerca, y hay momentos en los que están
realmente cerca e imbricados, entonces se alcanzan las primeras vislumbres, vislumbres
relámpago del samadhi.
Una vez que se ha
experimentado esto, entonces surge un deseo: ¿cómo alcanzar este samadhi, para
que pueda convertirse en un estado de cosas natural y no necesites depender de
una mujer, no necesites depender de un hombre? Porque la dependencia trae
consigo la esclavitud. Solo mediante la experiencia del orgasmo heterosexual empieza
una persona a buscar modos, medios y métodos —yoga, tantra, Tao— para poder
alcanzar el mismo estado por sí misma.
Y recuerda: el sexo
puede parecer barro, pero contiene en él la flor de loto.
Ésta es una de mis
enseñanzas básicas: lo más bajo contiene lo más elevado, y lo más elevado no es
más que la manifestación de lo más bajo. La semilla contiene las flores y las
flores no son más que expresiones de la semilla. El sexo contiene el samadhi, porque
la vida contiene a Dios.
Pasa del sexo al
samadhi, del sexo a la supra-consciencia: éste es el único camino natural y
correcto. No te quedes estancado en ninguna parte del sexo. Yo te enseño sexo y
transcendencia, porque la transcendencia sólo es posible a través de él.
«Muchas personas están
enseñando represión pero no están enseñando transcendencia».
De hecho, siguen
arrojándote más barro. Siguen hundiéndote más profundamente en el barro, porque
no existe ninguna posibilidad de transcendencia si no has pasado por estas
fases sexuales del autoerotismo, del homo-erotismo, del heteroerotismo y luego
la transcendencia... Y el loto florece, el loto de los mil pétalos. Lo
contienes en ti mismo. Evita a los sacerdotes y a los políticos y lo puedes
alcanzar. Ellos son un obstáculo en el camino.
LA SEMILLA Y EL SAMADHI
Samadhi, transformación
con y sin semilla.
Los hindúes,
particularmente Patanjali, han usado dos palabras para esta transformación: una
es sabeej samadhi, trasformación con semilla; y la otra es nirbeej samadhi, transformación
sin semilla. La primera no es nada, sabeej samadhi no es nada porque la semilla
continúa, germinará otra vez y otra vez y otra vez; la semilla no ha sido
quemada. Aun llevas la semilla; ahora no hay árbol, pero el árbol volverá a
venir, porque la semilla está dentro de ti. Puedes haberte reprimido totalmente
y el árbol ha desaparecido y te has vuelto una semilla.
El árbol es sólo el
despliegue de la semilla. Lo que seas no es la cuestión -el tipo de semilla que
lleves dentro de ti. Lo que eres es sólo un despliegue de la semilla. Puedes
continuar cambiando las ramas y podando aquí y allá, pero esas sólo serán
modificaciones; puedes decorarte a ti mismo, pero no cambiarás. Y puedes
decorar tu infierno pero no podrá convertirse en cielo.
Patanjali usa otra
palabra, nirbeej samadhi. El dice que a menos que se logre el samadhi sin
semilla, nada se habrá logrado -a no ser que la semilla sea quemada
completamente, para que toda la miseria, toda la angustia y toda la ansiedad
desaparezca porque la matriz ha sido quemada. Esto es lo que Jesús quiere
decir.
El dice: «He echado
fuego sobre el mundo. Traigo fuego para quemarte. No estoy aquí para
consolarte, no estoy aquí para recrearte. Estoy aquí para destruirte porque tu
semilla es errada». La semilla debe ser quemada y cuando tu semilla sea
quemada, cuando llegues a estar vacío, sólo entonces la semilla de lo divino
podrá ingresar en tu útero. Entonces sucede un nuevo florecimiento.
Si Jesús hubiera estado
en la India y no hubiera ido donde los judíos, y si hubiera pintado la cruz,
entonces la cruz sería la misma, pero Jesús habría sido diferente. Habría sido
como Krishna: extático, su cara sonriente, todo su ser sonriente, porque éste
es el momento de éxtasis. Cuando el tiempo desaparece, mueres en el mundo del
tiempo y renaces en el mundo de la eternidad -en ese momento debes estar
extático. Eso es lo que los hindúes han llamado samadhi.
Escucha a Jesús: «Dejen
que aquél que busca, no cese de buscar hasta que encuentre». Y sólo al final
encontrarás que la gente del Zen está en lo cierto, porque cuando has hecho
todo lo que se puede hacer, el esfuerzo desaparece, el estado de no esfuerzo
viene a ti. En ese reposo, en esa tranquilidad donde no hay movimiento ni
actividad, ni energía remanente para hacer nada, hay un samadhi, ahí está la
última puerta, sucede siempre en un estado de no esfuerzo, pero el estado de no
esfuerzo sucede a través de mucho esfuerzo.
«Busca y no ceses de
buscar hasta que encuentres... y cuando encuentre, será perturbado..." Algo
muy difícil».
EL PENSAMIENTO Y EL
SAMADHI
Hay que purificar de
deseo el pensamiento.
Una vez que el
pensamiento está purificado de deseo, es no-pensamiento. La mente sin deseos es
no-mente. Es lo que Patanjali llama samadhi, lo que el Zen llama satori, lo que
los taoístas llaman cristalización: el equilibrio de lo que va hacia fuera y lo
que va hacia dentro. Y no se pierde nada de energía; va al mundo y vuelve como
un pájaro que por la mañana vuela al cielo y al anochecer vuelve al nido.
«Solo los pensamientos
pueden medirse; la ausencia de pensamientos es inmensurable».
Por eso, la ausencia de
pensamientos es otro nombre de Dios. Pero recuerda: la ausencia de pensamientos
no debería ser algo así como estar dormido, porque eso es muy corriente, sucede
todos los días. Profundamente dormido, cuando desaparecen los sueños, caes en
ese abismo; por eso dormir es tan rejuvenecedor, tan vigorizante. Por la mañana
te sientes vivo otra vez, nuevo, renacido. Pero eso es inconsciente. Patanjali
ha dicho que estar profundamente dormido y el samadhi son muy similares, con
solo una diferencia: dormido estás inconsciente, en samadhi estás consciente.
Pero vas al mismo espacio, al mismo espacio insondable, mágico, dentro de ti,
en el que no hay pensamiento, ni deseo, ni vibración en tu mente; todo está
calmado. Todos los métodos llevan a él. El yoga, el tantra, el hasidismo, el
sufismo; todos los métodos conducen a él. Han sido creados desde ángulos
diferentes, para personas diferentes.
LA ESPIRITUALIDAD Y EL
SAMADHI
Ninguna escritura
contiene la espiritualidad; no puede contenerla.
Varios días con fiebre
y Mahoma se calmó y se asentó en su nuevo estado, su éxtasis, su samadhi. Y
entonces comenzó el flujo: nació el bello Corán. Pero el Corán es un derivado,
igual que el Gita, igual que el Dhammapada. Recuerda siempre que ninguna
escritura contiene la espiritualidad; no puede contenerla. Todas las escrituras
son secuelas de la espiritualidad: sombras, huellas dejadas en las riberas del
tiempo. Pero una huella es una huella.
LA MEDITACIÓN Y EL
SAMADHI
Ahora ha llegado el
momento. Deja que se vaya este interés en las mujeres y de pronto descubrirás
que surge en ti otro interés...; es casi simultáneo: el interés en la
meditación. Y entonces puedes tener el último regalo que puede darte la vida:
una muerte meditativa, una muerte en satori, en samadhi, en éxtasis, y
conocerás la experiencia orgásmica total. Esa experiencia es suficiente;
entonces nunca volverás a la vida, al cuerpo, a esta prisión.
Una experiencia
amorosa, orgásmica, es la primera experiencia del samadhi, del éxtasis. Hará
que estés más sediento. Ahora sabrás que es posible y ya no puedes estar
satisfecho con lo mundano. Lo sagrado ha penetrado en ti, lo sagrado ha llegado
a tu corazón. Dios ha tocado tu corazón, has sentido ese contacto. Ahora te
gustaría vivir en ese momento para siempre, te gustaría que ese momento se
volviera toda tu vida. Lo hace. Y a menos que lo haga, el hombre permanece
descontento.
LA RESPIRACIÓN Y EL
SAMADHI
Escucha tu respiración,
el éxtasis del samadhi.
Y éste es el camino
para todos los meditadores: estar conectado con el oído, tan profundamente que
puedas oír tu respiración, tus latidos. Al principio podrás oírla porque es
caótica. Pero si sigues escuchando, escuchando, escuchando, el esfuerzo mismo
de escuchar hará que se calme. Y cuando tu escucha es profunda, cuando te has
vuelto hábil y sabes ser consciente, todos los tonos, todos los sonidos
desaparecen. Y hay momentos en los que la respiración se detiene. Y esos son
los grandes momentos de éxtasis, entendimiento, satori, samadhi.
LA ORACIÓN Y EL SAMADHI
Oración significa
espiritualidad y libertad.
El psicoanálisis hace
que te sientas atado. No puede ayudarte realmente. La oración hace que te
sientas libre. Oración significa espiritualidad. Oración significa: eres
responsable, has elegido cierto tipo de vida. Pero no hay necesidad de hacer
muchos aspavientos de ello. Si no te gusta, ¡déjalo! Depende de ti, depende
absolutamente de ti. Y puedes dejarlo en un solo momento de consciencia. Eso es
el satori, el samadhi: dejar toda la tontería, en un solo momento de
entendimiento; ver que: «Estoy cargando con ello, y si no quiero, no hay
necesidad de cargar con ello. Nadie me puede obligar a hacerlo, ningún destino,
ninguna sociedad, ninguna iglesia».
LA OSCURIDAD Y EL
SAMADHI
Y dormir y el samadhi
son muy similares.
Y la oscuridad es
fresca, y la oscuridad hace que te sientas solo. Es muy meditativa. No puedes
dormir en la luz, necesitas oscuridad para dormir. Y dormir y el samadhi son
muy similares. En la oscuridad puedes entrar en la no-mente muy fácilmente.
«Cuando sucede el
samadhi no existen ni pasado, ni futuro. No es que tú estés en el presente; es
que tú eres el presente, te conviertes en el presente».
Osho
Fuente: La Iluminacion Espiritual
No hay comentarios:
Publicar un comentario