No te fuerces a practicar esta cosa
llamada perdón.
El perdón viene a su manera, a su
tiempo, o no, mientras haces la difícil labor de estar más presente para ti
mismo.
Esa es la verdadera práctica del
perdón: Sentir, conocer, expresar, oír, validar tu propio dolor, escuchar al
herido que está dentro, al enojado, al traicionado, al que era demasiado joven
o demasiado temeroso para hablar o contraatacar.
No puedes forzar el "perdón" del
mismo modo que no puedes forzar al corazón a abrirse.
Hay violencia en abrir un corazón
cerrado incluso por razones "espirituales". El corazón se abre cuando
está listo y ni un momento antes.
No hagas del perdón algo falso ni te
apresures a la "compasión" prematura por tus abusadores, solo para
parecer agradable o bueno, o iluminado, o sanado… o para obtener beneficios
espirituales de un Dios castigador.
Gritar a los cielos, eso es más
cierto.
Sentir rabia por lo que es falso, es
más real.
Llorar un río de lágrimas, es más
curativo.
Lamentar tu infancia perdida, es más amable.
Establece límites amorosos firmes y
aférralos. Elimina a personas de tu vida si tienes que hacerlo, y acerca a los
demás.
Perdónate por lo que no pudiste
hacer, no pudiste pensar, no pudiste decir desde donde estabas. Perdona tus propios
errores, o tu propia incapacidad para ver lo que no podías ver desde donde
estabas mirando.
Y tal vez un día, cuando te sientas
lo suficientemente seguro, y no un momento antes, y cuando estés listo, el
perdón comenzará a florecer.
Y verás el dolor de tu enemigo, su
propio trauma y el trauma de sus antepasados, y entenderás que no tuvieron más
remedio que actuar, para encontrar tal vez un momento de alivio de su propio
infierno interior, y tal vez trabajes para asegurarte de que nadie más tenga que
pasar por lo que tú pasaste nunca más.
Y tal vez tu corazón se ablande algún día, sí,
tal vez tu corazón se ablande y tal vez empieces a pronunciar las palabras,
"Yo perdono".
Pero no hay un "debería"
aquí, ninguna demanda violenta de perdón, no en la línea de tiempo de la mente
de todos modos, y hasta que no suceda el verdadero perdón, no necesitas
perdonar lo que te hicieron.
Escúchame. No necesitas fabricar
perdón ahora mismo o forzarlo a existir.
Pero existe esta sagrada obra
interior de autocompasión que puede crear condiciones más favorables para el
florecimiento del perdón, y ese es tu trabajo ahora.
Estás perdonado siempre, por no poder
o no estar listo para perdonar, y estás perdonado por priorizar tu propia
sanación hoy.
- Jeff Foster
Fuente: Vientos de Consciencia
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