El mundo tal como lo percibimos es
una construcción de nombres y formas, sin entidad propia, una emergencia sobre
un trasfondo que escapa a nuestra conceptualización, (Brahman). Este mundo de
sujetos y objetos que es dual, afectado por el cambio, por el tiempo y la
muerte, es ilusión (Maya), parece real pero no lo es.
Aunque el mundo es irreal, eso no
significa que sea no existente. Para ayudar a la comprensión de esta afirmación
se recurre a la comparación con el estado onírico. Igual que mientras estamos
soñando, tomamos por realidad lo que se sueña, y cuando despertamos vemos su
irrealidad, lo mismo pasa con el mundo de la vigilia: parece real, cuando en
realidad no lo es. Cuando se alcanza el conocimiento no dual de la realidad,
aparece la irrealidad del mundo de la vigilia que se mostraría como un simple
soñar colectivo y prolongado, pero mientras no se haya alcanzado esta visión,
las experiencias del mundo continúan siendo reales.
El despertar a la conciencia no dual,
no significa que nuestro mundo deja de existir. Simplemente ha cobrado un nuevo
significado: lo que entendemos por nuestro mundo es una construcción desde el
cuadro de necesidades de un viviente simbiótico sobre el trasfondo de "eso
absoluto" que no es nuestra construcción. Nuestro mundo es unos límites
añadidos, límites que están en nuestra mente, no es "eso real".
El esfuerzo de comprensión está
dirigido a intuir la unidad de todo lo existente. El Absoluto, Brahman, es el
ser, la naturaleza propia del hombre, por lo que a pesar de parecer encubierto
no es difícil de encontrar:
No puedes ver al que es testigo de la
visión, no puedes oír al auditor de la escucha, no puedes pensar al pensador
del pensamiento, no puedes conocer al que conoce el conocimiento. Aquello es tu
Ser que está dentro de todo. Y lo demás es perecedero. (Br. Up. III, 4,2).
El Absoluto es Conciencia, en
realidad es "como conciencia", porque no es opaco como la materia,
pero no es propiamente conciencia porque ese es un término antropomorfo, no
puede verse porque él es el que ve, y el intento de considerarlo objeto de
visión es vano.
El advaita es el punto de encuentro
entre la verdad intuida, de la que nos habla la tradición de los Vedas, con una
investigación racional que parte del conocer del hombre llevada hasta el
límite.
Gaudapada, (siglo VII) es el autor de
uno de los textos básicos para el estudio del Vedanta advaita: las Karika que
comentan la Mandukya Upanishad. Este tratado sintético, posteriormente fue
comentado de forma amplia por Shankara (siglo VIII), el más conocido representante
advaita.
En dicho texto se estudia la no
dualidad, o dicho de otro modo, la realidad absoluta (Brahman) como idéntica al
ser del hombre (Atman). Gaudapada, muestra que la verdad suprema de las
Upanishad es una realidad a la que se llega por investigación, la cual se lleva
a cabo, no fundamentando la verdad sólo en la razón, que es el instrumento dual
del estado de vigilia, sino apoyándose también en la capacidad de nuestra mente
de intuir. Propone el uso de la razón como instrumento de investigación y hace
un uso del lenguaje adecuado a la dificultad de tener que expresar la no
dualidad.
Antes de entrar en la descripción del
método de la investigación advaita, cabría aquí subrayar el carácter
esencialmente práctico del pensamiento oriental a diferencia del occidental. El
oriental, no es un pensamiento ni un conocimiento especulativo o meramente
teórico, sino esencialmente práctico, entendiendo como práctico, el
conocimiento que es capaz de transformar radicalmente al ser humano que lo
concibe y utiliza. Esa transformación recibe diferentes nombres: liberación,
nirvana, samadhi, turiya etc... pero siempre es la misma.
El pensamiento oriental es pues
eminentemente práctico porque exige la intuición directa de la verdad y no un
sometimiento a ninguna doctrina, el mismo Buddha fue quien dijo a sus
seguidores que no se conformaran nunca con una verdad que no pudieran
experienciar por ellos mismos. Jamás polemiza con nadie ni trata de imponer su
opinión a sus adversarios. El fin de la investigación advaita es realizar la
posibilidad del ser humano de llegar a conocer la verdad y con ello, conseguir
liberarse del deseo, temor y de las construcciones propias del mundo de
vigilia.
Método de investigación: Los
diferentes estados de conciencia
En Occidente, todos los sistemas de
interpretación de la realidad se han edificado a partir del estado de vigilia,
sin tener en cuenta que hay otros estados de conciencia como el del sueño, el
de sueño profundo, y aquel estado al que han hecho alusión todos los grandes
místicos de todas las tradiciones de sabiduría.
En el Vedanta advaita se clarifican
los diferentes estados de conciencia: vigilia, sueño, sueño profundo y turiya,
que son considerados por el Vedanta, datos antropológicos. Vamos a sintetizar
como se concibe cada uno de ellos.
El estado de vigilia es un estado
dual, en el que el sujeto, a través de los órganos sensoriales, percibe los
objetos externos constituyendo lo que llamamos nuestra experiencia cotidiana,
empírica. La vivimos como sujetos de necesidades frente a un medio en el que
satisfacemos esas necesidades; por tanto percibimos y nos relacionamos en un
mundo de sujetos y objetos. En este estado, hay una identificación del sujeto
con el cuerpo físico, con la mente pensante y con las percepciones.
El estado de sueño también es un
estado dual; en él el sujeto que duerme proyecta una realidad de ensueños. La
mente en este estado mantiene el mismo funcionamiento que en el estado de
vigilia.
Se trata de dos modos distintos de
objetivación de la mente: objetivación externa en la vigilia y objetivación
interna en el sueño; es decir, en ambos casos las experiencias resultan reales
para el que las experimenta ya esté durmiendo o esté en la vigilia; así podemos
decir que las sensaciones de los sueños tienen su origen en la mente y crean
objetos igual que en el estado de vigilia, pero en el interior de la propia
mente.
La realidad empírica la tomamos como
verdadera mientras dura el estado de conciencia de vigilia, lo mismo que el que
sueña cree verdaderamente la realidad de su sueño mientras dura. Así pues, si
tuviéramos acceso a un nuevo estado de conciencia podríamos poner en cuestión
la experiencia del de vigilia.
En el estado de sueño profundo se
unifica sujeto y objeto en una conciencia no dual. Se caracteriza por la
ausencia de conocimiento de la realidad. Es un estado en el que no se capta la
realidad pero tampoco se tiene un conocimiento erróneo de ella. Es un no
conocer con los parámetros habituales con los que la mente funciona. El estado
de sueño profundo, no es la nada, sino que es un estado desconectado de la
mente dual; no hay intelecto que conozca los objetos, pero la conciencia no
desaparece cada noche para volver a aparecer al despertar. El sujeto, al
despertar del sueño profundo sabe que ha descansado.
El cuarto estado, turiya. Es lo real
mismo. Conciencia de realidad, donde no hay dualidad. Brahman es el Uno sin
opuesto. Es el estado no dual, la Conciencia absoluta, de la que hablan las
Upanishad. Silencio profundo unido a lucidez total, que equivale a paz y
felicidad inacabable.
Este estado de conciencia trasciende
el habitual de la vigilia, y resulta inexpresable para su lenguaje dual. Sólo
es posible apuntarlo por vía negativa, ya que si intentáramos definirlo caería
en el ámbito de la dualidad. Este estado de conciencia es atemporal.
A pesar de hablar con fórmulas
sintéticas, hay intentos de hablar de lo inexplicable a base de expresiones
paradójicas o negativas. La Conciencia absoluta es de tal naturaleza que nunca
podrá ser definida adecuadamente. Por ello mismo no se puede abordar según unos
modelos lógicos hijos de la naturaleza dual de la mente. Se trata de la
verdadera naturaleza de lo real, e incluye todos los estados sin ser ninguno de
ellos.
En ese estado no hay identificación
con el sujeto pero tampoco hay ignorancia, si quisiéramos hacer una comparación
sería equivalente al nirvana de los budistas.
La liberación del ser humano, meta
del advaita, coincide con lo que podríamos llamar la disolución definitiva de
su conciencia relativa en la conciencia absoluta, mediante la desidentificación
del sujeto que conoce objetos dualizando así la realidad, y por el
discernimiento entre lo real y lo no real. Al vivenciar lo real, lo único que
se pierde es lo falso, lo ilusorio, lo que es la construcción de un viviente
necesitado para sobrevivir en esta inmensidad.
Enseñanzas básicas del Vedanta
advaita
El Vedanta advaita afirma que el
despliegue de la conciencia en los distintos estados de la mente, da lugar a
distintas realidades aparentes, que no son sino la única realidad en visiones
parciales de un conocer relativo.
1- La relación causa-efecto es irreal
porque es una forma de conocer dual. Hay causalidad en el mundo empírico y se
trata de un conocimiento válido en el ámbito de lo empírico, así se habla de
que Brahma, la primera manifestación de Brahman como un dios, es la Causa
suprema, pero en realidad ni Brahma es real ni hay causalidad de ninguna clase
en Brahman, la verdad absoluta, porque él no puede originarse ni puede tampoco
ser el origen de nada. Lo absoluto no puede ser causa de lo relativo. La causalidad
es una relación entre las cosas relativas, hijas de nuestras construcciones
duales, sin fundamento en la verdad absoluta, su origen es sólo nuestra
necesidad.
2- La experiencia de dualidad es
ilusoria. Esto se puede clarificar con un ejemplo clásico en el Vedanta: cuando
en una habitación en penumbra distinguimos la forma de una serpiente y luego
descubrimos que era sólo una cuerda, la sobreimposición de la imagen de la
serpiente sobre la forma de la cuerda es lo que constituye el error. Podemos
comprobar que aunque la serpiente es irreal produce efectos reales:
escalofríos, palpitaciones, etc. Pero al mismo tiempo sólo podremos conocer la
cuerda al salir de la ilusión y no antes. Algo similar ocurre con lo ilusorio
del conocimiento dual y el sustrato, Brahman.
También puede ayudar a la
comprensión, por analogía, el comparar la experiencia del estado de vigilia con
la experiencia del estado de sueño. En el sueño, el que sueña, cree que es real
hasta que al despertar comprueba que es ilusorio. La dualidad entre el que
experimenta y lo experimentado es idéntica en ambos estados de conciencia, por
lo tanto, dado que en ambos estados experimentamos la misma dualidad, y vemos
claramente, al despertar, que el sueño es ilusorio, por analogía podemos pensar
que la experiencia de dualidad en el mundo de la vigilia también es ilusoria.
Por consiguiente podemos decir que la
realidad que se da a los objetos depende del tipo de conocimiento que ocasiona
la experiencia de esos objetos. El descubrimiento de la Realidad Absoluta
supone un despertar a la unidad de la conciencia. La dualidad sólo depende de
la necesidad del individuo y de su proyección. La relación sujeto-objeto, hija
de la necesidad, está sólo en la percepción y en la mente del viviente
necesitado.
3- Sólo Brahman es real, "lo
real", sólo se puede hablar de existencia con referencia a la realidad
absoluta, Brahman. Toda existencia proviene del Ser. El Ser es conciencia
incondicionada. Pero las mismas nociones de "ser" y de "conciencia"
son sólo conceptos, símbolos, porque la categoría misma de ser tiene una
estructura dual por su referencia al no-ser, lo mismo se puede decir de la
categoría de conciencia.
Si sólo Brahman existe, el universo
no es real sólo es ilusión y todo el proceso del devenir que se percibe en la
experiencia del estado de vigilia es ilusorio, por tanto nada ni nadie nace ni
muere. A la experiencia dual le corresponde la realidad relativa que conocemos.
Y mientras no se trasciende este nivel habitual de conciencia, será la única
pensable.
Lo dual no tiene existencia más que
en la percepción y en la mente de los vivientes necesitados. Sin embargo se da
la paradoja de que por un lado está la intuición o realización de la unidad de
conciencia y por otro la experiencia de un mundo múltiple en el estado de
vigilia de la conciencia, por lo tanto, de Brahman no se puede afirmar que sea
uno, porque es también múltiple y no es múltiple porque es también uno. No es
ni uno ni múltiple y es ambas cosas.
4- La dualidad es sólo una ilusión.
El concepto de ilusión (Maya), es necesario en el Advaita para explicar la
paradoja entre Brahman no dual y el mundo experienciado como múltiple.
La causa de que el ser humano viva
habitualmente en un mundo múltiple es el auto-engaño, la ilusión, o el
conocimiento erróneo. El ser humano no ve las cosas como son sino como aparecen
en la construcción que se genera desde su necesidad.
El mundo de la dualidad es una
ilusión cósmica, originada en Brahma el creador. Toda la multiplicidad se debe
al juego cósmico en el que Maya recubre la realidad del Absoluto mediante
nombres y formas.
Maya no es real ni irreal, al igual
que el universo que se percibe a través de ella, como una sucesión de causas y
efectos y en un círculo de nacimientos y muertes (samsara).
El mundo pues, no es real ni irreal;
es algo que aparece por la proyección de las construcciones de la realidad
sobre el sustrato de Brahman; no está ahí fuera, eso es tan sólo una ilusión
que está en nuestra mente de vivientes necesitados. La serpiente que por error damos
por real donde sólo hay una cuerda, no es existente pero tampoco es nada, es
una cuerda mal vista. Aparece por error, por una ilusión, pero la indagación
puede descubrir el error.
Se afirma en el Vedanta advaita que
sólo hay una realidad y distintos niveles en el conocer y que mediante la
investigación de los distintos estados de conciencia se pueda llegar a intuir.
5- La no dualidad: "Todo esto es
Brahman" "Yo soy el Atman" (Ch.Up. III, 14,1; Br.Up. IV, 4,12) 2
El conocimiento no dual sólo es
posible cuando se ha trascendido el estado de conciencia dual, que es el estado
habitual. Eso requiere una investigación que no se limita al ámbito
intelectual, se razona hasta el límite, hasta llegar a un punto en el que se
necesita la intuición y se comprende y se realiza la unidad del Ser.
Entendemos por "intuición",
una relación directa sin intermediarios con la realidad. La captación directa
de Brahman está más allá de los niveles de conocimiento dual o relativo, sin embargo
el hombre tiene un conocimiento intuitivo del propio Ser en el estado de
vigilia. Esta intuición del Ser que va más allá del yo empírico le abre la
posibilidad de realizarlo, es decir de comprender que "Yo soy Eso".
La raíz de toda dualidad está en la
distinción de sujeto-objeto. Se explica muy bien en el ejemplo del espacio
contenido en un recipiente de barro: cuando éste se rompe, el espacio que
contenía se integra al espacio total, y aquel espacio que se creía limitado, se
da cuenta de que nunca fue otra cosa que espacio ilimitado (Karika III, 7). De
la misma manera el ser humano se cree limitado por su cuerpo psico-físico,
hasta que descubre su identidad con el Absoluto.
Montserrat Cucarull es licenciada en
Farmacia y en Ciencias Químicas. Investigadora del CETR.
Extracto de: el vedanta advaita como
fuente de calidad humana profunda.
Por Montserrat Cucarull
Fuente: No-Dualidad Info
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