La geoterapia es la forma de obtener
al máximo los beneficios del contacto con la tierra. Es sumamente beneficioso
para nuestro organismo caminar descalzos, sentir la tierra o la arena de la
playa.
Qué nos aporta la geoterapia
Siempre que no exista peligro de
cortes con objetos rotos o similares, debemos aprovechar cualquier momento para
andar descalzos y conectarnos con la naturaleza. Caminar descalzos no solo
fortalece nuestros pies mediante el ejercicio de adaptación que realizan los
músculos de nuestro cuerpo, sino que mejora la circulación sanguínea de las
extremidades y del cuerpo en general, el sistema nervioso se tonifica y
fortalece obteniendo nuestro cuerpo una mayor resistencia a todo tipo de
enfermedades, incluyendo resfriados, actualmente tan frecuentes.
Pero debes tener en cuenta que no es
conveniente caminar descalzo si eso implica que tengas un continuo enfriamiento
de los pies, ya que, si no es capaz de recuperar el calor al poco de haber
realizado dicha actividad, sería totalmente contraproducente para nuestro
organismo. Por eso debemos buscar siempre un clima adecuado.
Proceso de adaptación
Como todo ejercicio debemos de
empezar de una manera prudente, no tenemos que agotarnos, ni deben hincharse o
congestionarse los pies. Al principio, es conveniente ir alternando caminatas
descalzas con fricciones refrescantes (una crema que contenga mentol), si
tenemos la suerte de poder caminar por la playa alternaríamos la caminata por
la orilla del mar y arena húmeda a ir andando por la arena seca y caliente. En
cualquiera de los dos casos al término de los paseos siempre los pies en agua
fría.
Como todo ejercicio debemos de
empezar de una manera prudente, no tenemos que agotarnos, ni deben hincharse o
congestionarse los pies
En el caso de solo poder pasear por
un campo lo mejor es andar por la mañana sobre el rocío.
Un ejercicio para niños y mayores
Y, por supuesto, no debemos
olvidarnos ni de nuestros niños, ni de nuestros mayores.
El contacto del niño con la tierra es
el mejor regalo que le podemos dar, si tenemos miedo de que se manchen la ropa,
podemos ponerles ropa vieja aunque lo mejor sería que nuestros hijos pudieran
-de vez en cuando- tener la oportunidad de jugar con la menor ropa posible
sobre la tierra, igual que juegan con la arena en la playa.
En cuanto a nuestros mayores, aunque
lo ideal sería poder disfrutar de unos baños de lodo como los que podemos
encontrar en el mar menor, si no tenemos esa posibilidad también podemos
comprar arcillas en los herbolarios y preparar unos baños de pies con dichas
arcillas, aplicando siempre una temperatura que sea agradable a la persona y
nunca molesta. Se puede hacer alternancia de temperaturas haciendo dos bañeras
para que dichos contrastes de temperatura ayuden en la mejora de la circulación
sanguínea así como a mantener un sistema inmunitario sano y fortalecido.
Dentro de la variedad de arcillas
encontramos tres tipos:
Arcilla Verde: Es la más común y
suele ser la más barata. Yo se la recomiendo a mis clientes para bajar
inflamaciones.
Arcilla Roja: Esta variedad es algo
más cara que la anterior y la suelo recomendar para dolores.
Arcilla Blanca: uso en mascarillas
para mejorar la piel.
Prácticamente las tres podrían usarse
indistintamente para las tres indicaciones que hemos enunciado, pero la
práctica de los años en el ejercicio de las Terapias Naturales me ha enseñado y
demostrado que usándola de esta manera es más efectiva.
Aunque ciertas arcillas puedan
ingerirse para conseguir tratar diversas dolencias, debemos de tener mucho
cuidado, porque no todas las arcillas que venden son recomendables para ello.
Por eso mismo siempre consulta con tu Naturópata de confianza.
Autor: Roberto San Antonio-Abad.
Presidente y responsable de Formación, de la Asociación Nacional de
Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales (COFENAT)
Fuente: Bio Eco Actual
No hay comentarios:
Publicar un comentario