Tome conciencia de su respiración.
Note la sensación de respirar. Sienta cómo el aire entra y sale de su cuerpo.
Note cómo se expanden y se contraen.
EL HOGAR INTERIOR
Para entrar en tu espacio interior
respira.
Descubra su espacio interior creando
vacíos entre el torrente de pensamientos. Sin esos vacíos, el pensamiento se
vuelve repetitivo, pierde toda inspiración y chispa creadora, como sucede con
la gran mayoría de las personas del planeta. La duración de esos vacíos no
importa. Unos cuantos segundos bastan. Poco a poco se irán alargando por sí
mismos, sin ningún esfuerzo de su parte. Más importante que la duración es la
frecuencia, de tal manera que haya espacios entre las actividades diarias y el
torrente de pensamientos.
Alguien me mostró hace poco el
prospecto anual de una organización espiritual grande. Al hojearlo me
impresionó la gran diversidad de seminarios y talleres importantes. Me recordó
el smorgasbord, uno de esos banquetes suecos donde puede uno elegir entre una
enorme variedad de platos. La persona me preguntó si le podía recomendar uno o
dos cursos. "No sé", le respondí, "todos suenan muy
interesantes". "Pero sí se lo siguiente", añadí. "Tome
conciencia de su respiración tantas veces como le sea posible, cada vez que
recuerde hacerlo. Hágalo durante un año y será un medio de transformación mucho
más poderoso que asistir a todos esos cursos. Y no vale nada".
Al tomar conciencia de la respiración
apartamos nuestra atención de los pensamientos y creamos espacio. Es una forma
de generar conciencia. Si bien la conciencia plena existe ya como no
manifiesta, estamos aquí en el mundo para traer la conciencia a esta dimensión.
Tome conciencia de su respiración.
Note la sensación de respirar. Sienta cómo el aire entra y sale de su cuerpo.
Note cómo se expanden y se contraen ligeramente el pecho y el abdomen al
inhalar y al exhalar. Una respiración consciente basta para abrir algo de
espacio en medio del tren interminable de pensamientos. Una respiración consciente
(y dos todavía más) varias veces al día es una manera excelente de traer
espacio a la vida. Aunque medite con la atención en la respiración durante dos
horas o más, como lo hacen algunas personas, solo necesitará (o podrá) tomar
conciencia de una respiración. Las demás son recuerdos o anticipación, es
decir, pensamiento. Respirar no es realmente algo que hagamos, sino algo que
presenciamos mientras sucede. La respiración sucede espontáneamente. La
inteligencia de nuestro cuerpo se encarga de ella. No hace falta esfuerzo
alguno. Note también la breve pausa de la respiración, especialmente el punto
quieto, al final de la exhalación, antes de la siguiente inhalación.
La respiración de muchas personas es
superficial, contrariamente a lo que debería ser. Mientras más se toma
conciencia de la respiración, más se restablece su profundidad natural.
Puesto que la respiración carece de
forma, desde tiempos antiguos se la ha asimilado al espíritu, a la Vida única
informe. "Y Dios hizo al hombre del polvo de la tierra y sopló en sus
narices el aliento de vida y lo hizo un ser viviente". En alemán,
respiración es atmen, palabra derivada del sánscrito antiguo atman que
significa el espíritu divino interior o el Dios interior.
El hecho de que la respiración carezca
de forma es una de las razones por las cuales tomar conciencia de ella es una
forma muy eficaz de traer espacio a la vida, de generar conciencia. Es un
objeto de meditación excelente precisamente porque no es objeto y carece de
forma. La otra razón es que la respiración es uno de los fenómenos más sutiles
y aparentemente insignificantes, lo "mínimo" que, según Nietzsche, es
el ingrediente de la "mejor felicidad". Usted podrá decidir si desea
practicar o no la conciencia de la respiración como meditación formal. Sin
embargo, la meditación formal no reemplaza la acción de crear la conciencia del
espacio en la vida diaria.
El hecho de tomar conciencia de la
respiración nos obliga a estar en el momento presente, la clave de toda
transformación interior. Siempre que tomamos conciencia de la respiración
estamos absolutamente presentes. Podrá notar que no puede pensar y tomar
conciencia de la respiración al mismo tiempo. Al respirar conscientemente se
detiene la mente. Pero lejos de estar en trance o medio dormidos, estamos
completamente despiertos y muy alertas. No caemos por debajo del pensamiento
sino que nos elevamos por encima de él. Y si observamos más atentamente,
descubrimos que esas dos cosas, estar completamente en el momento presente y
dejar de pensar sin perder la conciencia, son una sola: el surgimiento de la
conciencia del espacio.
Eckhart Tolle
Fuente: La Iluminacion Espiritual
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