Cuando digo paciencia me refiero a la
paciencia de estar realmente presente en tu vida. Me refiero a la paciencia del
jardinero que entiende que el cultivo de sus hortalizas es un proceso sobre el
que tiene poco control real. No puede
cambiar ninguna característica importante de lo que está cultivando; esto
depende de un código genético contenido en la semilla. Su trabajo consiste
simplemente en crear las condiciones adecuadas para sacar todo el potencial
contenido dentro de la semilla según su ADN (su programación).
La paciencia significa aceptación de
ese hecho. Algunas cosas pueden ser cambiadas por “hacer” algo, por “forzar”,
pero un cambio profundo y duradero sólo puede suceder cuando cambiamos nuestra
percepción y esto viene con una actitud de “estar” más que con la actitud de
hacer; de observar en vez de reaccionar, no puedo forzar el cambio real, pero
sí, puedo crear las condiciones adecuadas para que ocurra.
El verdadero cambio ocurre cuando
nuestra percepción cambia. Gran parte del sufrimiento en la vida se produce por
empujar, manipular, forzar, intentar, pensar, juzgar. Surge de la creencia de
que debo sentirme diferente a cómo me siento ahora. La paciencia, por el
contrario, significa aceptación, lo que a su vez significa que en lugar de reaccionar
a los sentimientos incómodos, rechazándolos o intentando cambiarlos, aprendemos
a convivir con ellos con curiosidad abierta, agradecidos por lo que tenemos y
agradecidos por la lección que ofrece la vida – incluso si al principio no está
claro cuál puede ser la lección. Este proceso
también es el proceso por el cual desarrollamos la confianza en el
proceso de la vida. Cuanto mayor sea nuestra confianza en el proceso de la
vida, tanto mayor será nuestra capacidad de vivir con incomodidad.
La humildad es saber y aceptar que sé
muy poco, que nuestra especie sabe muy poco. La humildad es lo opuesto a la
ignorancia. Leí una cita maravillosa el
otro día: “Con gran ignorancia viene gran certeza”. Una actitud de humildad crea el espacio para
experimentar asombro frente el universo, ser sorprendido por el planeta en el
que me encuentro. La humildad nos permite conectarnos directamente con nuestras
vidas en vez de a través del prisma distorsionado de nuestras expectativas. La
humildad nos libera de la necesidad de tener razón. La humildad abre el camino
a una conexión más profunda con nuestras vidas.
¿Cuánto del sufrimiento de tu vida
tiene sus raíces en la impaciencia?
¿Cómo afectaría a tu vida ser más
paciente?
¿Cómo lo que ya crees que “sabes” que
es verdad te impide ver lo que es la verdad?
¿Qué es lo que realmente sabes?
¿Qué puedes saber de verdad?
Geoffrey Molloy
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