"La espera pura, sin esperar que
ocurra ningún evento, solo esperar sin querer, puede ser una práctica
espiritual profunda".
Para la mayoría de nosotros, esperar
no es fácil, a menudo un aburrimiento. Mientras esperamos el autobús o el tren,
buscamos algo que hacer para pasar el tiempo. Sentados en la sala de espera de
un médico, dejamos a un lado los minutos hojeando revistas sin ningún interés
particular.
Queremos que la espera termine, para
poder continuar con lo que sea que sea la próxima tarea. Sin embargo, al tratar
de esperar de esta manera, nos negamos a nosotros mismos una oportunidad más
valiosa.
La espera pura, sin esperar que
ocurra ningún evento, solo esperando sin nada querer, puede ser una práctica
espiritual profunda.
Cuando simplemente esperas, sin
esperar nada en particular, sin desear que las cosas sean diferentes de lo que
son, la mente se relaja. Y, a medida que dejes de querer, probablemente
encuentres tu conciencia del momento presente en expansión.
Muchos, desde Buda hasta Ram Dass y
Eckhart Tolle, nos han alentado a ser más conscientes del presente, a
"estar aquí, ahora". Y numerosas prácticas apuntan a ayudarnos a ser
más conscientes del presente. La mayoría, sin embargo, llevan a centrar la
atención en algún aspecto del presente: la respiración, un objeto visual, un
mantra. El enfoque puede ser sin esfuerzo, sin embargo, está allí, una
dirección muy débil de la atención.
Con la espera pura, por otro lado, no
hay ningún intento de ser consciente de ningún aspecto particular del presente.
Sin nada que hacer, sin algo especial que esperar, hay espacio para que se
presente más del presente. Comenzamos a notar aspectos de nuestro mundo que no
conocíamos antes: el sonido de un reloj o una conversación distante; un árbol
suavemente ondeando en la brisa; el toque de la ropa contra la piel. No importa
qué. Probablemente será diferente cada vez, simplemente porque el presente es
diferente de un momento a otro.
A medida que te familiarices con la
simple espera, te encontrarás presente de una manera relajada, inocente e
indirecta.
Entonces, la próxima vez que tengas
que esperar algo, usa el tiempo como una oportunidad para estar más despierto.
En lugar de esperar algo, simplemente espera. Sin expectativas. Simplemente
detente y espera, con la mente abierta.
Tampoco tenemos que esperar un
autobús retrasado o estar sentados en una "sala de espera" antes de
que podamos practicar la espera. En cualquier momento del día, podemos optar
por hacer una pausa por un tiempo y simplemente esperar.
Esperando sin expectativa para lo que
sea siguiente. Tal vez un pájaro pasa volando por la ventana. Quizás el
refrigerador se enciende. O descubrimos que nos hemos desviado de un
pensamiento. No importa. Espera.
Puedes comenzar ahora mismo. ...
Pausa. Toma un respiro. ... Relájate ... Y espera ...
- Peter Russell
Fuente: Vientos de Conciencia
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