El mago Harry Houdini viajaba por los
pequeños pueblos de Europa haciendo sus demostraciones de escapismo. Pedía ser
atado por los carceleros con una camisa de fuerza y luego ser encerrado en una
celda para ver si podía escaparse. Una y otra vez, todos los espectadores
quedaban asombrados ya que no había camisa ni celda alguna que pudiese contener
a Houdini.
Un día, en una aldea irlandesa,
delante de una multitud de gente, consiguió zafarse de la camisa de fuerza que
le habían puesto pero por más que tratase, no podía abrir el candado de la
celda. Después de varias horas, desilusionados, los lugareños se fueron.
Houdini no entendía qué pasaba ya que hasta aquel momento, nunca ningún candado
le había dado tal reto. Confundido y frustrado, Houdini preguntó al carcelero
acerca de la cerradura, intentando entender por qué no podía abrirla. El
carcelero le dijo, “Es una cerradura común y corriente. No tiene nada de
especial. Sabiendo que tu puedes abrir cualquier cerradura, no me molesté en
cerrarla con llave.”
Houdini, no lo podía creer. Había
estado encerrándose dentro de la celda todo el tiempo ya que suponía que la
cerradura estaba echada llave. Estaba libre desde un principio.
Algo muy similar nos ocurre a
nosotros. Pasamos el día suponiendo que hay un problema con nosotros mismos,
que hay algo malo que nos queda por resolver.Limitamos nuestra perspectiva, nos
ponemos tensos, ocupados, nos estresamos. ¿No es así?
El Buddha dijo que lo que piensa una
persona se refleja en su mente y se convierte en una tendencia de la misma.
Esto también afecta a nuestros
cuerpos. Si estamos preocupados, nuestro cuerpo produce un flujo constante de
adrenalina y cortisol que nos mantiene nerviosos e inquietos.
Consideremos lo siguiente: ¿Los
pensamientos que uno tiene durante el día producen un sentimiento de bondad,
interés, o posibilidad? ¿O despiertan tensión, separación, o inquietud?
La neurociencia y sus avances más
recientes confirman que las neuronas que se activan juntas permanecen juntas.
Esto quiere decir que mientras más pensamos en algo, más forma parte de nuestra
realidad. A un nivel físico, la conección entre neuronas se fortalece.
La meditación nos ofrece un método
completamente radical para liberarnos de los pensamientos que no nos favorecen,
de aquel trance en el cual caemos debido al estrés.
Podríamos llamarlo: trance
estresante. A medida que profundizamos nuestra práctica de meditación,
desarrollamos la habilidad de volvernos conscientes de nuestros pensamientos.
Esto nos da la libertad de elegir
dónde poner nuestra atención.
Poco a poco nos vamos dando cuenta
que no es necesario creer en nuestros pensamientos.
En especial, aquellos pensamientos
que no nos favorecen y van formando una celda alrededor de nuestra mente.
Una celda como la de Houdini, que
parece estar cerrada, pero en realidad está abierta y somos nosotros los que
inconscientemente nos encerramos.
Tara Brach
Tara Brach es una psicóloga
estadounidense, autora y defensora de la meditación budista. Es maestra guía y
fundadora de la Comunidad de Meditación Insight de Washington, D.C. Sus colegas
en la tradición de meditación Vipassanā o Insight incluyen a Jack Kornfield,
Sharon Salzberg y Joseph Goldstein.
Fuente: Vientos de Consciencia
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