El programa está en el ADN no está en
la mente pensante. Pero la mente elabora creencias y programaciones que
esclavizan incesantemente a lo aparente.
ESTÁS PROGRAMADO PARA
SER TÚ
Tú estás programado para ser tú, seas
lo que seas, y lo que tu mente piense que eres no afecta en lo más mínimo al
programa.
El programa no está en la mente
pensante. Está en el cuerpo, en lo que denominamos el ADN, y al principio
instintivamente sigues su sabiduría. Cuando eras un niño pequeño. Sigues lo que
te gusta y tratas de evitar lo que no te gusta. Una vez que aprendemos a
hablar, los seres humanos que se ocupan de cuidarnos nos enseñan lo que saben y
esto significa que nos programan con conocimientos.
Aprendamos cómo ser un hombre o una
mujer según la sociedad en la que nacemos. Aprendamos cómo comportarnos
“correctamente” en nuestra sociedad, lo que significa cómo ser un “buen” ser
humano. Por miedo a ser castigado o por miedo a no recibir una recompensa
empezamos a tratar de complacer a otras personas. Intentamos ser buenos porque
la gente mala no recibe recompensas y se la castiga. No tenemos la oportunidad
de escoger nuestras creencias; se nos dice qué creer y qué no creer.
Todo el mundo tiene una opinión sobre
nosotros y nos dice lo que somos. El único modo en el que podemos vernos a
nosotros mismos es a través de un espejo, y la gente desempeña el papel de ese
espejo. Vemos nuestra imagen en esos espejos, estamos de acuerdo en que eso es
lo que somos, y tan pronto como estamos de acuerdo, esa opinión pasa a formar
parte de nuestro sistema de creencias. Poco a poco todas esas opiniones
modifican nuestro comportamiento, y en nuestra mente formamos una imagen de
nosotros mismos según lo que otra gente dice que somos.
Y como no está bien para nosotros ser
lo que somos empezamos a fingir que somos lo que no somos. Tras la
documentación, intentamos ser suficientemente buenos para los demás, pero ya no
somos lo bastante buenos para nosotros mismos, porque nunca podremos cumplir
con nuestra imagen de perfección.
«Los símbolos nos dicen lo que
creemos sobre nosotros mismos; nos dicen lo que somos y lo que no somos, lo que
es posible y lo que no lo es.»
EL FINGIR
No finjas ser lo que no eres.
Eres lo que crees que eres. “¿Qué
crees que eres?”
Si utilizas tu conciencia, verás todo
lo que crees y es así como vives tu vida. Tu vida está totalmente dominada por
el sistema de creencias que aprendiste. Cualesquiera que sean tus creencias
están creando la historia que estás experimentando. Lo que crees sobre ti mismo
no es real y no es importante, a menos que quieras crear una historia mejor
para ti.
La palabra constituye tu poder de
creación y ese poder puede utilizarse en más de una dirección. Una dirección es
la impecabilidad, en la que la palabra engendra una preciosa historia; tu cielo
personal en el mundo. La otra dirección es la del uso erróneo de la palabra que
destruye todo lo que te rodea y crea tu infierno personal. Nada puede existir
sin la palabra, porque la palabra es lo que utilizamos para crear todo lo que
conocemos.
No utilizarás tu conocimiento contra
ti mismo, lo que significa que tu voz del conocimiento no utilizará la palabra
para juzgarte, declararte culpable y castigarte. Tu mente es tan poderosa que
percibe la historia que tú mismo creas. Si creas juzgándote a ti mismo,
entonces creas un conflicto interior que no es más que una pesadilla. Ser
impecable con tus palabras significa realmente no utilizar nunca el poder de
las palabras contra ti mismo.
Cuando eres impecable con las
palabras, nunca te traicionas a ti mismo. Nunca utilizas las palabras para
chismorrear sobre ti mismo, ni para esparcir veneno emocional contando chismes
sobre otras personas. El chismorreo es la forma principal en la que la sociedad
se comunica, y aprendemos a chismorrear por acuerdo.
LA PERSONALIDAD
Lo que ves en el espejo es una copia
de la realidad que creas con la capacidad de tus ojos y de tu cerebro.
Todo lo que percibes es un reflejo de
lo que es real, igual que los reflejos en un espejo, salvo por una diferencia
importante. Al otro lado del espejo no hay nada, pero detrás de tus ojos hay un
cerebro que intenta darle un sentido a todo. Esto te proporciona la inmunidad
en la interacción con los personajes secundarios de tu historia. No tienes que
preocuparte por los puntos de vista de otras personas. Proporciona una gran
entrada para alcanzar la libertad personal, porque ya no tienes que regir tu
vida según la opinión de otras personas.
LAS SUPOSICIONES
Hacer suposiciones es sencillamente
buscarse problemas.
Podríamos decir que todo conflicto es
el resultado de las mentiras, porque la verdad carece de cualquier clase de
conflicto. La verdad no necesita demostrarse a sí misma: existe, creamos en
ella o no. Las mentiras sólo existen si las creamos nosotros y sólo sobreviven
si creemos en ellas. Quienquiera que crea en la verdad, vive en el cielo.
Quienquiera que crea en las mentiras, más tarde o más temprano, vivirá en el
infierno.
Los seres humanos creamos las
mentiras y después las mentiras nos controlan a nosotros. Pero, tarde o
temprano, llega la verdad y las mentiras no pueden sobrevivir ante la presencia
de la verdad. Sólo vemos lo que queremos ver; sólo oímos lo que queremos oír.
Nuestro sistema de creencias es exactamente como un espejo que únicamente nos
muestra lo que creemos.
Hacer suposiciones es sencillamente
buscarse problemas, porque la mayoría de las suposiciones no son la verdad; son
ficción. Una suposición conduce a otra suposición; sacamos precipitadamente una
conclusión y nos tomamos nuestra historia muy personalmente. Entonces culpamos
a otras personas. Las suposiciones no son más que mentiras que nos decimos a
nosotros mismos. Hacer suposiciones no es otra cosa que buscar un drama cuando
no existe ninguno.
Si no tomarte nada personalmente te
proporciona inmunidad en la interacción con otras personas, no hacer
suposiciones te proporciona inmunidad en la interacción contigo mismo, con tu
voz del conocimiento, o con lo que llamamos pensar. Si no hacemos suposiciones
podemos centrar nuestra atención en la verdad, no en lo que creemos que es la
verdad. Entonces vemos la vida tal como es, no como queremos verla.
Don Miguel Ruiz
Fuente; La Iluminacion Espiritual
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