CREENCIAS Y PROGRAMACIONES QUE ESCLAVIZAN - Parte 1 de 3

 


El programa está en el ADN no está en la mente pensante. Pero la mente elabora creencias y programaciones que esclavizan incesantemente a lo aparente.

 

ESTÁS PROGRAMADO PARA SER TÚ

Tú estás programado para ser tú, seas lo que seas, y lo que tu mente piense que eres no afecta en lo más mínimo al programa.

 

El programa no está en la mente pensante. Está en el cuerpo, en lo que denominamos el ADN, y al principio instintivamente sigues su sabiduría. Cuando eras un niño pequeño. Sigues lo que te gusta y tratas de evitar lo que no te gusta. Una vez que aprendemos a hablar, los seres humanos que se ocupan de cuidarnos nos enseñan lo que saben y esto significa que nos programan con conocimientos.

 

Aprendamos cómo ser un hombre o una mujer según la sociedad en la que nacemos. Aprendamos cómo comportarnos “correctamente” en nuestra sociedad, lo que significa cómo ser un “buen” ser humano. Por miedo a ser castigado o por miedo a no recibir una recompensa empezamos a tratar de complacer a otras personas. Intentamos ser buenos porque la gente mala no recibe recompensas y se la castiga. No tenemos la oportunidad de escoger nuestras creencias; se nos dice qué creer y qué no creer.

 

Todo el mundo tiene una opinión sobre nosotros y nos dice lo que somos. El único modo en el que podemos vernos a nosotros mismos es a través de un espejo, y la gente desempeña el papel de ese espejo. Vemos nuestra imagen en esos espejos, estamos de acuerdo en que eso es lo que somos, y tan pronto como estamos de acuerdo, esa opinión pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias. Poco a poco todas esas opiniones modifican nuestro comportamiento, y en nuestra mente formamos una imagen de nosotros mismos según lo que otra gente dice que somos.

 

Y como no está bien para nosotros ser lo que somos empezamos a fingir que somos lo que no somos. Tras la documentación, intentamos ser suficientemente buenos para los demás, pero ya no somos lo bastante buenos para nosotros mismos, porque nunca podremos cumplir con nuestra imagen de perfección.

 

«Los símbolos nos dicen lo que creemos sobre nosotros mismos; nos dicen lo que somos y lo que no somos, lo que es posible y lo que no lo es.»

 

EL FINGIR

No finjas ser lo que no eres.

 

Eres lo que crees que eres. “¿Qué crees que eres?”

 

Si utilizas tu conciencia, verás todo lo que crees y es así como vives tu vida. Tu vida está totalmente dominada por el sistema de creencias que aprendiste. Cualesquiera que sean tus creencias están creando la historia que estás experimentando. Lo que crees sobre ti mismo no es real y no es importante, a menos que quieras crear una historia mejor para ti.

 

La palabra constituye tu poder de creación y ese poder puede utilizarse en más de una dirección. Una dirección es la impecabilidad, en la que la palabra engendra una preciosa historia; tu cielo personal en el mundo. La otra dirección es la del uso erróneo de la palabra que destruye todo lo que te rodea y crea tu infierno personal. Nada puede existir sin la palabra, porque la palabra es lo que utilizamos para crear todo lo que conocemos.

 

No utilizarás tu conocimiento contra ti mismo, lo que significa que tu voz del conocimiento no utilizará la palabra para juzgarte, declararte culpable y castigarte. Tu mente es tan poderosa que percibe la historia que tú mismo creas. Si creas juzgándote a ti mismo, entonces creas un conflicto interior que no es más que una pesadilla. Ser impecable con tus palabras significa realmente no utilizar nunca el poder de las palabras contra ti mismo.

 

Cuando eres impecable con las palabras, nunca te traicionas a ti mismo. Nunca utilizas las palabras para chismorrear sobre ti mismo, ni para esparcir veneno emocional contando chismes sobre otras personas. El chismorreo es la forma principal en la que la sociedad se comunica, y aprendemos a chismorrear por acuerdo.

 

LA PERSONALIDAD

Lo que ves en el espejo es una copia de la realidad que creas con la capacidad de tus ojos y de tu cerebro.

 

Todo lo que percibes es un reflejo de lo que es real, igual que los reflejos en un espejo, salvo por una diferencia importante. Al otro lado del espejo no hay nada, pero detrás de tus ojos hay un cerebro que intenta darle un sentido a todo. Esto te proporciona la inmunidad en la interacción con los personajes secundarios de tu historia. No tienes que preocuparte por los puntos de vista de otras personas. Proporciona una gran entrada para alcanzar la libertad personal, porque ya no tienes que regir tu vida según la opinión de otras personas.

 

LAS SUPOSICIONES

Hacer suposiciones es sencillamente buscarse problemas.

 

Podríamos decir que todo conflicto es el resultado de las mentiras, porque la verdad carece de cualquier clase de conflicto. La verdad no necesita demostrarse a sí misma: existe, creamos en ella o no. Las mentiras sólo existen si las creamos nosotros y sólo sobreviven si creemos en ellas. Quienquiera que crea en la verdad, vive en el cielo. Quienquiera que crea en las mentiras, más tarde o más temprano, vivirá en el infierno.

 

Los seres humanos creamos las mentiras y después las mentiras nos controlan a nosotros. Pero, tarde o temprano, llega la verdad y las mentiras no pueden sobrevivir ante la presencia de la verdad. Sólo vemos lo que queremos ver; sólo oímos lo que queremos oír. Nuestro sistema de creencias es exactamente como un espejo que únicamente nos muestra lo que creemos.

 

Hacer suposiciones es sencillamente buscarse problemas, porque la mayoría de las suposiciones no son la verdad; son ficción. Una suposición conduce a otra suposición; sacamos precipitadamente una conclusión y nos tomamos nuestra historia muy personalmente. Entonces culpamos a otras personas. Las suposiciones no son más que mentiras que nos decimos a nosotros mismos. Hacer suposiciones no es otra cosa que buscar un drama cuando no existe ninguno.

 

Si no tomarte nada personalmente te proporciona inmunidad en la interacción con otras personas, no hacer suposiciones te proporciona inmunidad en la interacción contigo mismo, con tu voz del conocimiento, o con lo que llamamos pensar. Si no hacemos suposiciones podemos centrar nuestra atención en la verdad, no en lo que creemos que es la verdad. Entonces vemos la vida tal como es, no como queremos verla.


Don Miguel Ruiz


Fuente;  La Iluminacion Espiritual

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