No
estamos retenidos por el amor que no recibimos, sino por el amor que no
ofrecemos.
Cuando
somos verdaderamente sinceros con nosotros mismos, nuestro problema no es que
las oportunidades de éxito no hayan aparecido. Dios siempre está expandiendo
nuestras posibilidades. Se nos dan multitud de oportunidades, pero tendemos a
sabotearlas. Nuestras energías conflictivas lo echan todo a perder. Pedir otra
relación u otro trabajo no nos sirve de mucho si en la nueva situación nos
vamos a mostrar exactamente tal como nos mostramos en la anterior. Mientras no
nos sanemos de nuestros demonios internos, de nuestros hábitos mentales
atemorizantes, convertiremos cada situación en la misma dolorosa tragedia que
la anterior. Todo lo que hacemos está impregnado de la energía con que lo
hacemos. Si estamos frenéticos, nuestra vida será frenética. Si estamos en
paz, nuestra vida será pacífica. Así, en cualquier situación, nuestro
objetivo es la paz interior. Nuestro estado interno determina las experiencias
de nuestra vida, y no nuestras experiencias las que determinan nuestro estado
interno.
El
término «crucifixión»
alude a la pauta energética del miedo. Representa el sentimiento limitado y
negativo del ego, y la forma en que éste siempre intenta limitar, contradecir
o invalidar al amor. El término «resurrección» alude a la pauta energética del amor, que
reemplaza al miedo y lo trasciende. La función de un obrador de milagros es el
perdón. Al realizar nuestra función, nos convertimos en canales para la
resurrección.
Dios
y el ser humano son el equipo creativo fundamental. Dios es como la
electricidad. Una casa puede disponer de instalación eléctrica, pero si no
hay ningún aparato eléctrico, ¿de qué servirá? Si vemos a Dios como la
electricidad, nosotros somos Sus lámparas. No importa el tamaño de la
lámpara, ni su forma ni su diseño. Lo único que importa es que esté
conectada. No importa quiénes somos, ni cuáles son nuestros dones. Lo único
que importa es que estemos dispuestos a que Él nos use a Su servicio. Nuestra
disposición, nuestra convicción, nos dan un poder milagroso. Los servidores
de Dios llevan la impronta de su Maestro.
«Las
lámparas sin electricidad no dan luz, y la electricidad sin lámparas,
tampoco. Juntas, sin embargo, eliminan toda oscuridad.»
Marianne Williamson
"Nuestro estado interno determina las experiencias de nuestra vida". Así es. 👍🙏💓
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