Cuando entendemos que
las críticas de los demás son un reflejo de su realidad, más que de la nuestra,
dejamos de tomarnos tan en serio lo que puedan decir acerca de nosotros. La
gente siempre tiene algo que opinar, incluso cuando no lo dicen, nuestra mente
está acostumbrada a evaluar casi de manera constante lo que hacen los demás.
Fíjense en ustedes
mismos, obsérvense cuando alguien les cuenta algo, cuando están viendo a
alguien hacer algo, incluso cuando no dominen un tema en particular o no tenga
ni idea de cómo podrían hacerlo mejor, algún pensamiento rondará en sus
cabezas: yo creo que eso que dice no es correcto, la verdad es que yo en su
lugar no haría eso, si él fuese mi hijo yo estaría destruida, yo he visto a
otros atletas saltar más alto, no creo que lo logre con esa actitud…. Y se me
puede ir la entrada completa citando solo algunos pensamientos que pueden
rondarnos al mirar a alguien ser, hacer o decir cualquier cosa.
Opinamo desde nuestra
realidad
Críticas
El punto es que cada
uno de nosotros opina desde su realidad, desde sus creencias y sus programas
desarrollados y heredados… Y vamos por el mundo haciendo juicios de valor, de
cómo según nuestro mundo deberían ser las cosas.
Pero más allá de que el
intentar controlar o incluso colocarle una etiqueta a todo lo que vemos, es
simplemente agotador y estéril, está el hecho de entender que nuestra opinión
es solo eso y que no importa si tenemos o no razón, cada quien es libre de
actuar como quiera y cada quien tiene el derecho de que sus acciones y
decisiones se respeten, salvo obviamente cuando eso colinde con los derechos de
los demás, en donde realmente sea necesario tomar alguna acción.
Ok, lo hemos visto
desde el punto de vista del que critica, porque es prácticamente una conducta
universal, muchas veces ni siquiera altos niveles de desarrollo “espiritual”
apartan esa costumbre y el hecho de creer saber más que otros, parece dar la
autoridad para emitir juicios sin cesar… Ahora bien, viendo el otro lado de la
moneda: siempre vamos a ser criticados.
Tú debes decidir cómo
te afectan las críticas
Algunos nos van a
apoyar y no emitirán mayores opiniones acerca de lo que hacemos, quizás
guardándose o no algún consejillo, que va atado a algo que considera que
podemos hacer mejor (siempre desde su perspectiva). Pero otros serán menos
sutiles y lo más inteligente que podemos hacer es no prestarle demasiada
atención.
Que no nos desanimen
las críticas, que no nos afecten negativamente. Incluso podemos proponernos la
meta de que se conviertan en pequeños trampolines. De algunas cosas que nos
dicen o que escuchamos han dicho terceros de nosotros, a veces hay material de
provecho, que si dejamos la soberbia a un lado, podemos rescatar y utilizar.
En todo caso si no
vamos a utilizar esas críticas para repotenciarnos, para mejorar, para mirar
desde otras perspectivas, simplemente descartémoslas. Hagamos caso omiso.
Total, cada persona está como en una sala de cine, mirando la vida de los
demás, incluso con mayor atención de lo que le presta a su vida y opinando sin
cesar, mostrándose a través de sus comentarios, de sus juicios, sin entender
quizás que cada cosa que le llama la atención en el otro es un llamado de
atención para revisar eso mismo en ella.
Lo importante es
entender que los juicios siempre nos hablan de lo que es nuestra realidad y
mientras los mantengamos más lejos de nosotros al observar, podremos sacar
mayor provecho y disfrutar de lo que experimentamos. Y entender que las
opiniones, son solo eso… Solo les da fuerza lo que hagamos nosotros con ellas.
Sara Espejo
Fuente: Rincon del
Tibet
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