Es una breve charla de
6 minutos que convocó a un grupo de profesionales con la promesa de exponer los
trucos y curiosidades que usa la industria alimentaria para incrementar sus
ventas.
Conforme avanza el
vídeo, la vergüenza asoma en nuestras mejillas a la vez que lo hace en las de
los asistentes. Merece la pena ver el vídeo y las caras de sorpresa y rechazo
de los espectadores ante la sinceridad y el cinismo de la conferenciante que
ofreció a los asistentes una charla que no esperaban oir.
(Aqui va un video de Marketing de Alimentos - Diseño Social que no se pudo insertar en esta publicacion)
Imitando el formato de
las charlas de TED, Kate Cooper, que en realidad es una actriz, comienza
metiéndose al público en el bolsillo, pero conforme va desvelando la verdad
sobre el marketing en los alimentos el público se va sorprendiendo hasta el
punto de no querer aplaudirla al final de la charla.
Esta es una campaña
contra el maquillaje de productos de sistemas de producción alimentaria poco
éticos e incluso salvajes con los animales. Kate Cooper es sólo una actriz,
pero personas como ella existen en la realidad y, aunque las campañas de las
marcas que representan están reguladas, en muchos casos consiguen engañarnos
sorteando la legislación. Os mostramos algunos ejemplos.
__ ¿Qué descubrirás en
este post? __
La industria
alimentaria nos engaña
Estos son los 3
secretos del marketing de alimentos:
Agregar nutrientes a
los alimentos no saludables no los hace más saludables
¿PIENSAS QUE NO TE HAN
ENGAÑADO AÚN?
El engaño de los
productos BIO
El engaño de los
productos artesanos
El engaño de las
bebidas para deportistas
Por qué el etiquetado
de los alimentos es a menudo engañoso
La industria
alimentaria nos engaña
Quien está detrás de la
charla es la organización Compassion in World Farming. Y Kate Cooper era
realmente una actriz actuando en el papel de experta en marketing para poder
exponerles con frialdad y claridad cómo nos engañan para que compremos lo que
no necesitamos y cómo nos manipulan para hacernos creer una producción idílica
de alimentos que no se corresponde con la realidad. Nos lo advierte claro:
“La producción de
alimentos actual es crueldad sistematizada a una escala masiva y nosotros solo
tenemos éxito porque todo el mundo está dispuesto a mirar hacia otro lado”
Estos son los 3
secretos del marketing de alimentos:
Todo el mundo cree lo
que pone la etiqueta pero conceptos como “natural”, “de granja”, “como lo hacía
tu abuela” aunque sepamos que son engañosos.
Se ha vinculado los
procesos de industrialización a la comida y esto tiene un precio (el 50% de los
antibioticos en el mundo se usan en animales de granja).
La ignorancia voluntaria
y protectora: los consumidores prefieren no saber de dónde vienen los alimentos
Agregar nutrientes a
los alimentos no saludables no los hace más saludables
La práctica de agregar
nutrientes a los alimentos que naturalmente no los contienen comenzó en los
Estados Unidos en 1924, el año en que los productores comenzaron a agregar yodo
a la sal para abordar una deficiencia nacional.
En estos días, sin
embargo, lo que se incluye en los alimentos que comemos tiene menos que ver con
las preocupaciones de salud pública y más con el marketing. Las afirmaciones
como “libre del ingrediente X” suelen ocupar un lugar destacado en los envases
de alimentos, pero rara vez son más que un juego de manos; en la práctica,
omitir los ingredientes activamente dañinos no hace que un producto sea más
saludable.
Uno de los ejemplos más
comunes de este tipo de marketing proviene de la industria de la dieta, que
promociona sus productos como “bajos en calorías” o “sin grasas”. Sin embargo,
la verdad es que tanto las dietas bajas en calorías como las libres de grasas
pueden ser tan poco saludables como las dietas grasas ricas en calorías e
incluso conducir a un aumento de peso adicional .
Esto se debe a que
muchos alimentos dietéticos contienen edulcorantes bajos en calorías o nulos
como el aspartame, que se ha demostrado que aumenta el riesgo de síndrome
metabólico, una de las causas de la diabetes y los accidentes
cerebrovasculares, en un 34 por ciento. Otros alimentos bajos en calorías o con
cero calorías están repletos de azúcares refinados artificiales como el jarabe
de maíz, que contienen celulosa, una sustancia no digerible relacionada con
problemas digestivos y aumento de peso.
Comer estos alimentos
atrapa a las personas que hacen dieta en un círculo vicioso. En un intento por
perder peso, se sienten atraídos por los “alimentos dietéticos” que realmente
aumentan su peso y esto, a su vez, los lleva a comprar y consumir estos productos
en cantidades aún mayores. Al final, ambos fracasan en perder peso y dañan su
salud.
Otro truco que utiliza
Big Food para engañar a los consumidores desprevenidos es ocultar lo poco
saludables que son sus productos mediante la publicidad de la adición de
vitaminas y minerales “fortificantes”. Los cereales para el desayuno,
especialmente los destinados a los niños, como Lucky Charms o Cocoa Puffs,
hacen todo tipo de afirmaciones extravagantes sobre su contribución a las dosis
diarias recomendadas de vitaminas y minerales. A menudo, esto es suficiente
para persuadir a los padres de que compren cereales, pero los beneficios de
estas contribuciones no superan el daño causado por el azúcar y los aditivos.
Sin embargo, este tipo
de marketing no se limita solo al pasillo de los niños. Un producto como
Vitaminwater puede parecer saludable, pero esas vitaminas vienen con 32 gramos
de azúcar. Irónicamente, las vitaminas de origen natural se pueden absorber dos
veces más rápido que las sintéticas, lo que significa que todo ese azúcar ni
siquiera cumple el propósito anunciado.
Ahí lo tiene: una idea
de las maquinaciones de Big Food y su búsqueda para convencerlo de que compre
productos dañinos. Ahora que se ha armado con una buena dosis de escepticismo,
¡está listo para comenzar a comprar y comer de una manera que realmente aumente
su bienestar!
¿PIENSAS QUE NO TE HAN
ENGAÑADO AÚN?
Si te ha gustado el
vídeo déjanos enseñarte otros casos algo más sencillos y que puedes encontrar
en el supermercado. Por ejemplo, la legislación actual en España (para
ajustarse a la normativa Europea) prohibe usar “Eco” o “Bio” si la producción
no es realmente biológica.
El engaño de los
productos BIO
Pero las marcas
encuentran cualquier truco, por tonto que sea (o quizás porque nos toman por
tontos) para engañarnos. Mira estos dos ejemplos:
Como no puede ser
Biocentury ahora lo llaman “Bicentury” (igual que Biofrutas, que pasó a ser
Bifrutas).
Fotografía:
Lavozdelmuro
La polémica por este y
otros casos continúa en internet e invita al consumidor a mostrarse crítico con
la descripción que las empresas hacen de sus productos.
El engaño de los
productos artesanos
Aún más polémico es el
caso de las Lays “Artesanas”. Para algunos, un caso claro de intento de engaño
tanto por su publicidad (que imita la elaboración artesanal) como la
explicación de su envase:
“Para elaborar nuestras
Lay’s Artesanas seguimos un cuidadoso método de elaboración en el que, sin ser
artesanal, sólo usamos ingredientes de gran calidad”.
Las asociaciones de
consumidores se muestran críticas y se plantean: ¿si no son “artesanales”
porqué las llamáis “artesanales”?
Fotografía:
Lavozdelmuro
La polémica se disparó
aún más cuando la marca cambió su tipografía para no aparecer como
“artesanales” sino como “artesancis” o “artesanais”, según se mire. Para
algunos expertos, se trata tan sólo un intento de protección legal pero la
Marca se defiende argumentando que:
“Lays Artesanas quería
unificar su packaging nacional con el que distribuye en Portugal, por lo que se
les encargó realizar un facing a dos idiomas, intentando que la marca del
producto fuera única. De aquí el ejercicio de doble lectura Artesanas en
castellano y Artesanais en Portugués”. Fuente
El engaño de las
bebidas para deportistas
También encontramos el
caso de bebidas “para deportistas” cuyo precio es muy superior al de bebidas
similares pero que no cuentan con ningún ingrediente o dato que científicamente
demuestre las virtudes que publicita. Por ejemplo, esta Bebida Láctea Articular
que Central Lechera Asturiana ha lanzando junto a la revista deportiva “Sport
Life”.
Fotografía:
Scientiablog
Te invitamos a ver este
completísimo artículo en el que se recogen las conclusiones tras el análisis de
esta bebida en el que a pesar de su precio (2,59€) no tiene nutrientes
diferentes al de la leche normal de esa misma marca (0,88€) excentuando el
“mobilee”, un compuesto que:
NO cuenta con ningún
estudio científico publicado riguroso (ni no riguroso) sobre su efectividad.
NO ha sido evaluado por
el Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos.
Sus ingredientes
estrella tienen informes negativos de la EFSA sobre su capacidad para ayudar a
las articulaciones.
¿No es increíble?
Por qué el etiquetado
de los alimentos es a menudo engañoso
Tratar de averiguar qué
hay en la comida que compras es como tratar de leer un idioma que no entiendes
por completo; puedes captar alguna palabra extraña aquí o allá, pero en su
mayoría son tonterías. Eso tampoco es accidental. Toda esa jerga impronunciable
oculta el hecho de que muchos productos están llenos de ingredientes
francamente desagradables.
Peor aún, la
organización encargada de prevenir esto, la Administración de Drogas y
Alimentos de los Estados Unidos, o FDA para abreviar, es prácticamente ineficaz.
De hecho, a pesar de la existencia de la FDA, la industria alimentaria
estadounidense todavía está autorregulada en gran medida.
Esto se debe a que la
FDA en realidad no tiene voz sobre si los aditivos son seguros para el consumo;
las empresas de alimentos deciden eso. Si los expertos de esas compañías
designaron una sustancia como “generalmente reconocida como segura” o GRAS , la
FDA sigue su ejemplo y agrega su sello de aprobación.
los resultados hablan
por si mismos. Cuando se fundó la FDA en 1958, los alimentos vendidos en los
supermercados y tiendas del país contenían alrededor de 800 aditivos. ¡Hoy son
más de 10,000! Cuántos de estos son realmente seguros es una pregunta abierta.
Según el Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales, hay 1.000 productos
químicos no examinados en los alimentos que los estadounidenses consumen todos
los días.
Este problema se ve
agravado por el hecho de que el etiquetado de los alimentos no es una guía
fiable del verdadero valor nutricional o del origen de los productos. Tome el
llamado Chai Tea Latte “ligeramente endulzado” de Starbucks: esta bebida de 473
mililitros contiene la friolera de 31 gramos de azúcar, el equivalente a 28
galletas Oreo. Starbucks tampoco es la única empresa que hace esto. Cualquier
producto que contenga hasta 100 gramos de azúcar puede, según la ley
estadounidense, describirse como “ligeramente endulzado”.
Luego está el adjetivo
“natural”. Suena saludable, ¿verdad? Bueno, todo lo que realmente significa es
que lo que estás comiendo o bebiendo proviene originalmente de una planta o un
animal, no que esté libre de aditivos artificiales. “Sabor natural a manzana”,
por ejemplo, no significa necesariamente que se haya agregado jugo de manzana
puro a un producto. Legalmente, podría contener 100 o más productos químicos
diferentes derivados de esta manera, dejando los verdaderos ingredientes del
producto como un misterio total para los consumidores.
Como puede imaginar,
esta situación regulatoria permite a las empresas ocultar todo tipo de verdades
desagradables. Tome Castoreum, un producto que se usa para dar a los alimentos
un sabor artificial a vainilla. ¿Su origen? ¡Una sustancia secretada cerca de
la glándula anal de un castor!
Comparte y ayudarnos a
difundir que la “ignorancia” no puede seguir siendo una excusa para nuestra
responsabilidad en la producción de alimentos.
MENTIRAS DE LA
INDUSTRIA ALIMENTARIA
Por Maria Hidalgo –
Publicada 07/08/2014
Fuente: Muhimu
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