Existen
palabras que están como a punto de nacer, pero todavía no hay suficiente
cantidad de gente que esté consciente de su ausencia. Sin embargo... un día las
entrañas de muchos se constriñen porque se está dando a luz una nueva
comprensión colectiva; y entonces la palabra, como un niño, corona de boca en
boca, cual si fuera un parto múltiple, de a cientos... de a miles... Creo ver
naciendo, así, una palabra que algún día se volverá imprescindible: deselegir.
Y es que,
generación tras generación, hemos creído elegir; elegir la vida que
construimos, nuestros quehaceres, nuestros amores, nuestras creencias…
nuestroshábitos: hábitos corporales, mentales, emocionales… hábitos. Pero un
hábito no es más que un dispositivo automático generado para que nos resulte
más sencillohabitar esta Tierra. Mas lo cierto es que eso no fue "elegir
"(aunque haya quienes vivan y mueran creyendo que sí): fue adaptarse a lo
que sentíamos que era “lo mejor”, creando defensas eficaces para sobrevivir.
Pero un día, poco a poco, la conciencia ve, y recién entonces aparece la
posibilidad de e-legir. Porque quien elige es un e-lector: un individuo que se
discierne a sí mismo de esos "implantes automáticos" y se detiene a
leer su realidad; así se da cuenta de lo obvio, asombrado de cómo no había
advertido que eso obvio lo estaba asfixiando. (Lo obvio no se ve, justamente
porque siempre está ahí, como las pestañas de nuestros ojos…)
En ese
proceso uno se palpa por dentro, se ausculta, se escucha... Y puede ser que por
un tiempo no sepa quéelegir para sí; pero, aun así, -a pesar de su confusión-,
síle advenga en cambio una contundente claridad respecto de qué es lo que
necesita deselegir lo antes posible: aquello que le hace mal a su ánimo, a su
cuerpo, a su tiempo, a su más clara hondura. Costumbres, vínculos,
automaltratos y maltratos ajenos, actitudes, destinos erróneos… Entonces es
posible que un vigor acrecentado le dé a uno la bravura suficiente como para
ejecutar ese magnífico acto que vira el timón de nuestra barca hacia su
verdadero Norte. Y así pueda deselegir. Y respirar hondo, porque habrá hecho
espacio para lo nuevo.
Y, como
en esa instancia uno se siente genuinamente fuerte (aunque a la vez sea
delicado como un lirio), ya no necesita tantas defensas: cada vez que lo
precise, elegirádesdefenderse (palabra también necesaria, que no implica quedar
indefenso, sino instalarse en la mejor condición en la que un ser humano pueda
estar: abierto a quienes valgan la pena, en afinidad con la Vida, ycontando
consigo mismo). Alguna vez lo escribí así:
Mi
armadura es la desnudez.
Mi
refugio es la intemperie.
Mi
defensa es entregarme
desprovista
de corazas.
Apoyada
en el vacío,
confío
en la incertidumbre.
Amparándome
en lo frágil
fortalezco
transparencias.
¿Y
qué hago? Hago silencio
para
que puedas oírme.
©
Virginia Gawel
Fuente:http://pensamientosensible.blogspot.com.ar/2013/08/permiso-para-deselegir.html
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